WWF busca que socios chilenos tomen parte en la conservación de la biodiversidad

Organismo busca lograr 10 mil socios como parte de su plan a 2020 para el país. La meta es proteger ecosistemas de la ecorregión valdiviana y los mares de Chile.

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El panda que caracteriza el logo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) surgió en 1961, junto a su fundación e inspirado en Chi Chi, un ejemplar que llegó al zoo de Londres y que generó discusiones sobre la amenaza de la desaparición del animal. Entonces la WWF se llamaba Fondo Mundial para la Vida Silvestre, lo que cambió en 1986 cuando el movimiento comenzó a vincularse con problemas que iban más allá de la conservación animal. “Como toda las cosas buenas, la organización fue midiendo su impacto y dándose cuenta de que si uno salva al tigre o a la ballena es porque alguien la necesita, cada una de estas especies tiene su propio ecosistema. Entonces cambia el enfoque; es importante el oso polar o el elefante como símbolo, pero porque son los símbolos de algo más profundo: la salud del planeta”, dice Yolanda Kakabadse, presidenta de WWF Internacional.

La organización llegó a Chile en 2002 y, asentados en Valdivia, se centraron en la conservación de los bosques de la zona, pero a poco andar se expandieron por la Patagonia marina, dice Ricardo Bosshard, director de la ONG en Chile, lugar donde llegan cetáceos como la ballena azul, que quieren proteger, pero donde también están instaladas salmoneras y pesquerías.

En su nuevo plan estratégico 2016-2020 -presentado ayer-, la organización incluye el trabajo por la conservación de los mares en todo Chile, en pro de la pesca sustentable. Pero también un nuevo objetivo: lograr que la ONG deje de depender del fondo internacional, sino que sean los chilenos quienes se incorporen como socios. “Queremos 10 mil socios chilenos, que donen  el promedio mundial de 50 dólares, y que sean nuestro principal financiamiento”, dice Bosshard.

WWF en Chile normalmente aplica a fondos de gobierno y otros acuerdos, como licencias (con Torre para cuadernos), para financiar su trabajo, además del apoyo de empresas en iniciativas como La Hora del Planeta. Pero a nivel mundial WWF tiene 5,5 millones de socios, que aportan el 60% de su financiamiento.

En Chile tiene cerca de 100, y ahora se enfocarán en conseguir más. “Queremos lograr que los chilenos se hagan cargo de la conservación en el país. Hoy existe suficiente interés, una sensación de de que tenemos que hacernos cargo de la conservación y no esperar que de afuera lo hagan. A eso queremos apelar”, indica.

Iniciativas locales

La meta es invertir más de 15 millones de dólares a 2020, en un plan que, además de la conservación de los ecosistemas marinos, forestales y dulceacuícolas prioritarios en Chile -para hacerlos saludables hacia 2050-, y de la reducción de la huella ecológica; incluye una nueva estrategia de comunicación y transparencia. Pretenden que, además de campañas globales como La Hora del Planeta, se hagan iniciativas locales, como las que ya realizan para sensibilizar por el uso de bolsas plásticas, eficiencia energética o la pesca ilegal.

El plan busca, por ejemplo, que a 2020, 100 mil hectáreas de bosques estén protegidos y que se tomen medidas para proteger ecosistemas sensibles y de importancia como el golfo del Corcovado, donde llega la ballena azul.

Para empezar y en el marco de la conferencia Our Ocean, la organización, junto al gobierno, la U. Austral y seis empresas salmoneras presentaron un acuerdo de producción limpia (APL) para implementar un sistema de monitoreo de ballenas azules y otros grandes cetáceos en el lugar, una de las zonas más importantes del hemisferio sur para la alimentación y crianza de la especie. Además, acordaron con las empresas la adopción de prácticas productivas salmoacuícolas que favorezcan la conservación del ecosistema, así como la prevención y mitigación de impactos en las zonas donde están instaladas.

Fuente:La Tercera 
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