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Alma instala última antena y se transforma en el observatorio más solicitado del mundo
Para esta etapa llegaron 1.381 propuestas o 7.000 horas de observación y sólo hay 1.700 horas disponibles.
Todos quieren usar Alma. El radiotelescopio más grande del mundo, instalado a 5.000 metros de altura, en el Llano de Chajnantor (Antofagasta), aún no termina de ser instalado y concentra cada vez mayor interés científico. El último llamado para recibir propuestas para el nominado Ciclo 2 -en que se usarán 45 antenas (ver recuadro)- atrajo 1.381 proyectos, el equivalente a siete mil horas de observación, de las que sólo se pueden entregar 1.700.
“Es una cantidad inmensa y sentimos no poder dar en el gusto a todo el mundo, pero un año es muy corto”, dice Eduardo Hardy, director de Associated Universities Inc. (AUI) en Chile y representante de la parte norteamericana del proyecto, que incluye, además, al Observatorio Europeo Austral (ESO) y al Observatorio Astronómico Nacional de Japón (Naoj).
De acuerdo a Gautier Mathys, astrónomo de Alma que encabeza el equipo de evaluación de propuestas, es el proceso de selección más competitivo organizado a la fecha para cualquier observatorio en operación. “Ninguno ha recibido tantas propuestas de una sola vez”, dijo en un comunicado.
Ni siquiera el telescopio espacial Hubble, que recibe unas mil propuestas anuales, con un récord de 1.298 en 1997.
“La cifra de demanda es, de hecho, alta. Normalmente, la medimos como la cantidad disponible comparada con las postulaciones (cuatro veces más demanda), esto es especialmente impresionante para un telescopio que no está completamente funcional”, dice a La Tercera Brian Schmidt, premio Nobel de Física 2011 e investigador de la U. Nacional de Australia, quien está trabajando en el desarrollo del Square Kilometre Array (SKA), un radiotelescopio que se instalará en Australia y Sudáfrica.
Tetsuo Hasegawa, director de Naoj en Chile, indica que nunca había visto tanto interés en un instrumento. “Estamos felices del abrumador apoyo de la comunidad científica. Le he dicho a nuestro staff que construye Alma que cada día, o incluso cada hora de su duro trabajo estará conectado a maravillosos descubrimientos científicos que Alma hará cuando se inicie su operación”.
Revolución astronómica
“Este telescopio es extraordinariamente complejo, tiene que integrar 66 antenas para estar completamente funcional. Estamos avanzando en esa dirección, sin embargo, en los primeros dos años de operación, con menos antenas, el interés era inmenso y se traducía en unos mil pedidos de tiempo por año. Ahora, con casi todas las antenas integradas, la presión aumentará”, dice Hardy.
Aun al mínimo de su capacidad, el radiotelescopio ha dado resultados sin precedentes, lo que se grafica en la cantidad de estudios publicados obtenidos con sólo 16 antenas (62 de los 96 publicados hasta ahora). “Los resultados son tan impresionantes que es fácil publicar en revistas con requisitos muy altos, como Nature o Science”, dice Pierre Cox, director de Alma.
“Los primeros resultados están presentando nuevas imágenes que requerirán reescribir libros de texto”, dice Hasegawa. Así ha sido desde el comienzo, agrega Mónica Rubio, directora del programa de Astronomía en Conicyt. “Para la comunidad científica nacional ha sido extraordinario”, dice.
Simón Casassus, astrónomo de la U. de Chile e investigador principal del Núcleo Milenio de Discos Protoplanetarios (MAD), lideró el grupo que en 2013 captó con Alma una de las primeras etapas de la formación de planetas gaseosos gigantes. Era la primera vez que un instrumento lo lograba y con el mínimo de sus antenas. “Alma es un avance tecnológico que va a impactar la astronomía internacional. En particular, el impacto en la astronomía chilena es aún mayor”, dice Casassus. Eso, porque muchos astrónomos nacionales ahora pueden conducir investigaciones para las que antes estaban muy limitados.
Héctor Arce, astrónomo puertorriqueño de la U. de Yale, lideró un equipo que, junto a astrónomos chilenos, logró la imagen más nítida de una estrella expulsando gas en plena formación, también con 16 antenas. “La sensibilidad del telescopio es muchísimo mayor que cualquier otro, incluso con un cuarto del total de antenas que tendrá, ya es suficiente para sobrepasar la sensibilidad que tienen otros telescopios de este tipo”, dice a La Tercera.
Con el doble de antenas que las usadas en el Ciclo 0, la sensibilidad de Alma es tan grande que es fácil observar objetos débiles en menor tiempo, dice Cox. Hoy es cuatro veces más rápido que en sus inicios y puede realizar observaciones que con otros radiotelescopios demoraban un día entero en sólo media hora. En eso han influido tanto la tecnología como el equipo humano.
Nuevas pruebas
La interferometría o la combinación de los datos provenientes de diferentes antenas apuntando hacia un mismo objeto permitirá que Alma funcione como un telescopio de 16 km. A mayor separación, mayor resolución, que lo convertirán en una especie de gran angular capaz de detectar detalles de objetos muy lejanos.
Cox explica que la última prueba de interferometría la realizaron con 53 antenas funcionando al mismo tiempo, con una distancia máxima de 1 km. Ya lo han probado con menos antenas y hasta 3 km, y a fin de año esperan llegar a los 11 km. “Probablemente, en 2015 se pueda hacer con 16 km”, dice.
Su meta ahora es conseguir la estabilidad funcional, pues el año pasado fue el más difícil, no sólo por el paro de trabajadores, sino por un problema de energía que detuvo el funcionamiento, tiempo perdido para hacer ciencia. “Ahora tenemos un procedimiento para recuperar todas las antenas con control remoto cuando hay un corte de energía. Antes tardábamos una semana o 10 días para hacerlo. Hoy es un par de horas. Son problemas de infancia del proyecto que muestran la complejidad del sistema”.
Fuente:latercera.com