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COYHAIQUE Y EL DILEMA DE LA LEÑA
Dos emergencias ambientales tuvo esta semana la capital de la Región de Aysén. La fuente principal de esta crisis es la quema de leña, usada para cocinar y temperar los hogares.
Es la única ciudad del sur donde no se prohibió este combustible, a pesar del esmog. La presencia de una bruma gris y espesa en Coyhaique se ha vuelto frecuente este otoño. La población ha aprendido a convivir con el efecto que origina el empleo de leña, responsable del 95% de la polución en la capital de la Región de Aysén y que mantiene a la ciudad como una de las con peores índices de contaminación atmosférica del país.
Coyhaique registró, la semana pasada, dos emergencias ambientales. Uno de los episodios registró un peak de 225,8 microgramos de PM 2,5 por metro cúbico, mientras que lo máximo que debería marcar por día es 50 microgramos por metro cúbico. Un reporte de la seremi de Salud indica que en mayo también hubo ocho alertas y dos preemergencias.
“En este momento nos hemos limitado, principalmente, al resguardo de actividades físicas y a la entrega de mascarillas a los grupos más vulnerables, como lactantes, niños, embarazadas y adultos mayores”, dijo la seremi de Salud de Aysén, Ana María Navarrete, sobre las alertas que regirán hasta el 31 de agosto.
A diferencia de otras urbes, en Coyhaique se optó por no limitar el uso de biomasa a los vecinos, debido a que el 99% de la población emplea este producto. “La leña da un calor que permanece mucho más tiempo. No es como el gas, que si se apaga la estufa, se va. Sabemos que contamina más, pero se puede cocinar, calefaccionar e incluso secar la ropa”, explica Eliana Alvarado, dueña de casa de la población Clotario Blest.
El precio del metro cúbico de biomasa en Aysén bordea los $ 25.000, gasto que puede llegar a duplicarse en invierno ante el aumento de demanda de familias que buscan soportar las extremas temperaturas australes. Según vecinos de Coyhaique, en el mismo período se requerirían dos o tres cilindros de gas -cuyo valor ronda los $ 20.000 en la ciudad- para calefaccionar un hogar, más otro para cocinar y para el calefón.
En tanto, la reciente emergencia ambiental significó la suspensión de las actividades físicas en 31 colegios de Coyhaique, lo que abarcó el 20% de alumnos de un universo 13.557 estudiantes, informó la Gobernación Provincial.
En el Hospital de Coyhaique, profesionales de la salud consideran que el mayor empleo de leña verde, cuando la temperatura baja de los cero grados, posee relación directa con el alza en las consultas respiratorias.
“La mayor cantidad de consultas corresponden a problemas respiratorios en los menores de un año, que llegan hasta un 35% de las atenciones”, afirmó Cristian Rodríguez, epidemiólogo del hospital local.
En el principal recinto asistencial de la región las consultas por problemas respiratorios llegaron a casi 600, de un total de 1.700 atenciones realizadas entre el 18 y el 24 de mayo.
Junto a la deforestación originada por el masivo empleo de árboles para calefacción, se considera que la indefinición normativa de la leña como combustibles se encuentra entre los principales lastres del empleo de este recurso.
“Lo ideal sería contar con la leña denominada legalmente como un combustible para que sea fiscalizada por la Superintendencia de Electricidad de Combustibles. Pero es complejo, porque este recurso es diverso y depende de su procedencia, capacidad calórica y humedad”, agregó la seremi de Medio Ambiente, Susana Figueroa, quien encabeza en la región el Plan de Descontaminación Atmosférica y el recambio de 500 calefactores.
Fuentes del Sistema Nacional de Certificación de Leña de la Región señalan que Aysén cuenta con 28 productores certificados, que generan un volumen de 30 mil metros cúbicos anuales, lo que no alcanza a cubrir el 10% de lo que consume Coyhaique. “Alrededor del 70% de la leña que se vende en la región es informal”, agregaron en la entidad.
Fuente/diario.latercera
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