Medio Ambiente

El sorprendente valor de los árboles para combatir la contaminación en el aire de las ciudades

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Más del 80% de la personas que viven en áreas urbanas del planeta donde se monitorea la calidad del aire están expuestas a niveles de contaminantes que superan los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud, OMS.

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«La contaminación del aire, debido a altas concentraciones de partículas pequeñas y finas, es el mayor riesgo ambiental a la salud y causa más de tres millones de muertes prematuras a nivel global cada año», agrega la OMS.

¿Pueden los árboles ser parte de la solución al problema? ¿Podría una fila de venerables olmos, plátanos de sombra o pinos protegernos de la contaminación?

El interrogante no es fácil de responder en detalle, pero dos científicos en Estados Unidos llevan años dedicados a indagar en esta incógnita. Y sus hallazgos son sorprendentes.

El riesgo de la contaminación
La necesidad de disminuir la contaminación en ciudades es imperiosa.

«En la ciudades occidentales nos enfrentamos principalmente al problema de las partículas finas llamadas PM 2,5, o materia particulada cuyo diámetro es igual o menor a 2,5 micrones», dijo al programa Crowdscience de la BBC Frank Kelly, profesor de salud ambiental en Kings College, en Londres.

Según Kelly, el principal riesgo es que esas partículas son las que penetran profundo en los pulmones.

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Otro problema particularmente grave en Europa es el del dióxido de nitrógeno que proviene principalmente de los vehículos diésel.

«Cuando la contaminación es mayor, las personas con un historial o enfermedad crónica requerirán más medicamentos, pero incluso las personas saludables sufrirán las consecuencias», dijo Kelly.

La contaminación ha sido relacionada por diferentes estudios en los últimos años a un mayor riesgo de enfermedades al corazón, cáncer, accidentes cerebrovasculares y demencia.

Dado el enorme riesgo de la contaminación para la salud, ¿qué impacto pueden tener los árboles?

Árboles que «inhalan» la contaminación
Kamran Abdollahi es profesor de ciencias forestales urbanas en el Centro de Agricultura y Extensión del Sur en Baton Rouge, Luisiana, en Estados Unidos.

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Con sus monitores portátiles, Abdollahi ha registrado niveles de dióxido de nitrógeno de 120 partes por billón en avenidas y 100 partes por billón bajo los árboles, lo que sugiere un impacto positivo de la vegetación.

Los árboles extraen contaminantes en dos formas principales, según explicó a Crowdscience de la BBC David Nowak, quien ha venido investigando su impacto en las ciudades durante más de 20 años y trabaja con el Servicio Forestal de Estados Unidos en Siracusa, en el estado de Nueva York.

«O bien incorporan gases y contaminantes a través de las estomas en sus hojas o capturan partículas en la superficie de sus hojas». Los estomas son los poros o aberturas regulables en la epidermis de las hojas de las plantas.

«Es lo mismo que los seres humanos, que o bien inhalan partículas o las captan en su ropa», agregó Nowak.

Y durante el día los árboles también evaporan agua reduciendo la temperatura del aire.

Hojas pegajosas
¿Cuando los árboles extraen los contaminantes, qué hacen con ellos?

«Los gases ingresan al interior de las hojas donde hay mucha agua. Muchos gases se disuelven y cambian de estado y funcionan como fertilizante. Las plantas necesitan nitrógeno y azufre», señaló Nowak.

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«En el caso de las partículas básicamente se adhieren al exterior de las hojas. La cantidad de partículas extraídas del aire de esta forma dependerá de cuán pegajosas y cuán grandes sean las hojas».

Pero estas partículas no se quedan sobre la superficie de la hoja para siempre, según el científico estadounidense. A veces el viento vuelve a suspenderlas en el aire, o en días de lluvia se disuelven y entran al sistema del suelo.

Pinos y olmos
Lo ideal es que el árbol que se seleccione para una ciudad tenga muchas hojas y sea de gran tamaño, según Nowak.

«Quieres que haya un gran intercambio de gases no sólo para extraer la contaminación sino para reducir la temperatura».

Las coníferas tienden a ser mejores en remover partículas porque tienen hojas todo el año y están recubiertas de cera, por lo que las partículas tienden a adherirse, de acuerdo al investigador del Servicio Forestal estadounidense.

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Y en cuanto a los árboles de hojas caducas una de las mejores especies es el olmo, porque tienen hojas con un textura rugosa que es buena para captar partículas y además emiten menos compuestos orgánicos volátiles.

Estos compuestos son los que dan, por ejemplo, su aroma a los pinos, pero pueden reaccionar con otras sustancias e incrementar los niveles de ozono.

Para Nowak, tal vez más importante que saber cuál es la especie ideal para combatir la contaminación es preguntar cuál es el paisaje ideal.

«A lo largo de calles y avenidas es bueno es bueno enmarcar estas vías con filas de árboles, lo que desvía las partículas hacia arriba e impide que muchas se trasladen a las aceras donde camina la gente».

Pero en espacios muy cerrados, en que a veces se planta árboles a ambos lados de la calle cuyas copas se tocan formando un arco, «puede ser que se invierta el efecto y se atrape la contaminación».

«Impiden muertes»
Nowak estima que los árboles retiran típicamente menos del 1% de la contaminación. Pero el porcentaje puede llegar en algunos casos al 15%.

Puede parecer poco, pero estamos hablando de toneladas de partículas.

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«A nivel general encontramos que los árboles en las ciudades de Estados Unidos impiden 850 muertes al año y más de 670.000 casos de episodios respiratorios agudos».

Por su parte, Abdollahi utiliza una gran caja de metal donde coloca árboles que selecciona al azar. Luego bombea en la caja todo tipo de contaminantes y un tubo extrae el aire hacia un monitor.

El científico halló que los robles nativos de Luisiana son particularmente resistentes y sus hallazgos han influenciado la selección de especies realizada por Baton Rouge Green, una ONG que ya ha plantado unos 5.000 árboles en la ciudad.

El increíble valor de un plátano de sombra

Nowak también calcula el beneficio económico que representan los servicios prestados por los árboles al combatir la contaminación.

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Para ello desarrolló una aplicación, iTree, que ya está siendo usada en Londres por la organización Treeconomics, que estima el valor de los árboles en zonas urbanas.

Keith Sacre, de Treeconomics, invitó a la BBC a visitar a un venerable habitante de la capital británica, que ha vivido allí durante cerca de 200 años.

En la céntrica plaza Berkeley Square, un enorme plátano regala a Londres su solidez y su radiante presencia noble y protectora.

Ese plátano aporta a la ciudad, según Sacre, servicios que equivalen a más de US$900.000en términos de combate a la contaminación y disminución de temperatura.

Así que la respuesta es, «SÍ».

Es indudablemente beneficioso plantar árboles en las ciudades para combatir la contaminación, además de las ventajas que ofrecen en términos del bienestar mental derivado del contacto con la naturaleza.

Plantar árboles en la ciudades sí disminuye la contaminación, pero la respuesta no es simple.

Las especies deben ser seleccionadas con cuidado. Y si queremos que los árboles extraigan la mayor cantidad de contaminantes, debemos recordar que el tamaño es una variable crucial.

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Fuente:BBC 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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