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ENERGÍA HIDROELÉCTRICA EN EL AMAZONAS DEPENDE DE LA BUENA CONSERVACIÓN DE LA SELVA
Una investigación publicada en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ muestra que la conservación de los bosques tropicales en la cuenca del río Amazonas incrementará la cantidad de electricidad que los proyectos hidroeléctricos en la zona pueden producir. Sus conclusiones revelan que los bosques tropicales son más críticos de lo que se creía en la generación de las lluvias que impulsan el flujo del río y en última instancia la producción de energía en las zonas tropicales.
Así, si la deforestación continúa aumentando en la Amazonía, las previsiones energéticas de una de las represas más grandes del mundo, la de Belo Monte en Brasil, disminuirá en un tercio. «Nuestro estudio muestra que los grandes avances QUE Brasil ha hecho para frenar la deforestación amazónica en realidad están ayudando a asegurar el abastecimiento energético del país», dice Claudia Stickler, autora principal del estudio y científica del programa ‘Amazon Environmental Research Institute Internacional’ (IPAM-IP).
No obstante, los autores animan a continuar con estos esfuerzos de conservación a nivel regional, puesto que hay la deforestación regional podría obstaculizar los esfuerzos de Brasil por satisfacer su déficit pendiente en energía eléctrica. En concreto, el estudio muestra que si la deforestación en la cuenca del Amazonas no se controla, la energía suministrada por la represa de Belo Monte en Brasil, planeado para ser el tercer mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, se reducirá un 30 por ciento por debajo de las estimaciones actuales de la industria, una cantidad equivalente al consumo de energía de los cuatro millones de brasileños.
«Estos resultados son muy importantes para la planificación energética a largo plazo», explica el climatólogo Marcos Costa, uno de los autores del estudio, de la Universidad Federal de Viçosa, en Brasil. «Estamos invirtiendo miles de millones de dólares en plantas de energía hidroeléctrica en el mundo. Cuantos más bosques queden en pie, más agua tendremos en los ríos y más electricidad seremos capaces de obtener a partir de estos proyectos», explica.
Combinando la experiencia en materia de hidrología, ecología, ciencia del uso del suelo, climatología y economía, los investigadores modelaron la producción de energía en diferentes niveles de deforestación en la cuenca del río Amazonas y encontraron que los escenarios con más bosques también producen la mayor cantidad de energía. Con los niveles actuales de deforestación en la región, los resultados muestran que las precipitaciones están entre el 6 y el 7% por ciento por debajo de lo que serían con una cubierta forestal total, por lo que con la pérdida del 40 por ciento en la selva que algunos predicen ocurrirá en 2050, las precipitaciones sería entre un 11 y un 15 por ciento más bajas, lo que resultaría en entre un 35 y un 40 por ciento menos de energía.
«Ahora tenemos evidencia muy fuerte de que la capacidad de Brasil para generar electricidad depende de la conservación de los bosques», dice el co-autor Daniel Nepstad, director ejecutivo del IPAM-IP. «Estos resultados no sólo son importantes en Brasil, sino que la deforestación podría afectar a la producción de energía en las zonas tropicales húmedas en toda la Amazonía y en África y el sudeste de Asia», alerta Nepstad.
Las zonas con bosques tropicales tienden a tener grandes cantidades de lluvia, por lo que son lugares privilegiados para los proyectos hidroeléctricos que se aprovechan del río para crear electricidad. El Banco Mundial estima que la energía hidroeléctrica no aprovechada en esas zonas es casi cuatro veces mayor que la capacidad instalada en Europa y América del Norte y que gran parte de este potencial se encuentra en el corazón de las selvas tropicales.
«Brasil, Perú, Colombia, El Congo, Vietnam y Malasia están recurriendo a la ‘electricidad verde’ producida por la energía hidroeléctrica para satisfacer las demandas de sus economías en crecimiento», dijo Nepstad. Aunque no sin controversia, la energía hidroeléctrica por lo general produce menos gases de efecto invernadero que muchas otras fuentes de energía.
Debido a su tecnología probada y capacidad de almacenamiento, la energía hidroeléctrica también es actualmente considerada más fiable y factible que el viento a gran escala y los proyectos de energía solar. Sólo en Brasil están previstas más de 45 nuevas plantas y se espera que la presa de Belo Monte abastezca al 40 por ciento del crecimiento de Brasil en la producción de electricidad en 2019.
El nuevo estudio pone de relieve la necesidad de que los planificadores de energía hidroeléctrica tengan en cuenta la cubierta forestal regional al calcular el potencial del proyecto para el suministro de electricidad. «El problema es que los diseñadores de plantas de energía generalmente ignoran los efectos de la deforestación en el futuro. O, si lo consideran, presumen que la deforestación aumenta la cantidad de agua que fluye de las presas. Cuando incorporamos los efectos de la deforestación a nivel regional, los resultados muestran todo lo contrario», advierte Stickler.
ECOticias.com – ep