DESIERTO, ARQUEOLOGÍA Y EL DAKAR

Este 3 de enero comienza la séptima versión del rally Dakar en suelo chileno y los arqueólogos seguimos contra la corriente pública fomentada por los gobiernos de turno y los medios de comunicación dominantes.

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Es cierto que existen muchas motivaciones para estar en contra de la realización de este evento en suelo nacional, como que es un deporte de elite (en este caso mundial), contra cíclico con el medio ambiente, el gasto de combustibles no renovables e incluso sobre los cuestionables beneficios publicitarios que este otorga a Chile, frente a los costos monetarios, patrimoniales y medio ambientales que conlleva. Sin contar el fomento de rallys informales y amateurs en distintas partes de Chile.

Pero más allá de estas muchas razones que se pueden tener para estar en contra, los arqueólogos representados por la Sociedad Chilena de Arqueología y el Colegio de Arqueólogos de Chile A.G. hemos presentado nuestra opinión técnica al respecto, la que ha sido acogida de manera parcial lo que ha permitido una disminución sustancial el daño al patrimonio arqueológico. La principal razón para no escuchar las opiniones técnicas es que la ASO, organismo organizador, se niega a entregar las rutas ‘secretas’ para la realización de un estudio adecuado a la magnitud del impacto, pues es parte del negocio de televisación. Ello ha producido reticencia por parte del Estado, patrocinador y auspiciador del rally, de aplicar la ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente obligando su ingreso al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA), tal como otras grandes obras (ej. minería, energía, infraestructura vial).

No obstante, a pesar de la disminución del daño a los Bienes Patrimoniales Arqueológicos, que ha sido utilizado como argumento en el sistema de justicia para rechazar los últimos recursos interpuestos por el Colegio de Arqueólogos y otras organizaciones de tipo ambiental, los arqueólogos y arqueólogas de Chile seguimos sosteniendo que el Rally Dakar es un evento altamente dañino para el Patrimonio representado en su conjunto por el Desierto de Atacama. Por una parte, es imposible controlar el desvío de la ruta de los pilotos, por lo que existe un daño acumulado año a año. Ello se suma a la inclusión de nuevos tramos en cada versión.

Por otra parte, los sitios arqueológicos son sólo componente de este Recurso Cultural, pues vale la pena que pongamos en el debate público el hecho de que el Desierto de Atacama es uno de los paisajes más antiguos del mundo, es decir, que se mantiene prácticamente intacto desde su formación millones de años atrás. En este sentido, el Desierto constituye un paisaje que concentra gran cantidad de información sobre la Historia de la Tierra y de la vida, pues se preservan especies de especial particularidad como Tamarugos y Tilancias. Mientras que los sitios arqueológicos, también preservados de manera excepcional en este territorio, constituyen testimonio de por lo menos 10 mil años de ocupación y vida humana en él.

No es posible negar que el deterioro progresivo del Desierto se ha incrementado también por actividades como la minería, pero a su favor es posible argumentar en relación a puestos de trabajo, impuestos sostenidos y su sometimiento a la protección medioambiental impuesta por la Ley 19.300, y por cierto no deja de ser una actividad cuya historia se remonta hasta por lo menos el 1500 AC. En este sentido, estamos en condiciones de preguntarnos si por razones antojadizas Chile, su Estado y sus ciudadanos tenemos derecho a destruir a este innominado Patrimonio de la Humanidad, cuna de importantes movimientos sociales y políticos en el siglo XX y de culturas precolombinas que dominaron su aparente esterilidad… visión por cierto que desde tiempos de la Conquista española han manifestado los extranjeros y aquéllos que por ignorancia piensan en el Desierto de Atacama como un espacio vacío.
Por Catalina Soto Rodríguez, Arqueóloga, Investigación en prehistoria del Norte de Chile y docente de Culturas Originarias de América.

 Fuente/elquintopoder
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