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Grupo Luksic posterga millonaria expanción de mina Los Pelambres por altos costos

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El presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Diego Hernández, analiza su primer año al mando del holding de la familia Luksic, marcado por el alza de los costos y por la incursión del grupo en el mayor proyecto hidroeléctrico en construcción del SIC.

La coyuntura de altos costos que afecta al sector minero tocó a Antofagasta Minerals. La minera del grupo Luksic decidió postergar el millonario plan de expansión de Los Pelambres, en la IV Región, que apuntaba a duplicar su actual producción a mediano plazo, y superar el millón de toneladas de cobre anual, con una inversión estimada, en forma preliminar, en US$ 10 mil millones. “Lo que no debe hacerse hoy es concretar proyectos al costo que hemos visto en los últimos años”, justifica el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals (Amsa), Diego Hernández. A punto de viajar a Londres a entregar los resultados semestrales del grupo -y a un año de su llegada a la empresa-, cuenta que este año los costos en energía del principal yacimiento de Amsa subieron US$ 60 millones por sobre los del año pasado. Esto, porque en diciembre de 2012 venció el contrato de suministro eléctrico y no lograron cerrar uno nuevo a precios competitivos. Por eso, en julio el grupo anunció la compra de 40% de la eléctrica Alto Maipo (560 MW), ligada a Gener, la que entraría en marcha entre 2017 y 2018.

¿Era necesaria esa alianza?
Alto Maipo es parte de la solución a nuestro problema. El principal motivo para entrar al proyecto fue asegurar contratos a precios normales de largo plazo para minera Los Pelambres. La mina está en producción hace 12 años y no ha habido un alza en el consumo de energía. Sí aumentaron los costos, porque nos quedamos sin contrato de largo plazo y estamos pagando precios spot.

¿Eso no se previó?
Sí, se previó. Hace tres años hemos estado tratando de obtener un contrato de largo plazo a precios normales y no lo hemos logrado. No diría que Alto Maipo fue la mejor alternativa, pero sí la única que teníamos para solucionar este problema en el mediano plazo.

¿Esto pasará cada vez que se necesiten contratos nuevos?
Hasta que el tema de la energía en Chile se normalice. Si es una nueva tendencia, no lo sé. Es uno de los grandes desafíos de la minería. Y hay un tema adicional: a los proyectos menores les es mucho más difícil esta solución de acceder a la propiedad de una generadora. Es muy caro. Es decir, las mineras ya estamos en un rubro que es intensivo en capital y estamos obligados a entrar en otro rubro similar, como la energía, para poder hacer minería.

¿Con este contrato se asegura la expansión de Pelambres?
No. Este contrato no es para la expansión. Es para los consumos actuales. La expansión la seguimos estudiando, pero a una velocidad bastante menor. No estamos haciendo un estudio de factibilidad de la gran expansión de Pelambres.

¿Por qué?
Por la coyuntura y por los temas de energía. Se le baja el ritmo, porque una expansión grande de Pelambres podría estar en producción en ocho o 10 años más. Una duplicación de Pelambres no se haría de una sola vez, porque sería un proyecto muy grande, no sólo en términos de costos, sino que también de administración. Se tendría que hacer una primera etapa donde aumente la capacidad actual en 50% y otra segunda para que aumente otro 50%.

¿Por cuántos años quedará congelada la decisión?
Esas decisiones no se tomarán en los próximos tres a cuatro años, que es lo que se demora terminar los estudios y obtener los permisos, por temas de cronograma. Estos plazos son independientes de la coyuntura. Si está buena o mala la situación, también se puede atrasar este proyecto.

¿No habrá inversión en Pelambres entonces?
Para mantener la actual producción (400 mil toneladas de cobre), y mejorar la competitividad, estamos estudiando una expansión marginal, que está en etapa de pre factibilidad. Esta obra tiene por objetivo mantener y mejorar marginalmente lo que tenemos hoy. Es decir, aumentar en 10% a 15% la producción actual, usando la infraestructura que tenemos.

¿Cuando se tomó esa decisión?
Es algo que se estaba estudiando. Ahora vamos a seguir con un estudio de prefactibilidad. Los plazos apuntan a tomar la decisión de inversión en unos dos años más.

¿Cuál es el rango de la inversión?
Una inversión de esta magnitud llega a los US$ 1.000 millones.

¿Qué pasa con los otros proyectos?
Seguimos con Antucoya, que debería entrar en producción a mediados de 2015, y llevamos un avance de 30% en el proyecto. Además, obtuvimos el permiso ambiental para Encuentro Oxidos, plan de US$ 700 millones que permite aumentar la vida de El Tesoro hasta 2022, manteniendo la misma capacidad productiva. Asimismo, estamos viendo una expansión marginal en el yacimiento Esperanza, que sería de alrededor de 8% a 10% por sobre la capacidad nominal de 97 mil toneladas por día de mineral. Eso está en estudio y puede entrar en producción a fines de 2015.
Nació a raíz de los estudios que se hicieron para mejorar Esperanza y se indicó que invirtiendo un poco más se puede mejorar la capacidad. En total, con la revisión de los problemas que tenía Esperanza, más esta expansión, se invertirán US$ 500 millones. La mitad de eso ya se ha gastado.
Por último, incorporamos al plan de Esperanza el yacimiento Esperanza Sur, que incrementa la vida útil del yacimiento en 30 años adicionales a los 12 años que inicialmente se estimaban. Con eso se mantiene la misma producción del yacimiento por ese resto de tiempo.

¿Y en Estados Unidos?
En el proyecto de Minnesota vamos a terminar el estudio de prefactibilidad hacia el primer semestre de 2014. Luego vendrá la etapa de los permisos, que demora entre tres y cuatro años. Paralelo a eso, avanzaremos en la factibilidad. La decisión de inversión se tomará no antes de cuatro años.

¿Cuánto subirá la producción del grupo?
Hoy tenemos 700 mil toneladas de cobre al año y con Antucoya y los proyectos ya nombrados deberíamos mantener ese nivel hasta el año 2021. Lo que hemos logrado es garantizar los niveles actuales por los próximos 10 años.

¿Baja el plan de inversiones entonces?
Estamos hablando de unos US$ 3 mil millones a US$ 4 mil millones en los siguientes cinco años. Tomando en cuenta los US$ 1.900 millones de Antucoya y los US$ 700 millones que luego se invertirán en Encuentro Oxidos, inversión que aún no está aprobada. También está incluida la cifra de US$ 1.000 millones de la expansión marginal de Los Pelambres.

¿Están siendo más conservadores?
Lo que no se debe hacer hoy día es concretar proyectos al costo que hemos visto en los últimos años. Primero tenemos que aprender a abordar iniciativas a costos normales. También tenemos que procurar un acceso a la energía y eso también se va a demorar. Somos menos conservadores que muchas de las empresas de la competencia, porque por nuestra condición financiera podemos invertir en contra ciclo. Y tenemos que ver si hay oportunidades de hacerlo.

¿Qué oportunidades están viendo?
Vamos a ver si surgen oportunidades en esta coyuntura de mercado para comprar o asociarse en algo que sume producción. Pero lo que hemos visto hasta ahora son cosas que no nos han interesado o que son muy caras o chicas.

¿Qué tipo de yacimientos están mirando?
Se ha visto en el mercado que ha habido compras de minas, pero nada de eso ha estado bajo nuestro interés.

¿En qué zonas han visto?
La jurisdicción que nos interesa más es Norteamérica: Estados Unidos y Canadá, y también Australia.

¿Cuánta caja tienen para comprar?
No tenemos caja destinada a hacer adquisiciones. Si se produce una oportunidad, ahí vemos cómo la financiaremos.

Mejoras en costos

¿Qué cosas están haciendo para mejorar los costos?
Lo que hemos hecho es reorganizar la empresa para poder enfrentar las etapas que vienen, que son de mayores dificultades.

¿De qué se trata esa reorganización?
Hemos separado las gerencias de Finanzas y de Desarrollo, que antes estaban juntas. Además, estamos enfocados en hacer una buena planificación y una buena ejecución de los proyectos. Esto, porque no supimos reaccionar al exceso de demanda por servicios y equipos, y eso elevó los precios. Para corregirlo, probablemente tenemos que empezar a hacer las cosas distintas. Debemos revisar todo lo que hacemos y tener equipos que estén más involucrados con la ejecución de los proyectos.

¿Cuánto se pueden bajar los costos con esta medida?
En los últimos 10 años, los costos de los proyectos se han triplicado, así que difícilmente vamos a poder llegar a los costos que teníamos hace 10 años, pero la meta es mejorar la competitividad. Los proyectos tendrían que ser como mínimo 70% más baratos de lo que fueron en el peak. Además, necesitamos la seguridad de que estas iniciativas se podrán hacer de acuerdo al presupuesto establecido.

¿Esto es parte de un plan de contención de costos?
Se está haciendo un plan de reducción de costos. Comenzaron los análisis desde hace unos ocho meses, pero todavía tenemos mucho camino por andar.

¿Cuál es la meta?
No vamos a divulgar las metas de ese plan.
«Hay que fortalecer la actividad gremial para que el sector defienda su espacio»

Reforzar la vocería de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami). Ese es el principal eje que el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Diego Hernández, quiere dar al gremio con su postulación como vicepresidente de esta entidad que reúne a la pequeña, mediana y gran minería. Hernández, quien se transformaría en el primer presidente ejecutivo de una gran minera en ingresar al gremio con ese cargo, es parte de la lista de Alberto Salas, quien está postulando a la reelección de la presidencia para el período 2013-2016.

En esta nómina también está Patricio Céspedes, vicepresidente en ejercicio. “Alberto Salas ha hecho una buena gestión y el objetivo es ayudarlo en una coyuntura que ya es más compleja y que no se va a simplificar. Por eso se requiere una acción gremial más sólida y más presente de la Sonami”, dice.

Agrega que dado el actual escenario, donde se hace imposible la concreción de inversiones en todas las áreas, en particular en el sector minero, “hay que dedicar esfuerzo y tiempo a la actividad gremial y eso es lo que pretendo hacer si somos elegidos”.

Hernández indica que ha sido difícil para la industria minera poder entregar el mensaje que hace años intentan posicionar y que busca acercar su actividad a las comunidades. “Tenemos que defender nuestra actividad, defender nuestro espacio. La minería está contribuyendo al país más de lo que está recibiendo de la gente”, opina. La industria, añade, quiere que “nos dejen seguir contribuyendo y que nos reconozcan lo que estamos haciendo. Que este país esté orgulloso de tener una minería como la que tenemos y que no sea un pasivo. Que la gente se dé cuenta que somos capaces de tener una minería que sea competitiva, sustentable e inclusiva, donde todas las comunidades y el país participen”, señala.

En las elecciones que se realizarán este 30 de agosto, Salas, Hernández y Céspedes no son los únicos que compiten. También está el ex presidente del gremio entre 1980 y 1986, Manuel Feliú, quien junto a Juan Carlos Sáez, como primer vicepresidente de la mediana minería; Patricio Gatica, como segunda vicepresidencia de la pequeña minería; y Gonzalo Molina, secretario general, además de cuatro directores del estamento de la pequeña y mediana minería, quiere disputar nuevamente la presidencia a Salas. Ya lo hizo en el proceso eleccionario del 27 de agosto de 2010.
por Carolina Pizarro
Fuente:diariolatercera
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