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LA SAL DE LAS CARRETERAS TRANSFORMA LAS MARIPOSAS
Según un nuevo estudio, la sal que se echa en las carreteras cuando nieva en Estados Unidos está afectando a las mariposas monarca.
Al derretirse la nieve, la sal se introduce en el suelo y en las raíces de las plantas de las que se alimentan las orugas. Cuando éstas se transforman en mariposas, su cerebro y músculos se desarrollan anormalmente: las hembras desarrollan un cerebro y unos ojos más grandes, mientras que los machos tienen mayor musculatura.
En teoría parecen cambios positivos, pues los músculos les ayudan a volar mayores distancias, permitiéndoles encontrar más parejas. Los ojos más grandes permiten a las hembras buscar mejores plantas en las que dejar los huevos.
Al igual que para las personas, el sodio es bueno para las mariposas en pequeñas cantidades: es uno de los elementos más importantes para el desarrollo muscular y cerebral.
Sin embargo, según la coautora del estudio Emilie Snell-Rood, «en grandes cantidades puede resultar tóxico».
Y sin duda, cada vez se ve más sal en las carreteras del país: tras los duros inviernos de 2011 y 2013, el contenido en sodio de las plantas cercanas a las carreteras fue 30 veces mayor que en años anteriores, como recoge el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
En 2011, Snell-Rood se dio cuenta de la cantidad de sal que se echaba en las carreteras durante el invierno (más de 350 000 toneladas al año) y empezó a sospechar que esta superabundacia de sodio podía afectar a las plantas cercanas.
Su equipo decidió estudiar las mariposas monarca porque pertenecen a una especie que se alimenta de las plantas llamadas algodocillo (asclepia), habituales en las carreteras de Minnesota. Entre 2011 y 2013, criaron mariposas monarca con dos tipos distintos de dieta: plantas de carretera ricas en sodio y plantas de pradera con bajos niveles de sodio.
Después de seis meses registraron las tasas de supervivencia de ambos grupos, que mostraron que aunque las orugas alcanzaban grandes tamaños, el sodio estaba lejos de tener efectos beneficiosos: las orugas que se alimentaron de plantas de carretera reflejaron una tasa de supervivencia del 40 %, frente al 58 % de las que siguieron la otra dieta.
Al desarrollarse las orugas que se alimentaron de altos niveles de sodio y convertirse en mariposas, las diferencias fueron todavía más patentes.
Los machos desarrollaron mayor musculatura, mientras que las hembras mostraron grandes ojos y un cerebro de gran tamaño, que puede ayudarlas a localizar las mejores plantas para poner sus huevos.
La autora reconoce que resulta «un poco extraño» que las hembras no utilicen también el sodio para desarrollar grandes músculos, lo que podría significar que no quieren ir lejos a buscar las plantas, sino que piensan que las más cercanas encajan mejor para esta función.
Para el equipo, las conclusiones podrían tener, además, importantes implicaciones para las migraciones de esta especie, un problema cada vez más grave debido a que se está reduciendo la migración a México en las últimas décadas.
Sin embargo, todavía se desconoce si las diferencias que refleja el estudio se dan en otras especies y zonas del país.
«Solamente hemos estudiado una carretera, así que no sabemos hasta qué punto sucede en otras», reconoce Snell-Rood.
Fuente/nationalgeographic.es
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