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Maps: Futuros posibles
Desde enero de 2012, un grupo de expertos se reúne a reflexionar sobre el Chile que queremos construir en materia de cambio climático hacia el 2050. Eso es MAPS, un ejercicio inédito que plantea diversos escenarios para reducir las emisiones del país.
Todo partió en 2010. Ese año aterrizó en Chile Stefan Raubenheimer, un sudafricano con una idea genial. Una idea llamada Escenarios de Mitigación de Largo Plazo (LTMS por sus siglas en inglés) que en Sudáfrica había cambiado la forma de entender y enfrentar el cambio climático.
Ese fue el punto de partida de MAPS (Mitigation Action Plans and Scenarios) un programa que inspirado en lo que ya se había hecho en Sudáfrica, puso a Chile a trabajar a full para delinear cómo será el futuro ambiental del país al 2050.
El proyecto comenzó a gestarse en enero de 2011 y tiene como meta fines de 2013. Para esa fecha, el programa deberá tener definidos los diferentes escenarios a los que se puede enfrentar Chile al 2050 dependiendo de qué medidas de mitigación se tomen para reducir el calentamiento global.
Puede parecer ficción, pero cada trayectoria y cada escenario planteado cuenta con un soporte metodológico y científico avalado por un grupo de investigadores, académicos, consultores, autoridades y representantes de diferentes sectores de la economía que están proyectando con la mayor rigurosidad las diferentes líneas de desarrollo a seguir.
“El objetivo del proyecto es generar evidencia, información desde la investigación rigurosa y desde la modelación, pero también desde la participación e idealmente de los acuerdos del proceso participativo, en torno a maneras en que Chile puede crecer con bajas emisiones de gases efecto invernadero”, explica Hernán Blanco, líder del proceso participativo del proyecto.
Pero el proyecto no sólo aportará luces sobre el cambio climático, sino además será una fuente de información para saber cómo las diferentes medidas de mitigación para disminuir las emisiones podrían afectar variables tan disímiles como el empleo, la agricultura, el sector forestal, e incluso, la equidad.
Para eso, el proyecto involucra a siete ministerios –Hacienda, Cancillería, Minería, Energía, Agricultura, Transporte y Medio Ambiente– que participan activamente aportando datos y tomando decisiones.
“El proyecto busca decirle a fines del próximo año al tomador de decisiones lo siguiente: si usted quiere este nivel de reducciones tiene que hacer esto y las consecuencias van a ser tales y le va a costar esto”, explica Blanco. O sea, una especie de guía para que tanto el sector privado como el público, tenga clara la variable cambio climático a la hora de evaluar sus futuras inversiones.
Por qué ahora
Para Andrea Rudnick, jefa de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio del Medio Ambiente, el minuto en que este proyecto llegó a Chile no podía ser más oportuno.
En 2009 Chile hizo un compromiso voluntario con la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas para reducir sus emisiones en 20% al 2020.
Pero el desafío podría ir incluso más allá. “Se viene una negociación compleja en materias de cambio climático porque estamos negociando un nuevo régimen climático que va a ser vinculante para todas las partes. Eso quiere decir que Chile podría tener en el futuro compromisos de reducir gases de efecto invernadero de manera obligatoria por la Convención de Naciones Unidas de Cambio Climático, y eso cambia completamente el panorama”, explica Rudnick.
Actualmente Chile tiene emisiones bajas para el nivel global. El país emite 0,26% de los gases efecto invernadero del mundo, pero nuestras emisiones per cápita son mucho más altas que los demás países de la región y el crecimiento de éstas también es mucho mayor que la tasa de crecimiento del resto de nuestros vecinos.
Además, nuestra ubicación geográfica no nos juega a favor: estamos lejos de los destinos de exportación y somos un país netamente exportador. Por eso, agrega Rudnick, el proyecto “nos vino en súper buen momento”.
Etapas
Actualmente el proyecto está en la etapa de establecer cuál sería el escenario de aquí a 2050, si no se implementara ninguna política de mitigación en ningún sector, lo que ellos llaman “crecimiento sin restricciones” o “línea base”. La idea es definir la trayectoria más extrema para saber en qué punto las consecuencias podrían llegar a ser catastróficas, para luego buscar escenarios alternativos que permitan alejarse de ese panorama.
Se espera que en enero próximo este primer ejercicio ya esté listo. Ahí comienza la etapa dos. Ésta consiste en explorar medidas de mitigación, evaluar sus implicancias y luego agruparlas para ir formando los diferentes escenarios.
La referencia de las mejores prácticas está dada por el escenario propuesto por la IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), considerada la máxima autoridad de cambio climático del mundo, cuyas recomendaciones en orden a reducir el calentamiento global son las más restrictivas para reducir emisiones. •••
Cómo se financia
3 millones de dólares es el presupuesto del proyecto MAPS para Chile. Una cifra nada desmedida, pero que según Rudnick es mucho más de lo que se ha gastado nunca en Chile en iniciativas relacionadas al cambio climático.
El proyecto se ha podido llevar a cabo gracias al financiamiento obtenido por Sudáfrica, que en su interés por replicar su proyecto LTMS, consiguió capital semilla para implementarlo en cinco países de Sudamérica: Brasil, Perú, Colombia, Argentina y Chile. El primer financista fue la Children’s Investment Fund Foundation, pero luego se sumaron más, como el gobierno de Dinamarca, Suiza, la Climate Development Knowledge Network (CDKN) y el gobierno de Chile, que ha financiado varias partes del proyecto.
Por Antonieta de la Fuente / Fotos Francisco Cannobbio
Fuente:www.capital,cl