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Abejas, las guardianas del ecosistema mundial que están en peligro
Entre otros, los cambios de suelo, el uso de plaguicidas, la agricultura de monocultivo y el cambio climático son factores que están afectando la polinización de estos insectos.
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Esenciales para la agricultura, indicadoras de la salud del medio ambiente y promotoras de la diversidad biológica; y pese a que las abejas portan el título de guardianes del ecosistema mundial, cada día están más expuestas a peligros que las llevarían a la extinción.
El pasado 20 de mayo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebró en Eslovenia la Jornada Internacional de la Abeja.
«Un mundo sin polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos, y a largo plazo, sin seguridad alimentario», señaló en esa oportunidad el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
El agrónomo de profesión hacía alusión a los cambios de suelo, el uso de plaguicidas, la agricultura de monocultivo y el cambio climático, peligros a los que están expuestos las abejas y que están afectando la polinización de estos insectos.
Distintas organizaciones a nivel mundial están promoviendo métodos de producción agrícola para mejorar las funciones ecosistémicas, tales como el Manejo Integrado de Plagas, un mecanismo que fomenta la FAO y que consiste en reducir al mínimo el uso de productos químicos agrícolas para aumentar la producción de manera sostenible.
Para el ingeniero agrónomo Patricio Larrabe, quien hace 32 años trabaja con apicultores chilenos, esta actividad está muy complicada porque los volúmenes de producción han ido en descenso permanente.
«El cambio climático está asociado tanto a la expansión urbana la eliminación de especies y a los cambios fisiológicos de las mismas».
La abeja cosecha en los árboles tanto el polen como el néctar. El néctar es un jugo azucarado que está en la flor, y es el principal alimento de la colmena. En tanto el polen es un reservorio de proteínas.
«Lo que ocurre es que las sequías y los aumentos constantes de temperatura hacen que las plantas se estresen, con lo que cambia la fisiología de la especie. Esta se empieza a comportar de manera distinta, y por lo tanto, no produce el néctar», señaló el experto que trabaja con 27 apicultores que mantienen entre 7 a 400 colmenas.
La crisis de las abejas es un problema mundial. En Francia se comprobó que la desaparición de los antófilos estaba asociado al imidacloprid, un agroquímico utilizado como fertilizante, cuyo componente principal es la nicotina.
En Estados unidos se determinó una relación entre las abejas y el virus israelí de la parálisis aguda, al igual que en España, que se culpó al parásito nosema ceranae de la desaparición de este insecto.
En Chile, un estudio que realizó la Universidad Técnica Federico Santa María de Chile en 2012, descubrió productos cancerígenos en el polen de al menos un 70 % de las muestras de colmenas de la región de O’Higgins, una zona distante a una hora al sur de Santiago.
Una sola abeja melífera, es decir que porta miel, visita normalmente unas 7.000 flores en un día. Para producir un kilogramo de miel este insecto debe polinizar cuatro millones de flores.
Según los datos de la Plataforma Intergubernamental Científica-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicio de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), una ONG que trabaja al alero de las Naciones Unidas, 81 millones de colmenas producen 1,6 millones de toneladas de miel a nivel mundial.
Esta cifra representa un tercio de lo que se comercializa alrededor del planeta.
Pese a que las colmenas han aumentando en los últimos 50 años, el IPBES advierte que estas han disminuido en países de Europa y en América del Norte.
«Antiguamente a una colmena le sacabas 25 a 30 kilos, que era lo normal. Hoy esa cantidad en una colmena es muy raro. Este 2016 será un año malo en Chile porque no hubo la suficiente lluvia para la afloración, esto es por el cambio climático», aseveró Patricio Larrabe.
El presidente de la Red Nacional Apícola de Chile, Misael Cuevas señaló que el panorama no es catastrófico pero es un tema de preocupación.
«Estamos en un panorama distinto, mucho más complejo, pero creo que hay una crisis de las abejas y los polinizadores en general. El incremento de la mortalidad de las abejas es multifactorial, entre ellos se provoca por la utilización de pesticidas, parásitos propias de las abejas, la reducción de los espacios y el incremento del monocultivo, entre otros», detalló.
Cuevas agregó que hoy las abejas se tienen que trabajar de la misma forma que a un grupo pecuario. «Nuestras abejas son nuestro ganado alar, por lo tanto tenemos que tener un plan de trabajo y atenderlas día a día».
«En Chile tenemos un plan de gestión sanitaria, uno para la inocuidad de los productos, uno para la nutrición. También ver como se comporta el clima, la flora, y ver los efectos que tienen las sequías y las heladas».
«Sin abejas sería imposible alcanzar el objetivo principal de la FAO: un mundo sin hambre», enfatizó José Graziano da Silva en el día internacional de las guardianas del ecosistemas, que producto del cambio climático y el descuido humano, las abejas pese a ser las guardianes de nuestro ecosistema, cada día están en riesgo de desaparecer.
Fuente:La Tercera www.chiledesarrollosustentable.cl