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50 años de investigación científica en Antártica
Con la creación del Instituto Antártico Chileno se inició una extensa labor científica que ha llevado a Chile a ser uno de los países con mayor presencia en el continente blanco. Hoy, una de las principales áreas de estudio está centrada en los biorrecursos que prometen revolucionar la industria de la medicina, la agricultura y reducir el gasto energético.
Fue en el verano de 1964 a 1965. Un puñado de jóvenes científicos de las universidades de Chile y Concepción, y de la Dirección Meteorológica de Chile, recibía una invitación del recién creado Departamento Científico del Instituto Antártico de Chile para unirse a la expedición que marcaba el inicio de los estudios sistemáticos de nuestro país en el continente blanco. Francisco Hervé, Premio Nacional de Geología y académico de la Universidad de Chile, recuerda que se trató de un viaje bien especial, ya que estuvieron a punto de quedarse abajo de la expedición.
Tres barcos de la Armada participaban de la travesía (el Piloto Pardo, el Yelcho y elLientur), pero cuando estaban en Puerto Williams un desperfecto dejó fuera al Piloto Pardo, donde la mayoría de los científicos se trasladaban. Anteponiéndose al caos que podía quedar y con la idea de continuar la misión, los marinos invitaron a los científicos a un “paseo por Puerto Williams”. Pero el entonces capitán Arturo Araya, quien posteriormente se transformaría en edecán del Presidente Salvador Allende, llamó a Francisco y su compañero Roberto a un lado. “Chiquillos, no vayan al paseo”. Los que bajaron tuvieron que permanecer dos meses en Puerto Williams.
Han transcurrido 50 años y la ciencia en la Antártica ha cambiado mucho. Hervé, quien tenía 21 años en aquel entonces, recuerda que todo era “más romántico”, a diferencia de lo que ocurre hoy, donde el foco está más bien puesto en la investigación y en la publicación de nuevos artículos. Fenómenos como el cambio climático global y las adaptaciones que presentan los organismos que viven en estos climas extremos han disparado estudios en el continente blanco que no sólo pueden ser vitales para entender el proceso de calentamiento que afecta al planeta, sino para crear nuevos productos con potencial para revolucionar la industria, la medicina, la agricultura y reducir el gasto energético.
Esto es parte de lo que se investigará a partir del 2 de enero, cuando se dé inicio a la expedición antártica número 50. Los estudios están centrados en aislar microorganismos que serán claves para crear nuevos sistemas de celdas solares, protección contra la radiación ultravioleta y nuevas terapias contra el cáncer, entre otros avances.
José Retamales, director de Inach, explica que si bien la primera expedición científica oficial se realizó en 1947, desde comienzos del siglo XX que barcos chilenos visitaban regularmente el continente. “Por aquella época se trataba principalmente de expediciones balleneras”, explica. Pero tras la firma del Tratado Antártico y la creación de Inach, a fines de los 50 y comienzos de los 60, se sellaría el futuro antártico de Chile con una orientación más bien científica.
Hoy, Chile es uno de los países que encabeza estos esfuerzos. No sólo es una de las puertas de entrada para el continente helado a través de Punta Arenas, sino que el trabajo de investigación en estas latitudes se ha incrementado en las últimas dos décadas. Sólo entre 2003 y 2013 el número de proyectos científicos del Programa Nacional de Ciencia Antártica, Procien, aumentó cinco veces (de 14 a 71). Este año, la expedición llevará a 152 investigadores, con un total de 51 proyectos que se realizarán en la campaña que finaliza el 24 de abril de 2014. En la etapa marítima se ejecutarán 21 proyectos científicos, trabajando en 24 puntos de muestreo (ver infografía).
En uno de éstos, el biólogo de Inach Marcelo González trabaja aislando bacterias capaces de controlar a otras bacterias que se han vuelto resistentes a los antibióticos. Como parte de un proyecto Fondecyt de tres años, ya han logrado aislar algunas moléculas que podrían servir para crear antibióticos que destruyan a las bacterias multirresistentes. Una de las aplicaciones en que trabaja es controlar ciertos patógenos que afectan a las carnes, para permitir una mejor conservación.
¿Qué hay en Antártica que se pueden realizar esta clase de descubrimientos?
González explica que por tratarse de una zona aislada, con temperaturas y condiciones climáticas extremas, se descubren especies y moléculas nuevas, con adaptaciones de naturaleza distinta a todo lo que se conoce. Es por eso que otro de los grandes hitos en estos 50 años de exploración antártica se registra en el área de la microbiología, con el desarrollo del primer proyecto de infraestructura de laboratorios antárticos financiado por el programa Innova, de Corfo. Desde entonces, los proyectos que estudian microorganismos han aumentando de 12,5 % en 2006 a 40 % en 2011. En los últimos seis años, se han realizado 31 proyectos de investigación en microbiología, correspondientes a 29 % del total de nuevos proyectos desarrollados por Chile en este período (105 proyectos).
La doctora Jeny Blamey, de la Fundación Biociencia, también participa de estas expediciones junto a su grupo de trabajo. Una de las líneas que exploran es el análisis de microorganismos que resisten la radiación ultravioleta y que podrían utilizarse para desarrollar compuestos que disminuyan los efectos de los rayos UV. “Podrían ser parte de protectores solares más efectivos, pero también tienen propiedades antitumorales que pueden usarse en medicina”, dice Blamey.
Similar línea de trabajo lleva adelante Manuel Gedekel, de las empresas de biotecnología Uxmal S.A. y Creative BioScience. Mediante el estudio de la Deschampsia antártica, una planta que crece en condiciones de temperatura y radiación extremas, están aislando un compuesto contra el cáncer y otro con efecto antioxidativo, que podrían ser usados para revertir ciertos efectos del envejecimiento. “Concretamente, para crear antiarrugas muy efectivos”, explica. Como parte este trabajo ya han obtenido 17 patentes mundiales en protección UV, nuevas moléculas terapéuticas para el cancer y bacterias que son biofertilizante para uso en la agricultura
José Manuel Pérez, doctor en Microbiología de la U. de Chile, explica su trabajo con métodos de síntesis y reproducción de nanopartículas. Algunas de éstas podrían ser usadas en la construcción de celdas solares más eficientes, para lo cual ya se está trabajando en prototipos. No es todo: también estudian bacterias con capacidad para degradar petróleo, que podrían tener importantes aplicaciones en el ámbito ecológico.
Fuente: diario la tercera