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Verdades Incómodas

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Por Marcelo Mena, ingeniero ambiental, director del Centro de Sustentabilidad de la UNAB.

Limpiamos el aire y tenemos normas porque queremos proteger la salud de las personas. En las décadas pasadas se hicieron estudios que relacionaban los efectos de salud de contaminantes como el material particulado o el dióxido de azufre porque cuando estos estaban en niveles altos la gente aumentaba la mortalidad prematura y enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Se correlacionó que a más concentración de contaminantes como el PM10, más impactos a la salud había.  Luego empezamos a medir PM2.5, una fracción más fina, y nos encontramos que la relación entre partículas finas y salud era aún más estrecha. Pero estas correlaciones basadas en estadísticas inespecíficas, y mediciones en estaciones de monitoreo de referencia, generalmente lejos de fuentes de contaminación.

Pero la gente no vive en sitios de referencia. Están mucho más cerca de tubos de escape, chimeneas, y cosas que se queman

Recientes avances en la tecnología de medición han hecho que hoy podamos tener equipos portátiles con los que podemos estimar laexposición de una persona a lo largo de su día. Y a pesar de que hay gente que puede vivir en la misma comuna, se pueden exponer a niveles de contaminación muy dispares. Una estación de monitoreo con contaminación alta nos dice que en la región que representa los efectos en salud serán más altos, pero no quiénes sufrirán esos efectos. Hay estudios que muestran que personas individuales que se exponen a concentraciones agudas de partículas sufren de efectos agudos a la contaminación.  Estas partículas directamente emitidas no pesan mucho, pero sí se puede medir su número, mediante contadores de partículas.  Están entre 20 a 100 nm, y se les llama partículas ultrafinas. Sería el PM0.1, unas  100 o más veces más chicas que el PM10 del que nos hemos preocupado por décadas.  Normarlas es un tremendo desafío y se discute exhaustivamente a nivel internacional cómo abordar el problema. Porque el número de partículas al que estamos expuesto baja rápidamente mientras nos alejamos de las fuentes directas.   A diferencia de las estaciones de monitoreo, que representan las concentraciones de kilómetros a la redonda, un medidor de contaminación de partículas ultrafinas probablemente es reflejo de un patio, una calle, una cuadra, o un túnel.

“Y a pesar de que hay gente que puede vivir en la misma comuna, se pueden exponer a niveles de contaminación muy dispares. Una estación de monitoreo con contaminación alta nos dice que en la región que representa los efectos en salud serán más altos, pero no quiénes sufrirán esos efectos”

Si no  hay norma, el problema no desaparece. Y si la gente se puede potencialmente exponer a altos niveles de contaminación tiene todo el derecho de saberlo.  Y quizás causamos alarma hace un par de meses cuando hicimos un artículo para un diario sobre la contaminación en túneles, el que fue cuestionado por autoridades que no conocían sobre el tema.  El túnel no es más que el caso extremo de lo que sabemos hace tiempo: no todos los vehículos contaminan lo mismo. Existen unos cuántos vehículos que contaminan por 100 o más, y esos son los que empeoran la calidad de aire de las calles o túneles. En particular los vehículos diesel sin filtro de partículas.  La esperanza es que la solución tecnológica existe. Los nuevos vehículos diesel Euro V con filtro son tan limpios como cualquiera que circula  que circula por la calle. Y los filtros de partículas instalados en los buses del Transantiago han disminuido en 90% sus emisiones.  Pero debemos limpiar a los vehículos a los que no se les exige mucho. Camiones pesados, livianos, furgonetas, camionetas que vemos tirando humo día a día.  Y si no los limpiamos no los podemos dejar que circulen por zonas donde hay mucha gente. El Centro. Sanhattan.  Colegios. Y por cierto, túneles, en las horas de alta congestión.

“El túnel no es más que el caso extremo de lo que sabemos hace tiempo: no todos los vehículos contaminan lo mismo. Existen unos cuántos vehículos que contaminan por 100 o más, y esos son los que empeoran la calidad de aire de las calles o túneles. En particular los vehículos diesel sin filtro de partículas”

Hemos librado una lucha incansable contra el humo de cigarro, y estamos ganando la pelea. Sin embargo, ¿por qué el cigarrillo es tan nocivo? Porque a pesar de lo tóxico que es, posee ciertas cualidades que nos hace querer más, por la adicción a la nicotina. Sin embargo el humo de cigarrillo es igual de tóxico que cualquier proceso de combustión. Si miramos el humo de una chimenea, carbón, leña, o diesel nos encontraremos con los mismos componentes que son viejos conocidos en la lucha contra el cáncer.  Hidrocarburos aromáticos policíclicos asociados a partículas, metales pesados, formaldehído, nitrosaminas. Nada nuevo.  A tal punto que la OMS declaró que el humo de diésel es tan cancerígeno como el plutonio, cigarrillo y arsénico.

“el humo de cigarrillo es igual de tóxico que cualquier proceso de combustión. Si miramos el humo de una chimenea, carbón, leña, o diesel nos encontraremos con los mismos componentes que son viejos conocidos en la lucha contra el cáncer”

El Gobierno ya ha avanzado mucho en esto, trabajando en la definición de Zonas de Baja Emisión, y la esperada Zona Verde, que implementará vehículos y buses eléctricos en el casco histórico de Santiago, aunque el tranco se ha debilitado en años recientes. La Contraloría recientemente se pronunció de hecho que el Ministerio de Transporte no ha hecho nada para implementar la entrada de camiones ultra contaminantes al Anillo de Américo Vespucio. Se puede seguir con otras opciones simples, como ponerle condiciones a los vehículos ultracontaminantes para circular cerca de colegios o zonas congestionadas. No permitir que se pongan generadores contaminantes entre personas que van a conciertos, de esos que nos gusta asistir durante la primavera.  O prohibir que los vehículos de reparto dejen encendido el vehículo innecesariamente, contaminando y gastando combustible al mismo tiempo.

Abordar este problema es un desafío, que nos presenta una verdad incómoda. Nuestro trabajo en la UNAB ha incomodado a fumadores, camioneros, choferes de bus, furgones escolares, vendedores de estufas a kerosene, e incluso a los ciclistas. Ricarte Soto al saber que el diesel es considerado un cancerígeno leyó una carta en TVN sobre su caso. El contrajo cáncer por fumar. Y existen muchos casos de cáncer al pulmón en Chile por gente que nunca fumó. Cuando estamos en un taco estamos respirando el tubo de escape de nuestros vecinos.  Es por eso que debemos como sociedad trabajar para que ese tubo de escape no exista, o sea lo más limpio posible.  Podemos excusarnos que la norma no existe.  O podemos enfrentar la contaminación por partículas ultrafinas, que sabemos son cancerígenas.

Por Marcelo Mena, ingeniero ambiental, director del Centro de Sustentabilidad de la UNAB.

Fuente: voces.latercera

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