CÓMO EXPLICAR EL MEDIO AMBIENTE A LOS NIÑOS

Muchos padres se preguntan si hay una edad adecuada, a partir de la cual se debe enseñar a los niños qué es el medio ambiente y cómo vivir en armonía con la naturaleza. Y la respuesta es que cuanto antes se comience, mejor será para todos.

Educación ambiental temprana

Los niños aprenden por imitación y por interacción, así que hay una parte ‘teórica’ que se imparte oralmente, ya sea como respuesta a consultas del niño o para llamarle la atención acerca de los elementos que integran su entorno y una parte práctica que implica un contacto directo con la naturaleza.

Una de las mayores dificultades estriba en que la mayoría de los niños vive en grandes ciudades, se desplaza en vehículos (rara vez andando) y la mayor parte de sus actividades se realizan en entornos aislados (casa, escuela) o con actividades que esencialmente los mantiene apartados del mundo natural, como mirar TV o jugar con consolas o móviles.

Muchos padres defienden estos entornos alegando que resultan más “seguros” para sus hijos, una postura más que respetable; lo que no deben olvidar es que, este casi aislamiento de la naturaleza hace que muchos niños pequeños corran el riesgo no desarrollar actitudes y sentimientos positivos hacia el medio ambiente y/o no logran un grado de familiaridad saludable con su entorno.

Lo teórico siempre debe estar acompañado por una convivencia real con los espacios naturales y todos sus elementos. Si locativamente esto representa un problema, los padres tienen que hacer un esfuerzo para conseguir superar estas barreras, ya que este contacto resulta imprescindible para que los niños puedan aprender, entender, valorar, cuidar, proteger y preservar el medio ambiente.

Otra de las razones fundamentales por las que los niños deben relacionarse con la naturaleza es que, mientras la conocen aprenden a disfrutarla, transformándose para ellos en fuente de alegría y asombro. Los padres, educadores y demás adultos deben ayudarle a dar rienda suelta a la curiosidad que despierte en los pequeños el medio natural, saciando sus ansias de conocimiento.

¿Cómo se les explica el medio ambiente?

La idea siempre es comenzar por plantearle al niño actividades simples. Los más pequeños tienden a aprender mejor mediante experiencias relacionadas con cosas que les sean familiares y en medios en los que se sientan cómodos. Por ejemplo, es posible enfocar su atención a un solo árbol de la plaza, antes de aventurarse a la exploración de un área más boscosa.

Todas las experiencias al aire libre deben ser positivas y es conveniente realizarlas con una cierta frecuencia. Un solo viaje a una reserva natural o una salida esporádica a hacer senderismo tendrá un impacto muy limitado en la educación ambiental del niño; lo ideal sería contactar a los niños y la naturaleza todos los días o al menos dos o tres veces por semana.

Las actividades deben incluir el contacto con árboles, hojas, ramas, insectos y aves. Deben visualizarlos y si es posible tocarlos, olerlos, es decir, que tienen que usar la mayor cantidad de sentidos para percibirlos. Se debe educar en el respeto, nunca en el temor y el más flaco de los favores que se le hace a un niño es transmitirles una fobia personal.

El descubrimiento y las actividades autoiniciadas son dos de las formas más importantes para que los pequeños aprendan qué es el medio ambiente y entiendan lo bueno de relacionarse con él sin dañarlo. Los adultos deben ser los instrumentos de enseñanza, pero empleando las experiencias para ello.