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El NO2 baja en picado en todas las grandes ciudades de Europa tras el COVID-19

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El COVID-19 afecta ya a 170 países y los infectados confirmados se acercan a los 600.000 en todo el mundo, lo que ha convertido al coronavirus en una pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud.

Las concentraciones de dióxido de carbono (NO2) han experimentado un «acusado descenso» en todas las grandes ciudades europeas como Madrid, París o Roma, a consecuencia del parón con motivo de las medidas de confinamiento adoptadas para frenar la expansión del coronavirus, según han confirmado las observaciones satelitales de Sentinel-5P del sistema Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El satélite Sentinel-5P de Copernicus cartografió la contaminación en Europa y China y reveló una caída significativa en las concentraciones de dióxido de nitrógeno que coinciden con la adopción de estas medidas de cuarentena.

Ahora, científicos del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos (KNMI) han utilizado datos de Sentinel-5P para monitorizar tanto el estado del tiempo como la contaminación en Europa. Las nuevas imágenes reflejan la fuerte reducción de las concentraciones de NO2 sobre las ciudades europeas, en concreto en Madrid, Milán y París entre los días 14 y 25 de marzo, en comparación con la concentración media mensual del año 2019.

El investigador del KNMI, Henk Eskes, ha explicado que la caída porcentual de las concentraciones puede «diferir ligeramente de la caída en las emisiones». En concreto, explica que los modelos de química atmosférica, que observan los cambios diarios en el tiempo meteorológico, deben combinarse con técnicas de modelización inversa para cuantificar las emisiones a partir de observaciones por satélite.

De este modo, añade que al combinar los datos de un periodo específico, de diez días en este caso, se puede empezar a ver los impactos de los cambios debidos a la actividad humana.

El equipo del KNMI, en colaboración con científicos de todo el mundo y ha empezado a analizar de forma detallada con datos atmosférico y modelización inversa para interpretar las concentraciones observadas y poder calcular la influencia de las medidas de confinamiento. «Estos estudios ya han comenzado, pero aún van a tardar en completarse», añade Henk.

El director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, Josef Aschbacher, ha destacado que la colaboración a largo plazo entre la ESA y el KNMI está siendo «muy fructífera» y demuestra la importancia de los análisis complementarios por parte de distintas organizaciones asociadas. «Sentinel-5P de Copernicus es el satélite mejor equipado para monitorizar las concentraciones de dióxido de nitrógeno a escala mundial», ha subrayado.


Fuente/Ecoticias
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