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Cobquecura: El proyecto de acuicultura que genera fuerte rechazo en sus habitantes
Una organización de unas 100 personas vela para que el plan de cultivo de salmones, cojinova del norte, choritos y huiro no se construya en su mar. ¿Qué dice la empresa de todo esto? Conócelo a continuación.
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Un total de 11 centros de policultivos offshore (a mar abierto) y una inversión por US$2.600 millones es lo que contempla la empresa Cultivos Pelícanos para su proyecto acuícola en Cobquecura, Coelemu y Trehuaco y que ya presentó al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
Todo esto, en el mismo lugar de la Región del Biobío que fue el centro de atención del país por ser el epicentro del terremoto del 27/F.
Antes de ese hecho, el lugar siempre se había destacado por sus paisajes vírgenes, sus grandes olas para los fanáticos del surf y por albergar un santuario de la naturaleza con una colonia de más de dos mil lobos marinos, una especie de roca parietaria donde las hembras van a parir sus crías.
Además, será la próxima costa de la Región de Ñuble. Al conocerse esta construcción, ubicada entre 1,6 y 1,9 kilómetros de la costa de Cobquecura -que reunirá siembras de cojinova del norte, salmones, choritos y huiro-, sus habitantes sospecharon de que el ecosistema marino y terrestre de la comuna podría estar en peligro.
Este tipo de acuicultura se practica en países como España, Italia, Australia, Canadá y Noruega potenciando las exportaciones.
Conforme a la Subsecretaría de Pesca, en 2015 los envíos alcanzaron una valorización de US$4.662 millones, -un déficit de 9,6% respecto al 2014- y comprendió 1,1 millón de toneladas.
Según indica el director ejecutivo de la compañía, Mark Stengel (nieto del director de Camanchaca, Jan Stengel), estas «experiencias de policultivo de peces, moluscos y algas vienen siendo evaluadas en Canadá, España y EE.UU., probando ser factibles tanto ambiental como económicamente».
«Esta característica de la acuicultura offshore es muy relevante desde el punto de vista ambiental, puesto que los grandes volúmenes de intercambio de agua se convierten en el agente mitigador más importante, otorgándoles a los peces un hábitat similar al natural, mejorando su salud, disminuyendo el uso de antibióticos y evitando la acumulación de residuos orgánicos en el fondo marino.
A su vez, al ser policultivo se genera un efecto natural de mitigación entre especies, favoreciendo la sustentabilidad de los ambientes», explica.
Y agrega: «El principal impacto en la zona se visualizará en el desarrollo de una nueva e innovadora actividad productiva que permitirá la capacitación y reconversión de pescadores y hombres de mar, la posibilidad de generar una serie de negocios entorno de nuestros centros, en servicios y productos, potenciando la actividad hotelera y turística, además del fomento a la contratación y generación de empleo con mano de obra local».
A raíz de este proyecto nació el movimiento «Todos Somos Cobquecura», un grupo de más de 100 personas que vela fehacientemente para que el proyecto no se construya en la zona. «Obviamente que en el tema económico es como las mineras, es súper contaminador, pero se necesita y el sistema ya es así», reconoce Carolina Bustos, vocera de la organización.
Sin embargo, «nosotros queremos cuidar Cobquecura porque es un santuario de la naturaleza y sabemos de las malas prácticas de las empresas», manifiesta.
Dentro de sus fundamentos destacan que la presencia de salmones en el lugar destruiría el fondo marino; contaminaría las playas con pesticidas y productos químicos; propagarían de enfermedades a las especies de la zona; y darían muerte a la población de lobos marinos.
US$2.320 millones fue el valor de las exportaciones de salmón en 2015, anotando el 49,8% del total de la industria acuícola
Estos se basan en un estudio realizado en 2010 por científicos alemanes del Instituto Max Planck de Dinámica y Organización el cual consigna que «los criaderos de salmón están considerados en general como un problema ecológico de dimensiones».
«La cría de innumerables salmones demanda el uso de medicamentos y pesticidas, a los que se suman los excrementos masivos de los pescados y los restos de comida que flotan en el agua.
El salmón atlántico trae aparejadas enfermedades nuevas al Pacífico, poniendo en peligro a las especies nativas», dice el estudio.
Según los investigadores, las mediciones de la expedición mostraron que en el entorno de los criaderos no existe vida alguna en el agua. «No queremos que vayan a experimentar en Cobquecura.
Si hay un escape de salmones en Coelemu o Trehuaco igual nos van a llegar. Los salmones son como tigres en el agua, se comen todo, entonces si salen hieren hasta a los lobos marinos», sentencia la antropóloga.
«El mar en Cobquecura es súper bravo, hay marejadas cada semana. Una de las observaciones tanto de los técnicos como de los ciudadanos es cómo ellos (la empresa) sin tener un estudio de mareas pueden decir ‘no aquí no va a quedar la embarrada’ cuando vengan las marejadas o un tsunami», explica la antropóloga.
«Estos pontones podrían desprenderse o generar una fuga de peces porque ni siquiera ellos lo explican de lo que pueda suceder, pero nosotros sabemos que el mismo SEA cuestiona un poco el tema de que sea en altamar», subraya.
En cuanto al peligro que corren los lobos marinos, asegura que este tipo de compañías «matan a los lobos marinos, ellos les disparan, los matan con peso hacia abajo diciendo que se mueren en las redes, es un maltrato y una crueldad tremenda».
Por su parte, Cultivos Pelícano recalca que «la presencia de lobos marinos es una situación que todos los centros de cultivo de peces enfrentan y para lo cual la autoridad exige una serie de resguardos, los que por cierto están considerados».
«Ninguna de esas medidas pone en riesgo su protección. Actualmente, nos encontramos conversando con distintos organismos expertos para evaluar las mejores decisiones e implementaciones», revela.
Participación ciudadana Actualmente el plan se encuentra en proceso de calificación, lo que significa que están evaluando ciertas instancias para ser aprobado.
En este proceso existe una instancia de participación ciudadana donde se le exige a la empresa una presentación en el que deben entregar a la comunidad información sobre el proyecto.
El movimiento denuncia que esta instancia la ha hecho de «manera muy escondida» y que la última la abandonaron: «Ellos tienen la obligación y el deber de cumplir ante la gente.
Se llenó el lugar (donde se realizó), habían más de 300 personas, lo cual en un pueblo chico es mucho, donde además nadie quiere que se instalen, entonces hubo atención, pero no hubo agresión y ellos salieron arrancando», enfatiza Gentzane Aresti, miembro del grupo.
En su defensa, Stengel aclara que «el calendario programado por el SEA no se pudo llevar acabo pues no estaban dadas las condiciones de seguridad e integridad para nuestros representantes, debiéndose reagendar algunas presentaciones».
«Visto lo sucedido en las programaciones originales y considerando la falta de condiciones para una correcta exposición de nuestros proyectos, se decidió no asistir, situación que lamentamos por aquellas personas que acuden a estas instancias a dialogar y que creen que estos son verdaderos espacios de construcción, información y acuerdo», declara.
. Fuente: Emol.com www.chiledesarrollosustentable.cl