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Ministra del Medio Ambiente: «Agrosuper fue la que cambió las reglas del juego»
María Ignacia Benítez asegura que la compañía, que esta semana anunció el cierre indefinido de su planta en Freirina, no cumplió con lo prometido. No informó a tiempo su problema de olores, y no consideró elementos de su proyecto original. «La empresa tuvo un manejo irresponsable en sus inicios», dice.
El lunes recién pasado la ministra del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, estaba reunida con los alcaldes de Huasco, Freirina y Vallenar, cuando le llegó el comunicado de Agrosuper, en el que la firma explicaba que suspendía su proyecto en la zona norte del país. Ni un indicio, ni una llamada de la empresa la alertó de esta decisión que, en palabras de la secretaria de Estado «puso fin a un trabajo intenso del ministerio», y que «no le hace bien a nadie».
Aclara, antes de entrar de lleno en las implicancias del polémico cierre de esta planta, que este caso es aislado: «En Chile se puede invertir, están dadas las condiciones. Pensemos en la cantidad de proyectos que se han desarrollado y no han tenido problemas».
Está molesta. No tanto por la decisión de la empresa, pero sí por las razones que dio el gerente general, José Guzmán, para ponerle candado a la planta.
Hacia él apunta sus dardos: que no informó a tiempo de los problemas de olores de la planta como lo exige la legislación ambiental; que no es efectivo que las nuevas condiciones ambientales impuestas no apuntaban a terminar con el problema de olores; en fin, que fue Agrosuper la que cambió las reglas del juego, no la autoridad.
En una reciente entrevista, Guzmán aseguró que en la revisión ambiental hecha al proyecto se le impusieron medidas que «no tenían una razón ambiental» como la instalación de una faenadora. Benítez rebate éste y otros puntos. Sobre el primero, señala que el proyecto siempre consideró una planta faenadora y una planta de rendering (para desechos) y que no es una condición que haya puesto la autoridad. Lo grafica con el hecho de que en 2011, el gerente general de la planta de Freirina ingresó una solicitud al Sistema Regional de Evaluación Ambiental, diciendo que todavía no había comenzado la construcción de la planta faenadora y de rendering.
-¿Cómo recibió la decisión de Agrosuper de cerrar indefinidamente su planta en el norte?
«Es una decisión de la empresa. Es una mala noticia, todos perdemos. La revisión que la autoridad ambiental hizo de la resolución de calificación ambiental establecía condiciones ambientales que permiten que la planta opere adecuadamente, considerando que se trata de un lugar donde vive gente y donde se debe tratar de compatibilizar el desarrollo con la calidad de vida de las personas. Eso es lo que hace esta resolución, que es distinto a lo que dice el señor Guzmán y que leí en «El Mercurio» hace unos días, y que dice que debido a estas condiciones medioambientales exigentes la viabilidad de la planta se ve afectada y se le exigen cosas que no corresponden a variables ambientales. Ahí es donde yo creo que habría que hacer bastantes aclaraciones».
-¿Le molestó que la empresa no haya asumido la nueva exigencia medioambiental y haya cuestionado parte de ella?
«No estoy de acuerdo con sus declaraciones, porque cada vez que hay un problema, y esto es genérico, la culpa la tiene la institucionalidad medioambiental. Entonces no se asumen las propias responsabilidades».
«La revisión (que comenzó después del cierre temporal en mayor) se hizo conforme a lo que la legislación ambiental autoriza y entre las cosas que él (Guzmán) señala es que se redujo la capacidad de la planta. Le quiero decir que el informe de Wenck -la empresa estadounidense que asesoró en revisión- señala que la planta de tratamiento de purines está diseñada para 80 mil cerdos y no 150 mil. O sea no es que haya inversiones para 150 mil cerdos, eso para empezar a conversar. Además, cuando se produce el problema, a poco andar de la planta, el número de madres era de 40 mil y el de cerdos era de 600 mil y hubo problemas enormes. Por lo cual la operación misma es bastante más compleja que lo que ellos suponen.
En tercer lugar, él habla que se le piden inversiones que no tienen que ver con problemas ambientales como la planta faenadora. Y yo le digo al señor Guzmán que si uno revisa la cronología de los hechos (ver recuadro), el proyecto siempre consideró una planta faenadora y una planta de rendering (de desechos), como un global (…). Cuando haces un estudio de impacto ambiental, presentas un proyecto y lo presentas como todas estas unidades juntas, la evaluación se hace con todas esas unidades operando. No es lo mismo no tenerlas que tenerlas. Por lo tanto, es una exigencia que tiene mucho que ver con el tema ambiental. Y, por lo demás, lo que se pide y se le dice en la revisión es: «usted en este momento tiene 20 mil madres, parta con 30 mil -porque necesitamos cerdos para que la planta de tratamiento funcione-, pero cada escalonamiento hasta 20 mil madres entregue un informe a la comisión de evaluación ambiental regional, dando cuenta que estas exigencias de estándar de olores se cumplió». Tampoco es como él lo plantea, que estas exigencias le hacen imposible escalar».
-Entonces, ¿José Guzmán mintió?
«Él lo que dice es que el Gobierno le cambió las condiciones. El Gobierno no ha cambiado las condiciones, el que cambió la reglas del juego fue él, fue Agrosuper, porque no consideró todo lo que tenía considerado en su proyecto original. Además dijo que no iba a tener olores y hubo olores».
-A la luz del informe Wenck, ¿nunca debió haberse autorizado la planta en 2005-2006 en los tamaños y términos que se hizo?, ¿no es viable?
«El proyecto original consideraba una capacidad total autorizada de 150 mil madres, pero escalonada cada 50 mil. Y previo al crecimiento, había una auditoría ambiental externa que decía sí o no. Esa condición fue la que se quitó en la resolución aclaratoria (en 2006). El problema ocurrió antes de las 50 mil igual, pero esa condición creo que fue grave haberla quitado, porque permitía ir viabilizando un proyecto de esta naturaleza por etapas».
-¿Fue un portazo de Agrosuper cerrar el proyecto, cuando el Gobierno estaba tratando de darle viabilidad?
«Las empresas tienen que entender que la viabilidad de proyectos en general, grandes, tiene que considerar la relación con la comunidad. Si me pregunta, ¿qué haría yo si fuera Agrosuper? Yo tengo mi gerente viviendo en Freirina, tengo una oficina en Freirina. No me encierro en una planta. Tengo que estar inserto en una comunidad. La gente necesita al actor relevante cerca».
-¿Cree que Agrosuper está justificando con la violencia y las exigencias ambientales el hecho de que ahora el proyecto le parezca menos rentable?
«El Gobierno mandó Fuerzas Especiales, hubo una preocupación especial. Hay una mezcla de hechos que se señalan en la declaración: dicen que hay violencia y por otro lado que es inviable lo que establece la revisión de la resolución. Yo la verdad, no sé cuál es la razón».
-¿Pero ninguna de las dos son válidas?
«Creo que no. Puede haber otras razones que desconozco. Pero lo concreto es que la institucionalidad ambiental revisó esta resolución, consideró cuáles son las medidas más adecuadas para viabilizar un proyecto como éste, en armonía con el medio ambiente y con la calidad de vida de las personas. Las reglas del juego no han cambiado. Las reglas del juego las cambió Agrosuper al no cumplir con todo lo que se establecía».
-¿Quién es el principal responsable del candado que hoy tiene el proyecto?
«Hay una multiplicidad de actores».
-Y en una escala, ¿la empresa, un permiso ambiental que nunca se debió haber dado, un Gobierno que actuó de forma tardía?
«Se juntan varias cosas, pero en general, creo que aquí la empresa tuvo un manejo irresponsable en sus inicios. No supo informar adecuadamente cuándo se generó el problema y a lo mejor la cosa podría haber sido totalmente distinta, no lo sé. Las cosas tienen una manera de verse distinta cuando uno lo sabe inmediatamente».
-¿Qué van a exigir y monitorear en el plan de cierre?
«A raíz del anuncio que hizo la empresa, al día siguiente el Servicio de Evaluación Ambiental Regional de Atacama ofició a la firma solicitando cuál va a ser el plan de cierre. Y se dio un plazo de 10 días hábiles para que lo presentaran. Ellos han anunciado febrero. Lo que hay que velar es que el cierre no implique olores, la variable más crítica. Y en eso hay que implementar una serie de medidas para que la planta de tratamiento que va a dejar de operar y cerrar progresivamente, no produzca los olores. Para eso tiene que implementar medidas como que la cantidad de bacterias que están ahí operando, sigan operando. Tendrán que detallar cómo lo quieren hacer y los plazos. Lo peor que puede pasar ahora es que el cierre se haga con candado, eso no puede ser».
«Tenemos que compatibilizar desarrollo y medio ambiente»
-Usted dijo que en el lugar de Agrosuper habría tenido un gerente en la planta. ¿Eso mismo corre para el Gobierno? ¿De parte del Gobierno falta esa conexión con la comunidad?
«Tanto la intendenta, el intendente posterior y el seremi de Medio Ambiente estuvieron en permanente contacto con la comunidad. Es más, el seremi estuvo incluso en mayo, en las primeras protestas. Estuvo ahí, en las fogatas conversando con la gente, preguntando a los dirigentes qué querían hacer. Yo después fui a Freirina y también estuvimos conversando y viendo qué es lo querían, pero la actitud fue siempre cerrada. Eso fue lo que se recibió en ese momento».
«En general, no había una voz que se levantara y dijera «no queremos cerrar». Ahora sí hay voces que dicen «me voy a quedar sin pega, tengo un empleo digno y ahora no lo voy a tener». Todos podemos aprender lecciones. Tenemos que encontrar la manera de compatibilizar el desarrollo, que todos queremos y necesitamos, y el cuidado del medioambiente con la calidad de vida de las personas. Parte de eso se inicia con encontrar puntos de encuentro que nos llamen al diálogo y no a la violencia».
-¿Cómo evalúa su gestión?
«Es re difícil autoevaluarse. Desde el primer momento yo estuve en el lugar. Comenzamos la revisión de la RCA (Resolución de Calificación Ambiental), lo que la ley me permite hacer. Significó un trabajo intenso por parte de las autoridades del medioambiente allá. Somos un ministerio nuevo. Nuestra «seremía» es bastante pequeña. Designamos a una persona especialmente dedicada para que se instalara en el lugar, pudiera aportar con soluciones y ayudara. Y estuvimos quizás más en las sombras probablemente, pero trabajando intensamente para poder llegar a puerto con una revisión que permitiera la viabilidad de la planta».
«A lo mejor me habrá evaluado de otra manera la opinión pública, pero la verdad es que estuve intensamente abocada a este tema. Incluso revisé todo lo que había para atrás. Requirió un trabajo significativo, no sólo de parte mía sino de todos los funcionarios que trabajaron en esta revisión».
-¿Puede ser viable la planta si Agrosuper revierte su decisión?
«Lo veo viable con las condiciones que se impusieron, siempre entendiendo que las contingencias pueden ocurrir. No puedo garantizar que nunca más habrá olor. Esto es como la ley de alcoholes, siempre habrá gente que tomó y va a manejar».
Fuente:www.economiaynegocios.cl