Una vez que hemos tirado la basura, muchas veces olvidamos que todo lo que acabamos de desechar tiene que ir a alguna parte. No muchas personas saben exactamente dónde va, cómo se destruye o en qué lugar puede terminar, si no se emplean las vías adecuadas de reciclaje o reutilización.
El ciclo de vida de los residuos comienza en cada casa, empresa, oficina, etc. Ya que todos los individuos generamos una cantidad importante de la misma cada día: restos de comida, envases, papeles, etc. De cada uno de nosotros depende depositarlos de forma responsable en los contenedores para que sean reciclados. Y emplear las formas adecuadas para eliminar cada tipo de desecho.
Luego de dejarlas en los lugares idóneos, llega el camión que vacía los contenedores y lleva cada tipo de residuo a un centro, donde se separan de acuerdo a su naturaleza y se envían hacia sus destinos finales.
Estos pueden ser: un vertedero, donde acaban como relleno sanitario o son incinerados (a veces esta quema de basura genera energía, como sucede en Suecia). Los cristales irán a las factorías donde se reutilizarán y los demás materiales a su correspondiente planta de reciclaje, para pasar a formar parte de nuevos productos.
¿Qué pasa cuando el ciclo de los residuos se rompe?
En el momento en el que los residuos no son manejados de la manera adecuada, su destino puede ser el último confín del mundo, a miles de kilómetros de donde fueron generados. La basura que no se recicla acabará contaminado de una forma u otra el aire, el agua y la tierra y ocasionará problemas ambientales.
Mucha gente se pregunta si el problema es tan grave como lo plantean; si por tirar un botellín en la calle en vez de hacerlo en el contenedor adecuado, generará tantos desastres y la respuesta a esta pregunta es: sí.
Especialmente porque si cada uno de los casi siete millones dos cientos mil habitantes de la Tierra se deshiciera de sus desperdicios, sin tomar las mínimas medidas encaminadas a reciclarlos, nuestro planeta se cubriría de basura en tan solo unos pocos años.
Tenemos que tener presente que una gran cantidad de los desechos que generamos no se destruyen con facilidad. Si pretendemos que la Naturaleza haga su trabajo y los biodegrade, tendríamos que esperar entre 1 semana y miles de años, según el tipo de basura que tiremos; incluso hay algunos materiales con los que no lo consigue nunca.
Hablamos de cifras reales, palpables y comprobables. Cada ser humano que puebla este pequeño planeta azul debe ser consciente de la responsabilidad que le compete, cuando tira despreocupadamente un envoltorio de papel, una botella, una lata, unas lilas o un envase de vidrio en cualquier lado (en la calle, la playa o el contenedor equivocado).
¿Cuánto tardan los residuos en descomponerse?
- Latas de aluminio: hasta 100 años, según la composición y el grosor.
- Colillas de cigarrillos: 10 a 12 años.
- Plásticos: de 100 a 1000 años.
- Línea de pesca del tipo monofilamento: 600 años.
- Suelas de goma de los tenis y zapatos: 50-80 años.
- Poliestireno extruido: hasta 500 años, dependiendo del grosor y la composición.
- Verduras de hoja verde: de 1 a 3 semanas.
- Bricks de leche y zumos y aerosoles en general: 30 años.
- Cartón: más de 1 año.
- Papel de periódico: de 8 meses a 1 año.
- Contrachapado: de 1 a 3 años.
- Polipropileno: entre 100 y 300 años.
- Hierro: depende del grado de pureza: de 1 a varios millones de años.
- Tela de nylon: de 30 a 40 años.
- Estaño: hasta 50 años.
- Chicles: un mínimo de 5 años.
- Productos de lona: 1 año.
- Pilas (envoltorios): 100 años.
- Pilas (contenidos altamente tóxicos y contaminantes): hasta mil años.
- Toallas sanitarias, pañales, etc.: de 500 a 800 años.
- Ropa de lana natural: de 1 a 5 años
- Ropa de tejidos sintéticos: al menos 40 años.
- Vidrios: miles de años
- Vidrios de alta dureza: se cree que no se descomponen jamás.
¿Residuos a la basura o al reciclaje?
Es responsabilidad nuestra, la de cada uno de los habitantes del país (y del planeta también) hacer un esfuerzo para que los desechos que sí o sí generaremos, no sigan acumulándose, contaminando y acabando con el hábitat de otros seres.
Si no se cambia de modo de vida, las próximas generaciones tendrán que vivir pendientes de una máscara de oxígeno, no tendrán prácticamente agua potable, desconocerán lo que es contemplar un cielo nocturno estrellado y padecerán muchas más enfermedades debidas a la contaminación, de lo que jamás podríamos imaginar.
Ante esta realidad, no quedan dudas de que reciclar y reutilizar los productos que en general desecharíamos sin más. Esta es la mejor alternativa, si no queremos que nuestro planeta se convierta en un basural y el tipo de vida que conocemos pase a ser una mera anécdota histórica.