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Estrategia Nacional de Recursos Hídricos
Para mejorar la gestión en el uso del agua, el MOP está trabajando junto al Banco Mundial para perfeccionar la institucionalidad. Entre las medidas de largo plazo, preliminarmente se han identificado tres opciones: una agencia pública, una superintendencia o una subsecretaría.
DESDE COMIENZOS de la década de los 90, en marzo se celebra el Mes del Agua. Sin embargo, nunca había sido tan relevante tomar conciencia de este recurso estratégico, vital para el desarrollo… y cada día más escaso. Chile tiene que cuidar su agua. Por eso, el gobierno del Presidente Sebastián Piñera se ha puesto como prioridad proteger y hacer más eficiente su uso en el país, para que en el futuro la falta de este recurso no sea un obs-táculo para el crecimiento.
Pero mejorar la gestión del agua en Chile requiere de consensos y de una mirada de largo plazo. Para ello hemos creado la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos, lanzada recientemente en la Water Week Latinoamérica, iniciativa que por primera vez se realizó en nuestro país. Se trata de una hoja de ruta compuesta de cinco ejes: Gestión Eficiente y Sustentable, Mejorar la Institucionalidad, Generación de Nuevas Fuentes de Agua, Equidad Social y Mejor Información.
Si bien son todas áreas importantes de abordar, durante este año estamos abocando nuestros principales esfuerzos en mejorar la institucionalidad en torno a la gestión del agua. Es cierto que ésta ha sido muy efectiva en algunos aspectos, fomentando la inversión, facilitando la reasignación de los recursos y permitiendo la disponibilidad a través de la libre transacción de derechos entre los diferentes actores.
Sin embargo, también existe un consenso en cuanto a la necesidad de ajustes. En Chile, nuestra institucionalidad es muy amplia, compleja y diversa, lo que dificulta planificar coordinadamente la gestión de los recursos hídricos. Lo anterior termina impactando la eficiencia y la sustentabilidad en el uso de agua. Hoy existe una excesiva fragmentación en la administración del recurso; tanto es así, que este año el Banco Mundial detectó que en materia de aguas se desarrollan nada menos que 103 funciones distintas, las cuales, a su vez, son llevadas a cabo por 42 unidades. Dentro de estas funciones, varias están superpuestas o son compartidas.
Para mejorar esta situación, desde el año pasado el Ministerio de Obras Públicas está trabajando en un estudio con el Banco Mundial para perfeccionar la institucionalidad, cuyo objetivo es que el Estado cumpla de forma eficiente todas sus funciones relacionadas con la gestión del agua. Este trabajo comenzó en octubre de 2012 y en él han trabajado expertos nacionales e internacionales para presentar una propuesta que pueda ejecutarse en forma gradual, con medidas de corto, mediano y largo plazo.
Las de corto plazo son fáciles de aplicar y están dentro de los marcos legislativos existentes, mientras que las de largo plazo requieren de reformas normativas y reglamentarias y se refieren más bien a un reordenamiento de las instituciones que administran el agua. De modo preliminar se han identificado tres opciones: una agencia pública, una superintendencia o una subsecretaría, las cuales agruparían, en gran medida, a todos los organismos que hoy tienen injerencia en la materia.
Estas alternativas deben ser analizadas y consensuadas. Independientemente del camino que se escoja, éste debe ser capaz de afrontar los desafíos que hoy enfrentamos en materia de recursos hídricos, teniendo siempre claro que nuestro mayor deber no está sólo con las actuales generaciones, sino también con las futuras.