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Ley 20/20: Paradógicamente una visión estrecha
En Chile hay una costumbre que deberíamos erradicar: creer que con una ley se soluciona todo, sin ver la realidad y menos evaluar los efectos y alcances de la misma.
En materia de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), el proyecto de Ley 20/20 es el ejemplo de lo anterior.
Recientemente, el Senado aprobó por unanimidad dicho proyecto, lo que es notable para la diversificación de la deteriorada matriz energética. Sin embargo, ¿habrán evaluado la viabilidad de lo que aprobaron?Al respecto, tres comentarios:En primer lugar, hay que dilucidar si en el país existe disponibilidad de recursos para generar electricidad en base a estas tecnologías. Y la respuesta es no. El proyecto 20/20 implica la obligación de incorporar al sistema casi 5.000 MW de generación en base a fuentes no convencionales. Tal cifra es poco seria y opuesta a las reales disponibilidades, el cual, siendo muy optimista, podría incorporar al año 2020 no más de 1.400 MW de ERNC (entre el SIC y el SING).
En segundo lugar, de mantenerse este ambicioso objetivo, ¿cuál sería el efecto en los costos de generación y transmisión involucrados para cumplirlo? Hoy existen varios estudios realizados, y la conclusión de todos es una sola: la Ley 20/20 sería muy cara. Los sondeos estiman que el costo de su implementación -al menos en el SIC- sería de 0,25% del PIB anual, dado que la disponibilidad de recursos para proyectos de ERNC sería limitada.
Finalmente, el proyecto plantea la introducción de ERNC como una alternativa viable para desplazar fuentes convencionales en los próximos años, lo que en la práctica es una utopía. El actual plan de obra de la CNE señala que al año 2020 se requiere instalar cerca de 6.550 MW de nueva capacidad de generación, de la cual el 80% correspondería a energías tradicionales. Para ello, sería necesario un ERNC casi cuatro veces mayor al presupuestado, lo que significaría que en los próximos ocho años más del 65% de los nuevos proyectos tendrían que ser en base a estas tecnologías. Y eso, aunque nos duela, es imposible.
La paradoja está planteada. Tenemos un proyecto de ley que contiene un objetivo claro que comparto, pero con sólo buenas intenciones, y deja en evidencia una estrecha visión de la actual realidad energética. Esperemos que la Cámara pueda analizar con mayor detención sus contenidos.
por Daniel Ocqueteau
Fuente:df.cl
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