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Energía: Soluciones de verdad
“…mientras otros divagan en torno a propuestas que no resuelven el problema y que además encarecen la energía, nosotros queremos apuntar al problema de fondo…»
En una campaña presidencial, siempre hay unos temas más sexies que otros, ya sea porque son dadivosos, populares o, simplemente, no comprometen decisiones difíciles. Ello lleva a obviar materias de menos brillo, pero no por ello de menor importancia. Así, son muchas las veces en que los temas más complejos y urgentes se esquivan con respuestas simplistas y soluciones que rayan peligrosamente en la irresponsabilidad. Es el caso —¡qué duda cabe!— de la energía, sector donde se augura un escenario crítico, pero que sin embargo ha recibido escasas (y muchas veces poco realistas) propuestas por parte de la mayoría de los candidatos presidenciales.
Los problemas en materia energética son bien conocidos: hay una preocupante falta de oferta de generación de base a mediano plazo y altos precios de suministro. Esta situación deriva básicamente de la dificultad de emprender proyectos de generación y líneas de transmisión por oposiciones ambientales y sociales, y la judicialización de los procesos de aprobación.
Las dificultades para sacar adelante proyectos energéticos se concentran en el Sistema Interconectado Central (SIC), que solo tiene asegurado el suministro energético económico hasta el año 2015. De concretarse proyectos que hoy están en carpeta (como Alto Maipo o Punta Alcalde), el respiro podría ser algo más largo; sin embargo, sabemos que sacar adelante nuevos proyectos se ha vuelto una tarea titánica, lo que hace temer que no se pueda cubrir la demanda de energía a precios razonables y con la seguridad adecuada en un futuro cada vez más cercano.
Lo urgente, por tanto, es destrabar las inversiones y buscar soluciones que, junto con garantizar un suministro seguro y amigable con el medio ambiente, eviten seguir encareciendo nuestra energía. Para ello, ninguna tecnología de generación debe ser descartada, pues todas ellas —termoelectricidad, hidroelectricidad y energías renovables no convencionales (ERNC)— serán necesarias para sostener el crecimiento económico y social al que aspira el país. En lo inmediato, necesitamos promover un uso más intensivo del gas (GNL) en centrales generadoras existentes para sortear la estrechez energética que se avecina. Si bien ello conlleva un precio más elevado que otras fuentes convencionales, tiene ventajas desde el punto de vista de su disponibilidad y de las menores emisiones.
A más largo plazo, la capacidad de expansión de la energía eléctrica a precios competitivos y con energía limpia estará invariablemente ligada al desarrollo de proyectos termoeléctricos (sujetos a las exigentes normas de emisión prevalecientes) y de centrales que exploten los recursos hídricos del sur y región austral del país, junto con el desarrollo de ERNC.
Para lograrlo, se deben corregir las condiciones adversas que enfrentan actualmente los proyectos energéticos para su desarrollo. Se requiere mejorar la calidad y difusión de la información, dando a conocer estudios prospectivos sobre el abastecimiento de largo plazo de la demanda y las alternativas de suministro, antecedentes necesarios para alcanzar consensos en materia energética.
En línea con lo anterior, se debe promover un acuerdo social y político para el aprovechamiento de los recursos hídricos del sur austral del país, con el fin de ampliar la participación de energías renovables en nuestra matriz energética. Igualmente, consideramos necesario apoyar al desarrollo de las ERNC profundizando los mecanismos de fomento, con un apoyo especial a la actividad geotérmica (mediante subsidios concursables para desarrollar actividades de exploración) y a la tecnología termosolar (con acumulación vía incentivo tributario a la inversión inicial).
Hemos de avanzar también en un ordenamiento territorial que racionalice la definición de áreas protegidas y que precise las actividades que en ellas puedan realizarse o no, así como levantar información que facilite la selección de localizaciones para la instalación de centrales de generación.
A su vez, crearemos un sistema de aportes permanentes de los proyectos eléctricos en beneficio de las comunidades locales (1% del valor de la inversión y 10% del impuesto a la renta generada por el proyecto), con el objetivo de que estas perciban de forma más directa los beneficios que derivan de su desarrollo. Asimismo, deseamos establecer un subsidio permanente al consumo básico de electricidad de los hogares de más bajos ingresos.
Estamos convencidos de que estas y otras propuestas que conforman el programa de energía de Evelyn Matthei nos permitirán salir del atolladero que vive el sector energético del país. Mientras otros divagan en torno a propuestas que no resuelven el problema y que además encarecen la energía, nosotros queremos apuntar al problema de fondo: destrabar la inversión, abaratar el suministro, involucrar a la comunidad y mejorar la productividad de la economía.
Por Susana Jiménez, economista y de Sebastián Bernstein
Fuente:Diario El Mercurio