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Antártica: el laboratorio donde se estudia el cambio climático
Más de un centenar de científicos chilenos está en el continente helado este verano, analizando fenómenos como la radiación ultravioleta, la adaptación de los microorganismos y el alza en el nivel del mar. El número de proyectos de investigación creció 32% en sólo un año.
encontraba en una expedición cerca del glaciar Unión, en la Antártica, cuando junto a su equipo del Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECs) se toparon con un depósito de comida dejado por el Servicio Geológico Norteamericano que databa del verano de 1963. Había combustible, trineos y cajas de comida con sardinas en lata, carne seca y un queque de limón “que estaba increíble”, relata el glaciólogo. Y es que, como ilustra este ejemplo, el continente blanco es capaz de mantener no sólo un alimento como éste en perfectas condiciones por mucho, mucho tiempo, sino que numerosa información sobre el clima del planeta desde hace miles de años.
Bajo las capas de nieve se pueden extraer “testigos” de hielo y a partir de éstos deducir, por ejemplo, si el cambio climático que se registra hoy es un fenómeno natural o es resultado directo de la acción del hombre. Por eso, cada verano equipos de científicos de todo el mundo se trasladan hasta este continente para investigar desde fenómenos como la radiación ultravioleta, hasta el aumento del nivel del mar, pasando por la forma en que organismos como algas y bacterias están respondiendo al aumento de la tempertura a nivel global.
Pero este año, la Antártica parece estar convirtiéndose en el principal laboratorio para estudiar el ambio climático.
Sólo en el caso de Chile, el número de proyectos de investigación en el continente helado aumentó en 33% comparado con el año pasado. Son 49 proyectos a cargo de 165 científicos y más de 300 colaboradores que participan brindando apoyo logístico, según datos del Instituto Antártico Chileno, Inach. Desde la base Profesor Julio Escudero, el centro de las operaciones en ese continente, el jefe del departamento científico del Inach, Marcelo Leppe, explica que la Antártica se ha transformado en una suerte de barómetro del clima mundial: “Es un indicador del clima terrestre y una de las zonas donde más rápidamente están cambiando las temperaturas”, explica.
CADENA ALIMENTARIA
Los registros de los últimos 50 años indican que la temperatura se ha elevado en 2,5 grados en el continente helado, generando cambios en el patrón y distribución de organismos vegetales y animales. Un proyecto que está siendo llevado a cabo por el científico de la Universidad Austral, Iván Gómez, analiza el impacto del aumento de temperaturas en algas marinas costeras, que representan un eslabón esencial en la cadena alimentaria, con especies como las ballenas en su tope. Dicho de otro modo, los fenómenos que afectan a estas algas tienen impacto en toda la biodiversidad antártica. “Están sometidas a fuerte estrés debido a la radiación ultravioleta y esto impacta en la disponibilidad de alimento para muchos animales”, explica Gómez.
Marcelo Leppe agrega que los fenómenos que impactan en la Antártica tienen directa relación con lo que ocurre también en todo Chile: “Nuestra pesca, por ejemplo, depende de corrientes marinas que tienen un activo intercambio con la Corriente Circumpolar Antártica”, explica. Andrés Rivera agrega que este continente es la mayor superficie de agua en estado sólido que tiene el planeta, con más de 13 millones de km2, de manera que cualquier cambio ahí, influye el clima global del planeta.
Uno de los principales es el derretimiento de los hielos, que ya están afectando las corrientes y la circulación oceánica. Pero una de las principales amenazas es el aumento del nivel del mar. Las predicciones más favorables dicen que en 2100 el nivel del océano podría crecer 10 centímetros, pero las más negativas apuntan a que podría ser de 1,40 metros. “Si se derritiera todo el hielo, el mar aumentaría en 58 metros”, comenta Rivera, para dimensionar los alcances del fenómeno.
¿SOMOS LOS CULPABLES DEL CALENTAMIENTO?
No es todo. En los hielos también puede encontrarse respuesta a una de las preguntas cruciales y que ronda siempre en los debates respecto del calentamiento global: ¿es el ser humano el responsable?
En sus expediciones, el CECs ha detectado, a través del análisis del monóxido de carbono atrapado en el hielo, que las concentraciones hoy exceden la variación natural que viene presentándose durante las últimas decenas de miles de años. En otras palabras, el fenómeno que vemos hoy no sería de origen natural. Otro de los proyectos para este verano busca confirmar esta tesis con nuevos análisis. Según explica Francisco Fernandoy, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad Andrés Bello, la mayoría de las estaciones climatológicas comenzaron sus mediciones a mediados de los 50, ahora se pretende ampliar el registro al período anterior a la época industrial, cuando no existían los niveles de contaminación actuales en el planeta.
Fuente. La Tercera