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Fiscalización a Sanitarias detectó 200 alteraciones en los niveles de sulfatos, arsénicos y colifornes
Estos parámetros críticos en el agua corresponden al 48% del total de los incumplimientos a la norma que fueron detectados en 2012 por la Superintendencia de Servicios Sanitarios.
La presencia de arsénico en el agua que bebe una parte de la comuna de Lampa levantó durante la semana un intenso debate sobre los efectos que puede tener su consumo en distintas localidades del país.
A raíz de esto, «El Mercurio» hizo un análisis de los datos públicos sobre las fiscalizaciones a la norma de aguas -que permite sólo 0,03 mg/L de este metal- en las distintas sanitarias del país. Y los resultados arrojaron que en 2012 ese nivel máximo se sobrepasó en 54 oportunidades, y no sólo en Lampa, sino en distintos puntos del país, como Alto Hospicio (Tarapacá), Calama (Antofagasta), Diego de Almagro (Atacama), Los Trapenses (Metropolitana) y Peralillo (O’Higgins).
Y aunque el arsénico es el componente que mayor alerta genera, el exceso de sulfatos fue lo que más se detectó en los monitoreos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) durante 2012. En total, 363 controles reportaron incumplimientos, 200 por alteraciones en los niveles de sulfatos, sólidos, coliformes y arsénico (ver infografía).
Y aunque parte de las infracciones fueron consideradas «problemas puntuales», el año pasado la SISS cursó 76 multas a las empresas sanitarias por fallas en la calidad del servicio.
El presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, asegura que aunque el agua chilena es segura -98% de los controles cumple la norma-, «las excepciones, lamentable y literalmente, enturbian el panorama a todo nivel. Y cuando eso ocurre, la gente se siente vulnerada en sus derechos».
El toxicólogo explica que el riesgo más fácil de detectar son los coliformes, que fue una de las principales alteraciones encontradas en los controles hechos en Santiago. Esto, porque plantea que «si hay aumentos de presencia de bacterias de origen intestinal, pueden producir problemas agudos en materia digestiva», algo que también puede producir el exceso de sulfatos.
En el caso de los metales como el arsénico, la situación es distinta, y a raíz del caso de Lampa, el Colegio Médico, en conjunto con la municipalidad, crearán un comité de expertos para evaluar la situación e informar a la población. «Lo importante en este caso es encontrar la fuente original del problema», dice.
Sandra Cortés, experta en salud ambiental y académica del Departamento de Salud Pública de la UC, asegura que la norma chilena «es una de las regulaciones más exigentes del mundo. Eso nos pone en una ventaja mayor respecto de nuestros vecinos».
Para ella, «la Superintendencia da cuenta de las plantas de grandes ciudades. Ahí tenemos mucha reglamentación (…) Es agua segura la mayoría de las veces», lo que no ocurre, a su juicio, en las localidades más pequeñas, que es donde puede haber mayor riesgo sanitario debido a su consumo.
Mil millones en sanciones
Durante 2011, las empresas sanitarias reportaron $225 mil millones en utilidades y recibieron 69 sanciones, que implicaron multas por $1.300 millones. El año pasado el aumento a 76 infracciones significó un gasto de $1.400 millones para las empresas. Essbío encabezó las multas (10), seguida por Smapa -del Municipio de Maipú (8)-, Aguas Chañar (6) y Aguas Andinas (5).
En Essbío, donde los principales problemas se vivieron en Mulchén, San Carlos y Chillán, explican que los daños del terremoto obligaron a postergar inversiones que apuntaban justamente a mejorar el servicio, que ya se retomaron.
Claudio Santelices, gerente de clientes y responsabilidad social empresarial, cuenta que las plantas que tuvieron los mayores problemas están incluidas en el plan de inversiones 2013. Además, plantea que «la empresa ha reforzado sus áreas de inversión planificada de redes, implementó un plan integrado de riesgos y vulnerabilidades, e inició un plan de mantención preventiva de colectores», que apunta a disminuir los problemas en el servicio.
Algo similar ocurre en Aguas Chañar, que trabaja en la construcción de una planta desalinizadora en Atacama, lo que es parte del plan de desarrollo que busca llegar a 100% de cumplimiento de la norma en 2017.
En tres meses se regularizará agua de Lampa
Menos de 90 días fue el plazo en que la empresa Novaguas se comprometió a ajustar los niveles de arsénico detectados en el suministro de agua que consumen los vecinos del sector de Valle Grande, en Lampa.
Luego, antes de fin de año, la empresa debería tener absolutamente resuelta la situación, explicó el subsecretario de Salud Pública, Jorge Díaz, quien destacó que, al establecer un sumario sanitario a la empresa, se pueden estudiar los contaminantes en el agua hasta que se normalice el tema.
En Lampa, el nivel de arsénico llegó a 0,0382 mg/l. Los vecinos anunciaron acciones legales por los efectos que esto puede tener en su salud.
Fuente:diario.elmercurio.com