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“El exceso de CO2 hará que el mar en el Artico sea corrosivo en 2050″

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Jean Pierre Gattusso, uno de los mayores expertos en cambio climático, visitará Chile este lunes para hablar sobre acidificación del mar, un proceso que la era industrial aceleró en los últimos 200 años y que ya está poniendo en peligro a millones de especies, incluido el hombre.

La contaminación generalmente se asocia a las cosas que podemos ver: el esmog, el derretimiento de los hielos, la muerte masiva de especies. Pero también tiene efectos que no siempre se observan a simple vista.

Tal es el caso de la acidificación de los océanos, un proceso que si bien se ha producido naturalmente hace millones de años, hoy vuelve a acecharnos de manera más violenta.

En los últimos 200 años, el nivel de acidificación ha aumentado 30%, el alza más veloz que se ha registrado de manera histórica. Un hecho que preocupa a Jean Pierre Gattusso, oceanógrafo francés que viene a Chile, al seminario “Un desafío frente al cambio climático global”, en la U. Santo Tomás. El experto habló con La Tercera sobre la importancia de estudiar el fenómeno y sobre cómo la contaminación por CO2 no sólo afecta el aire, sino que podría volver al océano un lugar inhóspito y hasta peligroso para las futuras generaciones.

“Tenemos suerte de tener nuestro océano”, dice Gattusso. “Sin él habría un 25% más de partículas de CO2 en el aire y la vida sería imposible”. Esto, porque el océano, que cubre el 70% de la superficie de la Tierra, cumple una labor de absorción de gases que protegen al ambiente.

Pero con el aumento explosivo de las emisiones de CO2 por parte de las industrias y la generación energética, el mar está teniendo una carga que nunca antes había recibido. “Si seguimos al ritmo actual, se piensa que para el año 2100 los niveles de acidificación del océano habrán aumentado un 150%”, dice.

¿Y cuáles son las consecuencias? Básicamente, al aumentar el nivel de ácido en el mar, este se comienza a volver corrosivo y a afectar a las especies que en él habitan. Este efecto daña, sobre todo, a las aguas más heladas, donde el PH es más elevado.

Así, dice Gattusso, en los mares del Artico podrían empezar a verse pronto los primeros efectos. “A este ritmo, para el año 2050 el agua en el Artico se volverá tan corrosiva que las conchas y esqueletos del fondo marino comenzarán a deshacerse”. Esto es importante, dado que hay muchas especies que utilizan estos recursos como protección o para anidar, por lo que su desaparición afectaría el hábitat submarino.

Ahora bien, si se sabe que este proceso también ocurrió hace 55 millones de años, ¿cuál es la diferencia? La principal es la velocidad con la cual se está generando, la que impide que se genere la evolución necesaria en las especies para sobrevivir. “Además, ese proceso terminó con la extinción de muchas especies, por lo que si lo aceleramos, el resultado podría ser aún más devastador”.

Si bien los factores que causan la acidificación de los océanos son variadas, la que más debe atacarse -según Gattusso- es la generación energética a través de recursos fósiles, como el gas, el petróleo y el carbón.

El principal problema de estos métodos de generación de energía, dice el experto, es que sus desechos no pueden ser controlados, ya que simplemente se van al aire de manera difusa.

Pero reemplazarlos no es fácil y el dilema se complica. En su momento consideró que la energía nuclear era una opción, dado que sus desechos pueden controlarse, pero tras el accidente en Fukushima se demostró que no son confiables. Su opción es clara: la masificación de las tecnologías de energías renovables, como la solar.

Por lo mismo, su labor ahora está en viajar por el mundo para discutir el tema y llegar a consensos que se puedan adoptar en políticas, sobre todo cuando se acerca el fin del Protocolo de Kyoto.

¿Qué tan importante es actuar? Gattusso dice que hay casos de empresas que cultivan moluscos en la costa este de EE.UU. que han debido cambiarse a Hawai, porque el agua ya no les permite seguir con su actividad. Está muy ácida. Algo que deberían tomar en cuenta los chilenos, donde se cultivan varios de estos productos, así como los cerca de mil millones de personas en el mundo que viven del mar.

Fuente:www.latercera.com

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