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Agricultura sostenible: ¿Qué es la Permacultura ?
Permacultura no es sinónimo de agricultura ecológica, pero está muy relacionada con ella. Básicamente, la permacultura tiene que ver con el desarrollo de los ecosistemas agrícolas y hábitats de forma sostenible y autosuficiente.
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Pero empecemos por el principio. El origen del término se acuñó por primera vez por los ecologistas australianos Bill Mollison y David Holmgen, en 1978. Con la palabra “permacultura” buscaban un concepto integral que aludiese a un diseño ecológico de un espacio en el que se trabaja a favor de la naturaleza para obtener desde un espacio habitable hasta una productividad sostenible a distintos niveles, ya sea agrícola, energética o de otro tipo.
Más allá de la agricultura ecológica
En sus inicios, Mollison y Holmgren buscaban crear sistemas agrícolas estables, respetuosos con la biodiversidad, como respuesta a métodos agroindustriales invasivos que empezaron a usarse tras la segunda guerra mundial. Entonces, su objetivo era claro: conseguir que la agricultura no fuese el fin de los paisajes fértiles. En palabras de Mollison, la esencia de la permacultura es sinónimo de ese necesario respeto al entorno:
La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a la áreas como sistemas mono-productivos.
Hoy, el concepto es mucho más amplio. La permacultura posibilita un estilo de vida ecológico, ya que sus principios pueden aplicarse a muchos aspectos de la vida humana. Por un lado, puede referirse a la agricultura ecológica, a la producción agraria, pero incluye otros muchos elementos, y lo hace de forma variable. En general, se trata de un sistema diseñado para ser sostenible.
Puede integrar desde la producción agrícola hasta el lugar donde se vive, el paisaje, los métodos de obtención de energía, reciclaje, reutilización…
Todos los elementos son piezas de un mismo puzle, forman un todo armónico, que respeta los recursos naturales y al mismo tiempo permite una obtención de un rendimiento mediante la creación de hábitats humanos sostenibles en los que se incluyen los sistemas agrícolas.
En suma, los elementos de ese sistema tienen un comportamiento controlado desde un enfoque verde integral, establecen una serie de relaciones similares a los patrones de la naturaleza. Sus principios son aplicables a la organización de las sociedades para el diseño de entornos sustentables.
Permacultura como filosofía de vida
Actualmente, hay un sinfín de proyectos de permacultura que se desarrollan en distintas partes del mundo siguiendo esta filosofía a la hora de diseñar y desarrollar sistemas en diferentes ámbitos.
Los sistemas suelen girar en torno a la producción de alimentos, la cuestión paisajística, la producción energética y la organización social. Se busca a la par el respeto por el entorno y un uso sostenible y ecológico de los recursos a nivel económico y social.
Además de los grandes proyectos de premacultura, cada uno de nosotros puede llevarlos a cabo a pequeña escala. La permacultura urbana es un movimiento que camina en este sentido. Ya sea en balcones, jardines, en azoteas o pequeños huertos urbanos o haciendo uso de recursos que nos permiten generar energías limpias, podemos aproximarnos de forma progresiva hacia esa autosuficiencia y respeto ambiental.
El objetivo, en realidad, no es el logro de la sostenibilidad, sino conseguir una mejoría, que el balance no sea neutro, eso ya no es suficiente. Se busca trascender esa sostenibilidad para que el balance resulte positivo. Reducir contaminación, residuos, gastos y obtener una autonomía responsable que nos acerque a ese mundo mejor, más equitativo y ecológico, que tanto necesitamos.
Fuente/ecologismos
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