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Estudio indica que acidificación de océanos está disolviendo los caparazones de la fauna marina
El fenómeno, producto del calentamiento global, podría traer grandes consecuencias en la cadena alimenticia, pues al no tener protección, la población de moluscos y sus depredadores podría colapsar.
Un nuevo estudio ha señalado que los caparazones de las criaturas marinas se están disolviendo debido al calentamiento global.
Las aguas cercanas a la Antártida se está poniendo más ácidas debido al incremento de los niveles de dióxido de carbono que están corroyendo la capa protectora de los caracoles de agua.
Los expertos por otro lado han predicho que la acidez de los océanos de nuestro planeta se triplicará por primera vez en 20 millones de años.
Para investigar esto, los científicos escanearon caracoles marinos recolectados en la superficie del Océano Antártico con microscopios, descubriendo que en las regiones más ácidas los caparazones estaban siendo disueltos en todo su largo.
De acuerdo a los expertos, esto se debe a la mezcla de aguas profundas, las cuales ya son ricas en dióxido de carbono, con aguas de la superficie, las que se encuentran afectadas por los gases del efecto invernadero.
«El impacto de la acidificación de los océanos ya está ocurriendo en la población marina mucho antes de las fechas estimadas. La baja en el número de estas especies podría por tanto ocurrir antes de los proyectado», señaló el Dr. Geraint Tarling del British Antarctic Survey en Cambridge (Inglaterra)
Justin Ries, profesor de geología marina de la Universidad de Carolina del Norte, señaló que a pesar de su tamaño, estos moluscos son una importante fuente de alimento en la cadena alimenticia, incluyendo al salmón, zooplancton, arenque e incluso ballenas. «Sin sus caparazones, estos moluscos estará indefensos frente a depredadores, lo que podría causar que su población, y la de sus depredadores, colapsen».
Pruebas de laboratorio sugieren que otros moluscos con caparazón aparte de los caracoles marinos, tales como las almejas, conchas y buccinos también estarían en peligro.
El estudio fue publicado en la revista Nature Geoscience.