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INFORME IPCC: LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE EL BIENESTAR HUMANO Y LA SALUD DEL PLANETA ES INEQUÍVOCA

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Con algo de retraso sobre el horario previsto debido a la pandemia, el Grupo de Trabajo II del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por su siglas en inglés) ha aprobado el informe Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, su contribución al Sexto Informe de Evaluación del IPCC.


Como es habitual, durante siete años, más de trescientos autores principales, numerosos autores contribuyentes y centenares de expertos revisores han trabajado para proporcionarnos la mejor síntesis de cómo el cambio climático está afectando a todos los que habitamos el planeta Tierra. Los mensajes, aunque previstos, no pueden ser más demoledores y, no, no es alarmismo, es lo que sabemos en estos momentos.

En 2007, el Grupo de Trabajo I (el encargado de las bases físicas del clima) ya concluyó en su Cuarto Informe que “el calentamiento del sistema climático es inequívoco”, lo que fue ratificado posteriormente en el Quinto Informe, en 2013.

Ahora, las conclusiones del Grupo II de esta ronda llegan por primera vez a usar esa misma terminología para los sistemas naturales y humanos:

Hemos ido pasando de encontrar cambios importantes relacionados con el cambio climático en el Cuarto Informe, a impactos generalizados en el Quinto, a decir ahora, en el Sexto, que los impactos sobre la salud del planeta y el bienestar de todos son ya inequívocos. Y ha ocurrido esto con un calentamiento de apenas 1,1 °C.

¿Por qué aumenta el nivel de alarma de los mensajes?

Las razones que llevan al IPCC a aumentar el nivel de alarma de su mensaje son múltiples. El cambio climático observado está causando ya innumerables disrupciones en el sistema Tierra, afectando a millones de personas. Es consecuencia, entre otros, del incremento de los episodios meteorológicos extremos.

Las recientes técnicas de atribución, esto es, atribuir causa (el cambio climático) a un efecto (los episodios extremos y sus impactos) está mostrando que muchos de estos son debidos en parte al nuevo clima. En otras palabras, la probabilidad de que hubiesen ocurrido en el pasado era menor de lo que lo es ahora o, en algunos casos, no era probable. Por ejemplo, la ola de calor de Tokio en 2020 no puede ser reproducida por los modelos de clima si no se incluyen los gases de efecto invernadero.

Los daños que está causando el calentamiento global son, en algunos casos, irreversibles. Por ejemplo, el hielo perdido de los glaciares afincados en tierra no va a volver, como tampoco va a descender el nivel del mar. El aumento del nivel del mar está teniendo consecuencias desastrosas sobre las zonas costeras, donde vive casi el 40 % de la población humana. Estas zonas están viendo cómo se inundan más frecuentemente.

Por otro lado, se han producido eventos de mortalidad generalizada de árboles, incendios de magnitud desconocida, muertes de coral a una escala inimaginable y múltiples extinciones locales.

Hay en marcha una callada migración global de especies hacia los polos o hacia las montañas en busca del clima que han perdido donde vivían antes. Es como si el flautista de Hamelin hubiese puesto en marcha un plan para conducir a las especies del planeta hacia sitios más frescos.

En todas las regiones del mundo se han dado eventos de calor extremo que se han cobrado miles de vidas. Casi la mitad de la población humana experimenta falta de agua, parte de la cual está causada por el cambio climático. Esto impedirá conseguir los Objetivos del Milenio de “cero hambre” y “agua para todos”. El cambio climático está contribuyendo ya a crisis humanitarias en Asia, África y América Central.

La sociedad, víctima y verdugo

Los riesgos derivados del clima son debidos a sus peligros, pero en la generación del riesgo y el desastre intervienen factores que no son climáticos. La sociedad, con su modelo social y económico o su capacidad de gestionar los riesgos, entre otros, contribuye a la exposición y vulnerabilidad, los dos factores que cuando interaccionan con el peligro climático generan el riesgo y sus impactos.

Exposición y vulnerabilidad son mayoritariamente constructos sociales, por lo que, a la postre, los riesgos terminan siendo hijos de nuestra acción. La inequidad, la marginación, las bolsas de personas vulnerables que hay en todas las sociedades, incluidas las más igualitarias, interaccionan con el cambio climático antropogénico para aumentar sus amenazas sobre la sociedad.

Esto viene siendo así y lo seguirá siendo en el futuro si mantenemos un modelo de desarrollo que exalta la desigualdad, el exceso de quienes tienen tanto, frente a quienes ni tienen comida. Los riesgos del cambio climático aumentan conforme lo hace la desigualdad social, la inequidad, la desigualdad de oportunidades, la segregación por raza, etnia o género. Los niños, ancianos y mujeres, en particular las niñas, son más vulnerables. El cambio climático golpea más fuerte allá donde la sociedad es más débil, menos estructurada, menos resiliente, menos humana.

Impactos que se multiplican

Durante las próximas dos décadas, nos enfrentamos a riesgos crecientes por un calentamiento de 1,5 °C que hoy en día es inevitable. Los impactos se están haciendo cada vez más complejos, debido a la interacción y efectos en cascada de múltiples episodios extremos.

Más allá de las próximas dos décadas, los impactos serán varias veces mayores de lo que ya estamos sufriendo, dependiendo del nivel de calentamiento. De hecho, cada pequeño incremento de temperatura global por encima de 1,5 °C supone aumentos discernibles en sus impactos. Por ejemplo, si el 90 % de las especies enfrenta riesgos de extinción para un calentamiento de 1,5 °C, ese riesgo se multiplicaría si llegásemos a 3 °C, que es la senda aproximada que estamos siguiendo en estos momentos.

El cambio climático continuará minando la seguridad alimentaria de millones de personas. Con un calentamiento de 2 °C esta seguridad se verá comprometida en el África subsahariana, Asia del Sur, América Central o pequeños países isla, con riesgo cierto de malnutrición. A nivel mundial, un millardo de personas que viven en zonas costeras bajas pueden verse afectadas por el incremento del nivel del mar.

Acción y adaptación

Aunque la adaptación al cambio climático está en marcha, en la mayoría de los países no ha pasado de la fase de preparación. La brecha entre lo que se necesita hacer y lo que se está haciendo sigue siendo desesperadamente amplia y al ritmo actual de implantación no hará sino aumentar.

En cada sector, en cada región, hay opciones efectivas de adaptación que pueden reducir o minimizar el daño por el cambio climático. No obstante, la capacidad de disminuirlo decrece con el calentamiento. En otras palabras, cuanto más nos calentemos menores son las opciones para minimizar sus impactos.

Se pueden implantar medidas para reducir los insumos y ser menos dependientes de elementos que pueden hacerse escasos. El exceso de consumo y el tipo de dieta, con sus altas demandas en tierra y agua para carne y productos lácteos, supone competición por tierra y agua, disminuyendo las opciones de gestionar la escasez.

Disponer de sistemas de salud robustos, universales, con sistemas de alerta temprana ante enfermedades u otros riesgos para la salud humana es una de esas medidas en las que “todos ganan”, que nos ayudará a hacer frente al cambio climático.

El IPCC nos dicen también que “cualquier nuevo retraso en la acción concertada mundial perderá la breve ventana que, además, se cierra rápidamente para asegurar un futuro habitable”. En otras palabras, hay tiempo para actuar y evitar impactos mayores, pero es corto, muy corto. Hay que incrementar la ambición por detener el calentamiento y hacer que las emisiones de los gases de efecto invernadero empiecen a descender ya, no a disminuir su tasa de aumento, sino a disminuir de forma efectiva.

Tener un planeta saludable es crítico para poder adentrarnos en tendencias de desarrollo sostenible que sean resilientes a nuestros excesos. Es hora de pensar que sin un planeta saludable todos sufriremos. Hemos de liberar una parte del planeta de la presión extrema a lo que lo sometemos.

Hasta ahora, protegemos menos del 15 % de la tierra, el 18 % de los sistemas acuáticos continentales y el 8 % del océano. Mejorar nuestra resiliencia planetaria requiere proteger no menos del 30-50 % de los sistemas terrestres, dulceacuícolas y oceánicos. Debemos revertir una tendencia que nos aboca al desastre, y lo debemos hacer para poder vivir mejor.


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FELICES FIESTAS PATRIAS

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«Un homenaje a la pasión y tradición chilena: Fiestas Patrias 2024»


Las Fiestas Patrias de Chile son una celebración vibrante y emotiva que nos recuerda la riqueza cultural y la historia de nuestro país. Durante estos días, Chile se viste de colores, música y tradición, demostrando la pasión y el orgullo de ser chileno.

La fiesta comienza con el tradicional «Dieciocho» el 18 de septiembre, un día lleno de comida típica, bailes folclóricos y reuniones familiares. Los parques y plazas se llenan de gente, mientras los sonidos de la cueca y el huaso nos transportan a una época de tradición y autenticidad.

El 19 de septiembre, Día del Ejército, se rinde homenaje a los héroes que lucharon por nuestra independencia. La parada militar y los desfiles patrióticos nos recuerdan la valentía y el sacrificio de nuestros antepasados.

Las Fiestas Patrias son un momento para reconnectarnos con nuestras raíces, compartir con la familia y amigos, y celebrar la chilenidad en todo su esplendor. ¡Viva Chile!

«¡Chile, está de fiesta! ¡Únete a la celebración!»


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EL CAMBIO CLIMÁTICO Y SU IMPACTO EN LA BIODIVERSIDAD: UN DESAFÍO GLOBAL

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El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos de los problemas más apremiantes que enfrenta nuestro planeta en la actualidad.


Estos fenómenos están entre los más relevantes y sus efectos se extienden a todos los rincones del globo, afectando ecosistemas, especies y, en última instancia, a la humanidad misma.

¿Cómo se Produce el Cambio Climático?

El cambio climático es principal el resultado de la actividad humana, en particular la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. Los principales GEI incluyen el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el otro nitroso (N2O). Estas emisiones provienen principalmente de:

  1. La quema de combustibles fósiles para energía y transporte
  2. La deforestación y cambios en el uso del suelo
  3. La agricultura intensiva y la ganadería
  4. Procesos industriales

Estos gases atrapan el calor en la atmósfera terrestre, lo que lleva a un aumento gradual de la temperatura global. Este fenómeno, conocido como calentamiento global, es el motor principal del cambio climático.

Efectos del Cambio Climático sobre el Medio Ambiente y la Planeta

El cambio climático tiene efectos sobre nuestro planeta:

  1. Aumento del nivel del mar: El retraso de los glaciares y la expansión térmica de los océanos está elevando el nivel del mar, amenazando a las comunidades costeras y los ecosistemas marinos.
  2. Eventos climáticos extremos: Se observa un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos como huracanes, tormentas, incendios, olas de calor e inundaciones.
  3. Alteración de los patrones climáticos: Los cambios en las temperaturas y las precipitaciones afectan los ciclos naturales de las estaciones, alterando los patrones migratorios y los ciclos de vida de muchas especies.
  4. Acidificación de los oceános: La absorción de CO2 por los oceános está cambiando su química, amenazando a los organismos marinos como los corales y los moluscos, que dependen del equilibrio químico para sobrevivir.
  5. Deshielo del permafrost: Se produce como un proceso gradual, comenzando en la superficie de hielo y aumentando paulatinamente en profundidad, al ir derritiéndose libera más GEI. y otros gases inertes. Esto puede contribuir al calentamiento global, ya que el metano es un gas caliente 28 veces más efectivo que el dióxido de carbono.

Foto de Francesco Ungaro: / Pexels.com

Impacto en la Biodiversidad

La biodiversidad, que comprende la variedad de vida en la Tierra en todos sus niveles, desde genes hasta ecosistemas, está siendo severamente afectada por el cambio climático:

  1. Extinción de especies: Muchas especies no pueden adaptarse al ritmo de cambio de las condiciones climáticas, lo que llega a su extinción.
  2. Alteración de hábitats: Los cambios en temperatura y precipitación modifican los ecosistemas, forzando a las especies a migrar o adaptarse.
  3. Desincronización ecológica: Los cambios en los ciclos nacionales pueden desacoplar relaciones cruciales entre especies, como la polinización o la disponibilidad de alimento.
  4. Propagación de especies invasoras: Las nuevas condiciones climáticas pueden favorecer la expansión de especies invasoras, desaplazando a las nativas.
  5. Pérdida de servicios ecosistémicos: La alteración de los ecosistemas afecta servicios cruciales como la polinización, la purificación del agua y la regulación del clima.
Como Disminuir el Efecto del Cambio Climático

Para mitigar los efectos del cambio climático y proteger la biodiversidad, es necesario un enfoque multifacético:

  1. Reducción de emisiones de GEI: Transición a energías renovables, mejora de la eficiencia energética y promoción de transporte sostenible.
  2. Conservación y restauración de ecosistemas: Protección de bosques, humedales y otros ecosistemas clave para la captura de carbono y la biodiversidad.
  3. Agricultura sostenible: Implementación de prácticas agrícolas que reducen las emisiones y preservan la biodiversidad.
  4. Economía circular: Fomento del reciclaje, la reutilización y la reducción del consumo para minimizar el impacto ambiental.
  5. Educación y conciencia: Informar y educar a la población sobre la importancia de la acción climática y la conservación de la biodiversidad.
  6. Políticas e incentivos: Implementación de regulaciones e incentivos económicos que fomenten prácticas sostenibles en todos los sectores.
  7. Investigación y desarrollo: Inversión en tecnologías limpias y en la comprensión de los ecosistemas y la biodiversidad.
  8. Cooperación internacional: Colaboración global para abordar un problema que trasciende fronteras.

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son hechos interconectados que requieren una acción urgente y coordinada. Cada individuo, comunidad, empresa y nación tiene un papel que desempeñar en la protección de nuestro planeta y su rica diversidad biológica. Solo con esfuerzos colectivos y sostenidos podremos esperar mitigar los efectos del cambio climático y preservar la asombrosa variedad de vida que hace de la Tierra un planeta único en el universo conocido.


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IMPACTO DEL TRANSPORTE RODADO SOBRE EL CONSUMO DE MINERALES Y METALES CRÍTICOS: ¿HACIA DÓNDE VAMOS?

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Al evaluar el impacto o sostenibilidad ambiental de productos y procesos, es habitual abordar esta problemática únicamente de forma parcial. A veces, solo desde la huella de carbono (relacionada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: acción por el clima). Otras aproximaciones evalúan también la huella hídrica (relacionada con el ODS 6: agua limpia y saneamiento) y un número reducida de ellas incluye otros impactos ambientales como la acidificación, la eutrofización o, de forma agregada, los daños en la salud de las personas (relacionados, entre otros, con el ODS 3: salud y bienestar).

No obstante, es menos frecuente abordar el consumo de recursos minerales y metálicos, finitos en nuestro planeta y que la humanidad no va a tener a su alcance durante toda la eternidad.

El informe Global Resources Outlook 2024, de Naciones Unidas, advierte que la extracción global de materiales se ha triplicado en los últimos 50 años, y se espera que en 2060 crezca un 60 % respecto a 2020. La tasa de agotamiento de estos recursos está siendo particularmente alta, lo que representa una preocupación significativa para la sostenibilidad a largo plazo de la economía global.

Esta problemática está directamente relacionada con cómo producimos, pero también con qué y cómo consumimos, y durante cuánto tiempo lo utilizamos. Así queda reflejado en la Agenda 2030, en el ODS 1: producción y consumo responsables y, en concreto, en su meta 12: lograr el uso eficiente de los recursos.

Este impacto está provocado por:

  • Las materias primas necesarias para la fabricación de los materiales que constituyen los productos que consumimos.
  • Cómo se fabrican esos productos.
  • Durante cuánto tiempo empleamos ese producto.
  • Cómo se gestiona durante su vida útil (mantenimiento) y al final de la misma: reparar, sustituir o reutilizar componentes, recuperar materiales, reciclar u otras formas de valorizar tienen una importante influencia sobre este consumo.

A nivel europeo, de acuerdo con la herramienta Consumption Footprint Tool de la Plataforma Europea de Análisis de Ciclo de Vida, en el año 2021 el sector del transporte supuso el 34,4 % del consumo del recurso mineral/metálico. Se convierte así en el segundo sector contribuyente, por detrás de los aparatos eléctricos y electrónicos, que tienen una contribución del 44,4 %.

El impacto del sector transporte

De acuerdo con estos datos y ante la penetración de distintas tecnologías y fuentes energéticas en el sector del transporte, merece la pena preguntarse cómo pueden condicionar este impacto en los próximos años. Para ello hemos llevado a cabo una revisión bibliográfica (no publicada previamente) de artículos científicos sobre el consumo de recursos de vehículos de combustión y eléctricos publicados en los últimos 6 años. De dicho análisis se han obtenido algunas evidencias:

  • Los vehículos eléctricos de batería podrían incrementar el consumo del recurso un 16-50 % respecto a los vehículos de combustión interna. Estas variaciones están condicionadas por la forma en la que se genere la electricidad; algunas formas pueden provocar un alto impacto en el consumo de este recurso (caso de la energía solar fotovoltaica).
  • Los vehículos híbridos presentarían un impacto un 10-20 % inferior a los de batería y los híbridos enchufables, un 10 % superior. Los vehículos de célula de combustible con hidrógeno podrían presentar mayores impactos que los de batería debido a los materiales empleados en la fabricación de las propias pilas de combustible.
  • En los vehículos eléctricos de batería la contribución del ciclo de vida del vehículo (fabricación, mantenimiento y gestión al final de vida útil) podría suponer el 97 % del impacto total, siendo el ciclo de vida de la fuente energética (producción y consumo de esta) responsable del 3 %. Estas contribuciones están condicionadas por cómo se genera la electricidad que alimenta a estos vehículos. En los vehículos de combustión interna, la contribución del ciclo de vida del vehículo está en torno al 85 %.
  • Entre los elementos que presentan una mayor contribución, la batería puede llegar a suponer el 70 % del impacto en los vehículos eléctricos de batería y el 45-50 % en los híbridos enchufables.
Materias primas críticas para fabricar baterías

La fabricación de las baterías se presenta entonces como un reto a resolver no sólo desde el punto de vista ambiental, sino también desde el económico y social. El previsible incremento de consumo de materiales debido a su producción es una de las razones por las cuales la Unión Europea (UE) ha promovido la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales.

Se identifican 34 materias primas críticas, escasas a nivel mundial y esenciales para la economía europea; 17 de ellas, estratégicas. El litio, el cobalto y el níquel que se utilizan para la fabricación de las baterías están dentro de este marco, junto con otros metales básicos como el aluminio y el cobre, y otros de usos más específicos como el galio (en paneles solares), el boro (en tecnologías eólicas) y el titanio y el wolframio (en el sector espacial y de defensa).

Esta ley pretende reforzar las capacidades de la UE a lo largo de todas las fases de la cadena de valor, aumentar la resiliencia reduciendo la dependencia y promover la sostenibilidad y circularidad de la cadena de suministro. Así, establece los siguientes pilares:

  • Fijar prioridades. El 10 % de las necesidades de la UE deben cubrirse con la extracción de recursos propios, el 40 % con la transformación y el 15 % con el reciclado.
  • Desarrollar las capacidades europeas. Reforzar su cadena de valor de materias primas, de la minería al refinado, pasando por la transformación y el reciclado.
  • Mejorar la resiliencia. Creación de reservas estratégicas y fomento de la inversión y el comercio sostenibles.
  • Invertir en investigación, innovación y capacidades. Apuesta por tecnologías de vanguardia en este ámbito.
  • Promover una economía de materias primas fundamentales más sostenible y circular. Promoción del reciclado, fomentando avances en la reducción de los efectos adversos sobre los derechos laborales y la protección de la salud de las personas y del medio ambiente.

Ante la penetración esperable de los vehículos eléctricos, si bien pueden desempeñar un papel importante en la mitigación del cambio climático (si la electricidad que consumen se genera con fuentes renovables), su consumo de recursos naturales se presenta como un reto a resolver no sólo desde el punto de vista ambiental, sino también social y económico.


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HUMEDALES, EFICACES PARA LIMPIAR ANTIBIÓTICOS EN EL TRATAMIENTO DE AGUAS RESIDUALES

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Un nuevo estudio muestra que las soluciones basadas en la naturaleza son más efectivas que las tecnologías convencionales para eliminar estos medicamentos y los genes de resistencia antimicrobiana de las aguas residuales.


La contaminación por antibióticos en aguas residuales urbanas e industriales es un problema creciente, especialmente en el sur de Europa, donde el elevado consumo de estos fármacos y la escasez de agua agravan la situación.

Un estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y del Karlsruhe Institute of Technology (KIT) revela que las soluciones basadas en la naturaleza, como los humedales construidos, se perfilan como tecnologías eficaces en la mejora de la calidad del agua y la reducción de contaminantes emergentes.

En este trabajo, publicado en la revista Water Research, se ha evaluado a escala real, en el río Besós y en Can Cabanyes (Barcelona), la eficacia del uso de dichas soluciones, como técnicas de tratamiento terciario de aguas residuales para eliminar estos medicamentos y genes de resistencia a los antimicrobianos, en comparación con los tratamientos convencionales.

El estudio ha revelado que los humedales construidos de flujo superficial eliminan de promedio un 88 % de los antibióticos presentes, mientras los de flujo subsuperficial horizontal un 69 %, lo que supera significativamente a las tecnologías convencionales que combinan filtración con arenas, la desinfección por luz ultravioleta (UV) y cloración, que eliminan entre un 36 y un 39 %.

Avance en la protección del medio ambiente

Con respecto a los genes de resistencia a los antibióticos, los sistemas de depuración convencionales ya ofrecían una reducción del 99 %. Sin embargo, los humedales han demostrado la capacidad de eliminar hasta el 99,9 % en ambos ciclos estacionales evaluados (verano e invierno).

“Los humedales construidos son sistemas de depuración que degradan los materiales que se encuentran en las aguas residuales a través de procesos físicos, químicos y biológicos que se dan en la naturaleza. Así, las plantas de los humedales liberan oxígeno y otras sustancias químicas a través de la raíz, generando una rizosfera que favorece la presencia de microorganismos específicos que aceleran la biodegradación de los contaminantes”, señala el equipo investigador.

Asimismo, el estudio ha puesto de manifiesto que estas soluciones naturales también disminuyen el riesgo de impacto toxicológico en los ecosistemas hasta un promedio del 70 %, frente al escaso 6 % alcanzado por las tecnologías convencionales. “Estos hallazgos revelan un avance prometedor en la protección del medio ambiente y la salud pública”, señala Víctor Matamoros, investigador del IDAEA y autor principal del estudio.

“Los resultados subrayan la importancia de implementar tecnologías de tratamiento más sostenibles en el sector de aguas residuales, ya que contribuyen a minimizar el vertido de antibióticos y genes de resistencia antibiótica en las masas de agua superficiales, protegiendo a los ecosistemas acuáticos y combatiendo la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos”, añade.

La importancia de los humedales

“De los 22 antibióticos analizados, 13 fueron detectados en todas las muestras de agua, con concentraciones que oscilaban entre 2 y 1.200 ng/L. La azitromicina, utilizada para tratar infecciones de las vías respiratorias superiores o de los órganos reproductivos, y el sulfametoxazol, empleado en combinación con el trimetoprim, para tratar infecciones del tracto urinario, fueron los más abundantes. Estos datos coinciden con el uso extensivo de estos antibióticos y su baja eliminación en las estaciones depuradoras de aguas residuales”, apunta Edward Jair Pastor, investigador en formación del IDAEA.

El estudio también evidencia que el uso de estos humedales cambia positivamente el perfil del agua, aumentando su calidad, ya que genera una microbiota más alineada con los ecosistemas naturales y, por consiguiente, reduciendo el impacto en ríos y rieras. Sin embargo, las tecnologías convencionales no muestran diferencias sustanciales en la composición de las comunidades microbiológicas afectadas por las aguas residuales.

Los humedales se presentan como una alternativa viable para su aplicación generalizada y alineada con los objetivos globales de calidad del agua y conservación de los recursos naturales

Víctor Matamoros (IDAEA)

Los humedales, por lo tanto, no son solo eficaces, sino esenciales para las futuras estrategias de gestión de las aguas residuales. Así, este estudio allana el camino para potenciar el uso de soluciones basadas en la naturaleza como puente entre las estaciones depuradoras de aguas residuales existentes y el medio receptor, lo que favorece el buen estado químico y ecológico de las masas de agua superficial.

“Los humedales se presentan como una alternativa viable para su aplicación generalizada y alineada con los objetivos globales de calidad del agua y conservación de los recursos naturales”, concluye Matamoros.

Referencia:

Edward J. Pastor-Lopez et al. ‘Nature-based solutions for antibiotics and antimicrobial resistance removal in tertiary wastewater treatment: Microbiological composition and risk assessment’. Water Research (2024).


Fuente/Agencia Sinc (SINC)
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ACABAMOS CON LOS MITOS DEL SOL EN VERANO: EL BRONCEADO SALUDABLE NO EXISTE

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Ni la piel se acostumbra al sol, ni tomar betacarotenos evita usar fotoprotección. Exponerse al sol sin estas cremas envejece la piel, favorece la aparición de manchas y, lo que es peor, daña el ADN, con el riesgo de desarrollar cáncer incluso años después. Ojo, ni siquiera ellas evitan por completo el peligro.


Desde principios del siglo pasado, lucir una piel bronceada ha sido sinónimo de belleza en casi todas las culturas. Pero por muy estético que parezca, “estar moreno es señal de daño solar acumulado y, por tanto, de un mayor riesgo de cáncer de piel”. Así de tajante se muestra Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón.

Explica el motivo Javier Antoñanzas, dermatólogo de la Clínica Universidad de Navarra: “El color dorado de la piel que tanto gusta no es otra cosa que una forma de defensa de nuestro cuerpo frente a la radiación solar. Lo promueven las células que dan color a la piel, los melanocitos”. Es la huella de una agresión a la piel, por lo que “realmente no existe un bronceado que sea saludable”.

El color dorado de la piel que tanto gusta no es otra cosa que una forma de defensa de nuestro cuerpo frente a la radiación solar. Lo promueven las células que dan color a la piel, los melanocitos 
 
Esto contrasta con algunos mensajes en las redes sociales, que obvian lo que años de investigación y práctica clínica han puesto de manifiesto: la exposición solar intensa es la que más se relaciona con el desarrollo de cánceres cutáneos, entre ellos el melanoma, potencialmente mortal dada su mayor probabilidad de propagación a otras partes del cuerpo si no se detecta a tiempo.

De hecho, los cánceres de piel son los más comúnmente diagnosticados en todo el mundo, según recoge la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC).

La piel no se «acostumbra» al sol

Una de las informaciones relacionadas que más circulan por redes es el concepto de callo solar como una forma de tolerancia de la piel. Y es totalmente falso: “Exponernos al sol progresivamente y sin fotoprotección solo va a ocasionar envejecimiento prematuro y daño que, a largo plazo, puede traducirse en cáncer”, insiste Antoñanzas.

Algunos mensajes en redes sociales obvian lo que años de investigación y práctica clínica han puesto de manifiesto: la exposición solar intensa es la que más se relaciona con el desarrollo de cánceres cutáneos

Lo que ocurre más bien es que la piel se defiende de las radiaciones solares creando una pantalla de pigmentación más oscura, que mitiga lo que los rayos ultravioleta producen en el ADN, en especial los B (UVB). Dicho coloquialmente, “los rayos UVB rompen el ADN”, apunta José Aguilera, coordinador del Grupo Español de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Por eso los expertos valoran que la piel tiene ‘memoria’, y con los años pasará la factura del tiempo de sol acumulado sin protección. “Una quemadura solar produce un eritema o enrojecimiento. Luego esa piel se descama, en algunos casos pueden aparecer ampollas, pero habitualmente es algo transitorio y después recobra la apariencia de una piel normal, como si no hubiésemos tenido nada”, matiza Aguilera.

La exposición solar daña el ADN

Aunque no podamos percibirlo, junto con esos daños pasajeros, la luz ultravioleta del sol va dejando huella en el ADN de los melanocitos: “Provoca la formación de dímeros de pirimidina, unas mutaciones que se van acumulando. Y cuando ya se rebasa un cierto umbral, puede aparecer el cáncer de piel”, indica Antoñanzas.

Los dímeros de pirimidina son lesiones moleculares que desestabilizan la estructura del ADN, abriendo huecos que impiden que se replique correctamente a la hora de renovar las células de la piel, como recogía un estudio publicado en la revista Science Advance en 2021.

Hay también un mayor riesgo de melanoma en las personas que usan rayos UVA artificiales, como las cabinas de bronceado

Cuando esos daños producidos por la radiación solar superan la capacidad del organismo para repararlos, las mutaciones hacen que los melanocitos pierdan el control de su capacidad de multiplicarse. Si esta proliferación no es detenida por las propias células, o si el sistema inmunitario no es capaz de detectarlas y destruirlas, aparecerá un melanoma.

Hay también un mayor riesgo de melanoma en las personas que usan rayos UVA artificiales para broncearse. “Las cabinas de bronceado pueden emitir radiación UV de 10 a 15 veces superior a la solar. Su uso, y especialmente en población joven, se ha asociado con un incremento significativo en el riesgo de melanoma años después. La Organización Mundial de la Salud las clasifica como un agente causante de cáncer”, advierte Echavarría.

Nada suple al fotoprotector

Otros mensajes lanzados en la redes indican que los betacarotenos incluidos en algunos alimentos, como las zanahorias, pueden defender la piel del sol. “Es cierto que los betacarotenos tienen un efecto antioxidante. En cierto modo pueden ayudar a estar algo más protegidos, pero desde luego en ningún caso reemplazarían a la fotoprotección que proporcionan las cremas solares”, aclara Antoñanzas.

Pese a que en las redes sociales dan recetas para fabricar cremas solares “caseras” a base de zanahoria y aguacate con adición de ciertos minerales, a las que se califica de más naturales y se les asigna un factor de protección en algunos casos de 50, lo más seguro es recurrir a los productos de venta en farmacia que han sido debidamente testados y probados dermatológicamente.

Los primeros minutos de la exposición solar vamos a estar igual de protegidos con un factor más o menos alto. Pero cuanto más bajo sea el factor de protección, más frecuentemente habrá que renovarlo

Javier Antoñanzas (Clínica Univ. Navarra)

 De hecho, los expertos recomiendan un factor de protección alto. El número FPS que figura en el envase de los fotoprotectores indica el tiempo que la aplicación del producto retrasa la aparición de una quemadura.

“Los primeros minutos de la exposición solar vamos a estar igual de protegidos con un factor más o menos alto. Pero cuanto más bajo sea el factor de protección, más frecuentemente habrá que renovarlo. Y como nos cuesta volver a aplicar el fotoprotector, habitualmente recomendamos utilizar un factor 50. Y si hay antecedentes familiares de tumores en la piel, mejor un factor 100”, continúa.

La paradoja de la protección solar

Eso sí, llevar fotoprotector no debe animarnos a tomar más el sol. Algunos expertos advierten de esta tendencia engañosa a la que llaman la ‘paradoja de la protección solar’, según la cual el uso creciente de cremas se correlaciona con una mayor exposición, porque genera una engañosa sensación de seguridad, como advertía un artículo publicado el año pasado en la revista Cancers.

Después del periodo estival, en el que la piel ha recibido una ración extra de sol, no está de más acudir al dermatólogo para comprobar que no ha sufrido daños

Es más, después del periodo estival, en el que la piel ha recibido una ración extra de sol, no está de más acudir al dermatólogo para comprobar que no ha sufrido daños. Pero hay que dejar pasar un tiempo, porque la exposición solar estimula la pigmentación de los lunares, incluso en algunos casos estimula su crecimiento y puede inducir a error en la evaluación.

De octubre a mayo es, según los especialistas, el mejor momento para acudir al dermatólogo y reducir las altas tasas de tumores ocasionados por el sol. Según datos de la SEOM, se estima que este año se diagnosticarán más de 7.800 casos de melanoma en España.


Fuente/Agencias Sinc
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