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Agricultores preparan oferta energética a través de minicentrales
Según cálculos oficiales, el potencial alcanza a 1.400 megawatts, cinco veces lo que hay en el SIC de este tipo de energía. El 76% se concentra en las regiones del Maule, Biobío y O’Higgins.
Las centrales minihidro en Chile; es decir, aquellas que aprovechan las caídas naturales de los ríos para generar electricidad, representan apenas el 2,11% del Sistema Interconectado Central (SIC), lo que equivale a una capacidad instalada de 268 megawatts (MW). Pero estudios de la Comisión Nacional de Riego (CNR) -que integran cinco ministerios y es presidida por la cartera de Agricultura- apuntan a que en el país hay un potencial que podría elevar en casi cinco veces ese número. Asociados a obras de riego, dice Felipe Martin, secretario ejecutivo de la CNR, podrían agregarse unos 1.400 megawatts (MW), equivalentes a cuatro centrales Rapel.
De ese total, el 76% se concentra en las regiones del Maule, Biobío y O’Higgins (ver gráfico). La razón radica en que lo que genera energía es el volumen del canal y la bajada del agua, y “en el sur se concentran caudales mayores y diferencias de altura similares a las del norte, por lo que los potenciales van aumentando”, explica la autoridad.
Para el sector agrícola, la puesta en marcha de proyectos de este tipo se ha transformado en otra fuente de ingresos. A los productores que comercializan el fruto de sus cultivos, apunta Martin, les ha permitido ampliar el negocio “a la venta de energía y de bonos de carbono”. La tendencia, agrega, se ha acentuado en las últimas tres temporadas.
La necesidad de contar con un suministro seguro de electricidad, y a un menor costo, ha llevado a los agricultores a emprender en este campo. Según datos de la CNR, la energía representa entre 10% y 15% del gasto total de la producción en un cultivo en ladera, usando agua de pozo. No es el único beneficio que han obtenido. Este tipo de iniciativas les ha permitido transformarse en oferentes de energía al sistema y a terceros “en el minuto que no lo requieran”, explica la autoridad.
La base del modelo de negocios es que una empresa que tiene la tecnología invierte en los canales. Como el agua es de los regantes, “hacen una empresa relacionada entre la generadora y los canalistas, y a partir de esa empresa se dividen las utilidades”, detalla Martin. En general, la inversión la realizan las empresas y si los agricultores comprometen capital, van ganando un porcentaje de las utilidades adicionales.
A modo de ejemplo, Martin grafica que un regante o una asociación de canalistas que instala una minicentral en su canal, con una potencia promedio de 1,3 MW, “en promedio obtiene el 15% de las ganancias por la venta de energía que realiza la empresa hidrogeneradora al SIC. El ingreso anual alcanza los US$ 968.000 . De este monto, el 15% corresponde a US$ 145.200 anuales”, ejemplifica.
Hasta la fecha, se han invertido entre US$ 600 y US$ 670 millones en centrales minihidro en operación, asociadas al sector agrícola. Por materializarse, “hay casi tres veces más inversión, en el país, en este tipo de infraestructura”, cuenta.
Si bien inicialmente esta actividad se destinaba al autoconsumo de los agricultores, también “hay grandes ejemplos de energía producida de esta manera que se ha conectado al SIC”, añade. Un caso es el Embalse Puclaro (IV Región), administrado por la Junta de Vigilancia del Río Elqui, donde se generan 5,4 MW a través de una minihidro. Los regantes crearon junto a otros socios la empresa Hidroeléctrica Puclaro y producen energía desde 2008. “El agua que se usa para el regadío, por el hecho de pasar por una turbina, genera electricidad que vendemos a la termoeléctrica Guacolda”, cuenta José Izquierdo, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Elqui.
Otra muestra es canal Mallarauco, en la Región Metropolitana.
Los actores
Quienes están detrás de este negocio son principalmente pequeños agricultores, tanto del norte como del centro sur del país, que están asociados entre ellos a través de las organizaciones de usuarios de recursos hídricos. “Ahí está el 70% de agua de la futura oferta de 1.400 MW. La gracia es que las organizaciones que agrupan a pequeños agricultores tienen un rol en la generación”, señala Martin.
El tema se enmarca en la propuesta presidencial de que a 2020 el 20% de la matriz provenga de Energías Renovables no Convencionales. “El 80% va por las líneas tradicionales, grandes centrales hidroeléctricas, gas o carbón, pero dentro del desarrollo avanzar en esta línea es bastante fácil, porque son proyectos de bajo impacto ambiental y comunitario, y por lo tanto la tramitación ambiental es más expedita”, afirma.
De hecho, el Ministerio de Agricultura, a través de la CNR, lanzó el concurso “ERNC y otras obras I”, que contempla recursos por $ 700 millones para que agricultores puedan usar este tipo de tecnologías limpias. Para 2013, la idea es duplicar ese monto.
Fuente:www.latercera.com