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Aceite de palma hasta en el depósito del coche
Cada vez intentamos consumir menos productos con aceite de palma. De hecho, su ausencia en la comida ya es el mejor reclamo publicitario para una industria que ha abusado de este ingrediente durante años. Ahora no lo tenemos en nuestra despensa pero lo seguimos usando en nuestro coche. Su presencia en los biocombustibles no para de crecer, a pesar de lo dañina que es su producción para el medio ambiente.
En los últimos años, nuestra alimentación se había visto saturada de un aceite mucho más económico que el tradicional de oliva o girasol. El árbol de la palma se convirtió en el ingrediente estrella de la industria alimentaria. Galletas, chocolate, helados, aperitivos, leches infantiles, comida preparada…. De un día para otro, nuestra despensa se vio invadida de esta grasa vegetal. Y también nuestro baño, de la mano de jabones, dentífricos y cosméticos.
Debido a su bajo coste, la palma se ha convertido en el aceite más producido y usado del mundo. Un estudio de mercado realizado por la plataforma Statista indica que, durante el período 2018-19, se produjeron 73 millones de toneladas, más que ningún otro. Y ahora que está desapareciendo paulatinamente de nuestra mesa, aparece con fuerza en nuestro coche en forma de biodiésel, que contiene hasta un 7% de esta grasa vegetal, según Ecologistas en Acción.
Una materia prima insostenible
La producción de aceite de palma resulta especialmente dañina para el medio ambiente. No solo es culpable de una grave deforestación en los países productores, principalmente Indonesia y Malasia, sino que ha puesto en peligro de extinción a los orangutanes al destrozar su hábitat. De hecho, la organización The orangutan project ha dado la voz de alarma al declarar que la desaparición de estos animales se prevé en tan solo cinco años.
El aceite de palma emite tres veces más gases de efecto invernadero que el diésel fósil si se tiene en cuenta todo lo conlleva, como deforestación, transporte y procesado
Tras catalogarlo como materia prima insostenible, la Unión Europea insta a reducir su consumo gradualmente a partir del año 2023, para prohibir finamente su uso en 2030. Se une así a organizaciones ecologistas que llevan muchos años exigiendo a la industria que deje de utilizar este producto tan dañino para el planeta.
Sin embargo, en la práctica, el uso del aceite palmiste como combustible ha ido en aumento. Solo el año pasado, más de la mitad de las importaciones de palma en la Unión Europea se usó para la producción de biocombustible.
Países como Francia, Reino Unido y Noruega ya han tomado medidas, prohibiendo que los carburantes que contengan esta grasa dejen de ser considerados biocarburantes como tal. Pero la mayoría de los estados miembros de la UE no parece estar dispuesta a seguir las directrices comunitarias.
España, principal importador europeo de palma
El 88% de la población española no sabe que consume aceite de palma cada vez que llena el depósito de su coche, según Ecologistas en Acción. Y los españoles lo usamos y mucho. En 2017, nuestro país fue el tercer importador de la UE, solo por detrás de Holanda e Italia, cuyo uso principal recae en la fabricación de biocombustibles, al que destina un 92% del aceite importado según datos de la CNMC. Al mismo tiempo, somos el cuatro productor de biodiésel de Europa, al producir 18,40 toneladas al año.
España es uno de los países de la UE que todavía no ha aprobado la retirada del biodiésel de palma
A pesar de ello, o quizás precisamente por ello, ninguna medida política se ha puesto sobre la mesa para reducir la importación y uso del aceite de palma. Según advierte Ecologistas en Acción, apenas hay una mención en el Plan Nacional de Energía y Cambio Climático (PNIEC).
Debido a esta inactividad para afrontar este problema medioambiental, la organización acaba de lanzar su campaña #SiEsPalmaNoEsBio con el objetivo de presionar a los grupos parlamentarios para que disminuyan los biocombustibles producidos por este aceite, al tiempo que se fomente una transición energética sostenible antes de llegar al año 2030, fecha límite impuesta por la Unión Europea.
Ahora que por fin hemos desterrado esta perniciosa grasa vegetal de nuestra mesa, ya es hora de que la eliminemos también de nuestro coche. Porque una movilidad sostenible es crucial para un estilo de vida respetuoso con el planeta.
Fuente/PlanetaInteligente Chile Desarrollo Sustentable/www.chiledesarrollosustentable.cl www.facebook.com/pg/ChiledesarrollosustentableCDS twitter.com/CDSustentable #CDSustentable,#ChileDesarrolloSustentable,#COP25CL,#DesarrolloSostenible #MedioAmbiente,#COP25,#Sostenibilidad,#BLUECOP25 #BLUECOP