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Biodiversidad, la ‘verdad’ debe divulgarse

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Algunos científicos cuestionan el método de evaluación de los trabajos por citas, en particular cuando se consideran únicamente aquellas dentro de la base privada de datos Web of Knowledge (WOK).

Hasta fecha muy reciente, los especialistas encargados de la promoción de los científicos profesionales contaban principalmente con la base de datos Web of Knowledge (WOK) para establecer los méritos de una publicación en función de sus citas.

Hay una amplia literatura sobre si las citas deben ser el criterio de valor o importancia de un trabajo, si esas citas se deben contar exclusivamente a través de la base de datos privada de Thomson Reuters (WOK), y si las citas deben ser tomadas desde la representatividad de la revista en la que aparece el trabajo o si se deben contar por las citas del trabajo mismo.

Si uno quisiera rizar el rizo con el asunto de las citas aplicado al caso de la biodiversidad, es decir, de las citas de organismos, amén de los trabajos publicados habría que añadir los listados faunísticos y florísticos y cualquier base de datos como las que se emplean como material de batalla en investigaciones tales como el impacto del calentamiento global sobre la biodiversidad y otras equivalentes, que cuentan con esta información como base empírica para proponer/probar sus modelos de efecto o cambio.

Aun y todo, la cita no es el problema. Nosotros no queremos añadir una discusión espuria a un sistema de evaluación que, siendo efectivo en muchos casos, excluye y margina a ciertas disciplinas en otros.

Ni queremos incidir sobre la estigmatización que determinados apelativos o sobrenombres pueden afectar a la consideración de unas disciplinas sobre otras (ciencias blandas o ciencias duras, cualquier cosa que, en rigor, eso pueda significar).

Pero siendo el elemento ‘cita’ fácil y asequible para el regimiento de evaluadores entre los que no faltan perezosos y descuidados (ya se sabe que todo en la naturaleza es variable, y ningún fenómeno se salva de los extremos, en este caso, de los extremadamente puntillosos hasta los ‘pasotas’ y negligentes), conviene dar noticia, para que todos nos demos por enterados, de dos novedades que pueden afectar a la evaluación de la biodiversidad.

Bases de datos de la investigación en biodiversidad

Uno de ellos es que el Zoological Record (ZR), la base de datos más exhaustiva de zoología, también de Thomson Reuters, ya incluye las citas de los trabajos. Hasta hoy eso no era posible. Cuestión diferente es si lo hacen bien o mal, como veremos más adelante.

El otro, es que Google Scholar (GS) cubre todo el ámbito de la ciencia y humanidades y también incluye citas. Pero tenemos la impresión –sin haber hecho un estudio estadísticamente representativo– de que Google Scholar le lleva mucho terreno adelantado al ZR en el capítulo de citas.

Por poner un ejemplo, la obra del conocido evolucionista E. Mayr sobre metodología taxonómica (Mayr et al., 1953) tiene 679 citas a 23 de noviembre de 2011 en Google Scholar, y los dos registros que de esta obra aparecen en el ZR, uno tiene 6 citas y el otro ninguna. Por otro lado, esta obra de Mayr no aparece en WOK.

Si este es el caso en todas las referencias científicas, la suerte de WOK y ZR está echada en un plazo más corto que largo. Y eso por varias razones: por ser GS más exhaustivo, por ser más rápido y por ser –de momento– gratis.

Si tenemos en cuenta que tanto los gestores bibliográficos de pago como EndNote o los de distribución libre como Mendeley pueden incorporar con un simple ‘clic’ la bibliografía que hemos seleccionado desde GS, se comprende que ya queden menos razones para justificar el pago de las cifras que las instituciones tienen que dar por el uso de WOK –ZR incluye un extracto de los contenidos que es especialmente útil a los que trabajan en diversidad animal–.

Esto, que en un período de afluencia económica puede no ser importante, adquiere una significación especial en los tiempos de agonía financiera que vivimos.

Consideramos que las organizaciones españolas que gestionan y usan estas bases de datos para evaluar a la comunidad científica española deberían reunir un comité de entendidos –ya sabemos que los ‘expertos’ lo suelen ser de algo, no necesariamente de aquello para lo que son requeridos– y ponderar seriamente las diferencias en funcionalidad de las bases de datos de Thompson sobre GS, y si negociando con esta última se podrían tener aplicaciones adicionales a bajo coste que igualaran las posibles diferencias (si las hubiera) con las ya mencionadas.

Nuevas herramientas para la evaluación

Como el hambre azuza el ingenio, el que no tenía fácil acceso a Thompson para hacerse el listado de citas de sus trabajos podía acudir hasta hace poco a la página web Publish or Perish.

Google ha sacado recientemente también una página web de ‘citas personales’ llamada Google Scholar Citations donde de forma interactiva se pueden incorporar los trabajos que hemos publicado –aún si lo hemos hecho con nombres diversos– y tener sus citas correspondientes. Esta tabla dinámica, que calcula el famoso índice ‘h’, se actualiza día a día sin necesidad de hacer nada más que acceder a ella.

De forma que los comités de evaluadores de científicos que tanto han ayudado a promover una ciencia rigurosa en nuestro país, pero que también han cometido errores –e injusticias– groseros, tienen ahora unos instrumentos fáciles, bonitos y baratos para ejercer su cometido rápida, eficaz y satisfactoriamente y volver a su investigación con la conciencia tranquila y sin pérdida de tiempo.

Eso, siempre que además de las citas no quieran analizar los contenidos, la participación y otras variables, que sería la forma de saber si un trabajo es riguroso y contribuye de forma notable al conocimiento en una disciplina –como puede ser en biodiversidad, el caso de las monografías–, y cuál es la contribución de cada autor en la producción de cada publicación.

Pues no deja de ser sorprendente que científicos muy productivos lo sigan siendo con igual intensidad cuando pasan a dirigir instituciones, lo que nos les debe dejar mucho tiempo, no ya para visitar los laboratorios sino tan siquiera para revisar borradores a los que van a dar su consentimiento.

Concluimos. Las nuevas herramientas de GS y otros software asequibles ‘on line’ de forma libre pueden suponer un avance para la evaluación adecuada de los trabajos por sus citas universales.

El siguiente paso será cuando los comités de evaluadores se lean los trabajos y los valoren por su propio contenido. Pero no conviene agobiar en exceso a estos comités, conformémonos con que den, de momento, un paso más allá del restringido monopolio de las bases de datos de Thompson.

Más información: Valdecasas, A. G. «An index to evaluate the quality of taxonomic publications». Zootaxa, 2925. Páginas 57-62. 2011


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