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Brecha digital se triplica entre hogares más pobres y de mayores ingresos

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Estudio encargado por el gobierno analizó el acceso a internet en los hogares chilenos. Hombres usan más la red y el smartphone es lo segundo más común en zonas rurales y urbanas.

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Tablets, laptop y celulares junto al viejo computador estacionario, hoy de diseño y con funciones impensadas hace tres décadas, no sólo son objetos de devoción, sino que también se están convirtiendo en una expresión más de la desigualdad que existe entre las distintas capas socioeconómicas del país.

Así lo revela un estudio encargado por el gobierno para medir, precisamente, la brecha digital en la población chilena: mientras el 82% del quintil de mayores ingresos tiene acceso a internet, en el otro extremo, en el quintil más pobre, llega sólo al 28% de los hogares.

El estudio, encargado por el Ministerio de Economía y cuya licitación ganó la firma F & K Consultores, además, deja en evidencia que el acceso digital en el 20% de los hogares más pobres del país ni siquiera llega a la mitad del promedio nacional, que es de 61%.

La brecha digital en este caso corresponde a las diferencias que existen en el acceso, uso y apropiación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) según determinantes geográficos, socioeconómicos, culturales, de género, entre otras dimensiones.

En los quintiles siguientes, agrega el documento, la brecha también es significativa entre uno y otro y más respecto del grupo de mayores ingresos. De este modo, en el segundo quintil el acceso digital llega al 42,3% de los hogares; en el tercero, al 49,6%, y en el cuarto, a un 59,2% (ver infografía).

“Un desafío muy importante que ha surgido junto con el desarrollo digital de los países es el de garantizar el acceso a las tecnologías de la información y promover el uso y apropiación de éstas para que todos los ciudadanos puedan utilizarlas y aprovechar sus beneficios”, cita el informe de F & K.

El texto consignó que los hombres usan más internet que la mujer: 56% versus 46,3%. Pero también que el 65% de los hogares de zonas urbanas y el 40% de los de zonas rurales tienen acceso a la red. Aquí, los datos muestran que mientras en zonas urbanas los dos principales tipos de conexiones usadas por los hogares para acceder a internet son banda ancha fija (76,6%) y smartphone (35,8%), en zonas rurales es la banda ancha móvil (53,5%) y el smartphone (42,4%).

La población urbana de la Región de Tarapacá es la que más acceso tiene a internet (59,7% del total), en tanto que la población rural de Coquimbo lidera su medición (con 24,2% del total). La población urbana con menos acceso a internet es la de la Región de O’Higgins (29,4%) y en el caso rural, la de la Región de Biobío (6,7%).

En materia de pueblos originarios, el informe determinó que también existe una brecha entre aquellos hogares cuyo jefe de hogar pertenece a etnias indígenas y aquellos en que no. En el primer caso, el 50% tiene acceso a internet y, en el segundo, es el 63%.

Los usos de la población

Juan Pablo Philippi, socio de F & K Consultores, explica que el estudio consistió en analizar los datos provenientes de la Casen 2013 (cuyos datos fueron liberados a principios de este año) y cruzar esa información con datos de otras fuentes oficiales, con el objetivo de aproximar la “desigualdad digital” y detectar no sólo el acceso a internet y a otras tecnologías de información en las distintas capas de ingresos.

También se buscó establecer y determinar las brechas que, adicionalmente, se generan a partir del uso de esas tecnologías.

“El objetivo es relevar este tema para las políticas públicas y demostrar que un mejor acceso y uso de las tecnologías sí se podría traducir en un mayor bienestar ciudadano y en una reducción de otra arista de la desigualdad que es posible observar en nuestra sociedad”, dice el economista.

Así es como al analizar a los cinco grupos de ingresos y el distinto uso que en cada uno se hace de la red, se obtiene que en todos los quintiles existe una utilización similar para obtener información (94% versus 96%, en el primer y quinto quintil, respectivamente); comunicación escrita (79%-92% en la misma relación) y entretenimiento (82%-84%).

Pero eso cambia en el uso que se da para comunicación por voz (29%-53%), actividades de educación (23%-39%), comercio electrónico (12%-45%), trámites en línea (9%-44%) y operaciones bancarias (7%-49%).

La fuerte brecha digital por quintil de ingreso en Chile tiene como principal efecto un distanciamiento aún mayor en educación, pero también diferencias y limitantes en acceso a financiamiento y movilidad social, sostiene Philippi.

“Si se analizan las razones que esgrimen los segmentos socioeconómicos más bajos para utilizar internet, estas en su mayoría están relacionadas a entretenimiento. Sólo un 7% de los hogares del primer quintil que accede a internet lo hace para operaciones bancarias, versus un 49% en el quintil más alto”, afirma.

Misma tendencia se observa en el uso de internet para realizar trámites en línea, comercio electrónico y actividades de educación formal. “Esto da cuenta de efectos a nivel de bienestar ciudadano. En términos generales, la falta de acceso se traduce en un menor traspaso de los beneficios asociados a la utilización de las tecnologías de la información”, añade el experto.

La existencia de una brecha digital, por ejemplo, a nivel socioeconómico, comenta el documento, es que los sectores de menores ingresos no pueden aprovechar los beneficios que entregan las tecnologías de la información, limitando el acceso a nuevos conocimientos, la comunicación e integración social, la comunicación con el Estado, pero también los ahorros en tiempo y dinero.

En la economía

Pero realmente ¿tiene ventajas concretas tener más y mejor acceso a formatos digitales? Philippi asegura que sí y que un ejemplo concreto es el acceso a los servicios públicos en línea, cuyo beneficio fue evaluado el año pasado por la Unidad de Modernización del Estado del gobierno.

Un estudio realizado por la entidad estimó los ahorros ciudadanos derivados de la implementación del sistema online ChileAtiende, concluyendo que en 2014 se registraron 2.291.537 visitas al portal web y que eso significó para el aparato estatal, y también para la ciudadanía, un ahorro de 58,3% de visitas presenciales.

En el mismo período, además, se generó un ahorro de US$ 12 millones en burocracia, pues se evitaron casi 1,4 millones de horas-hombre y 2,6 millones de viajes.

¿Y en el mundo cómo estamos? ¿Cumplimos con las exigencias de la Ocde, por ejemplo? Philippi señala que a nivel internacional Chile se encuentra en el tercio superior de los países que cumplen con los principales indicadores sobre desarrollo digital y en la región ostenta una posición de liderazgo, con el primer o segundo lugar, según el tipo de acceso o la categoría de medición.

En 2014 fue el tercer país con mayor penetración de internet de América Latina, con un 66,5%, según Internet World Stats, mientras que el promedio es de 54,7%. En Europa alcanza a 70%, agregan los datos de la entidad.

El interés del Estado

Dos mecanismos tiene el Estado chileno para aportar al desarrollo de lo que se define como gobierno digital. Uno es el presupuesto destinado a la creación y promoción de proyectos y políticas estatales encargadas de promover el gobierno electrónico.

La principal entidad encargada de eso es la Unidad de Modernización y Gobierno Digital (UMGD), perteneciente al Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres). La segunda vía de aporte es el consumo y la inversión en personal, bienes y servicios ligados a las TIC en cada una de las instituciones gubernamentales.

Philippi precisa que si se considera el presupuesto de la Unidad de Modernización y que todo el gasto de la UMGD está destinado a la promoción del gobierno electrónico, “se obtiene una medida que, por una parte, sobreestima bastante el gasto directo para ese fin, pues se incluyen partidas que tienen poca relación con el desarrollo del gobierno electrónico, como, por ejemplo, arriendo de oficinas y modernización de las normativas institucionales.

Además, añade, se subestima dicho gasto, al no considerar el tiempo y recursos destinados por otras instancias gubernamentales. “Sin embargo, al estar todos los ejes de acción de esa institución orientados a promover de una u otra forma el desarrollo del gobierno electrónico, medirlo de esa manera podría brindar alguna noción respecto del gasto que destina el gobierno a la promoción de la digitalización”, asevera.

Así, el informe de F & K Consultores señala que el gobierno asigna hoy $ 1.554 millones a la UMGD y que el presupuesto ha crecido un 27% en términos reales desde su creación, en 2012. Sin embargo, entre 2013 y 2014 esa inversión bajó en unos $ 200 millones (a precios de enero de 2014).

Respecto del gasto en personal, bienes y servicios TIC por parte de los diferentes organismos del Estado, entre 2003 y 2010 la Dirección de Presupuestos (Dipres) recabó información específica para calcular los recursos destinados a esos ítems para cada una de las entidades.

Esos datos arrojaron que mientras en 2003 el gasto público en TIC llegaba apenas al 0,9% del Presupuesto de la Nación, en 2005 subió a 1,4%, en 2007 a 1,6% (el más alto) y en 2010 llegó a 1,3%.

 

Fuente:La Tercera 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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