Noticia Destacada
“Es difícil salir del consumismo, pero se puede”
La bicicleta estática que usaste una vez, el abrigo de hace cuatro inviernos que no usas, la consola con la que nunca volverás a jugar… Todas esas cosas que tenemos en el trastero cogiendo polvo pueden tener una segunda (y más animada) vida. Vender y adquirir artículos de segunda mano se ha convertido en un gesto casi revolucionario con el que todos ganamos.
Aunque parecíamos condenados a dejarnos llevar por la deriva del “comprar, usar, comprar”, en los últimos años, la venta y adquisición de artículos usados se está convirtiendo en una práctica cada vez más habitual. Cada día millones de personas compran y venden objetos usados a través de webs y aplicaciones como Wallapop, Milanuncios y Vibbo o los regalan, como hacen los usuarios de Gratix. Conscientes de la inercia a la que les empuja el consumismo, son muchos los que han decidido cambiar las reglas del juego y sacar provecho de la Ley de la oferta y la demanda, de manera que, su necesidad de encontrar espacios que facilitasen el mercadeo entre particulares se va ha visto correspondida con la proliferación de este tipo de plataformas online.
Su auge, además de suponer un fenómeno social a tener en cuenta, contribuye a reducir nuestra huella ambiental. En 2018, el mercado de segunda mano en España evitó la emisión a la atmósfera de 1.745.743 toneladas de toneladas de CO2, el equivalente a eliminar el tráfico en Madrid durante 10 meses o a la fabricación de casi 16 millones de bolsas de plástico, según refleja el estudio El efecto medioambiental de la segunda mano, realizado por el Instituto de Investigación Medioambiental de Suecia (IVL).
Un mensaje contundente
Estas plataformas juegan un papel clave en el entramado de la economía circular haciendo posible que los bienes de consumo se reutilicen muchas veces antes de que tengan que ser irremediablemente desechados. “Al elegir un artículo de segunda mano se toma una decisión inteligente para la economía familiar, pero también una decisión responsable al evitar el desperdicio de recursos”, apunta José María García, CEO y fundador de Gratix.
A pesar de que esta práctica gana adeptos cada día, “el consumismo forma parte de un mecanismo muy eficiente del que es difícil salir” por lo que, para cambiar de hábitos, el que fuera directivo de Google recomienda empezar por “pequeños actos de consumo responsable, regalando lo que tenemos almacenado y ya no usamos y reutilizando en vez de comprar, iremos desarrollando nuevas rutinas que sientan bien y al final nos harán mucho más responsables cada vez que ejerzamos un acto de consumo”.
Animarse a prolongar la vida de los objetos tiene algo de subversivo, es una manera de mandar un mensaje a los poderes, el mismo que tratan de hacerles llegar movimientos como Juventud por el Clima. “Esta decisión tiene mayor calado del que a priori puede parecer, ya que el acto de consumir hoy en día es tan importante como el de votar: al elegir en qué gastamos nuestro dinero, estamos enviando un mensaje al sistema productivo sobre qué estamos dispuestos a comprar y qué no. Superarlo es imprescindible para alinear lo que decimos y lo que hacemos, y ser más amables con nuestro planeta y más solidarios y responsables como sociedad”, concluye García.
Ante la emergencia climática a la que nos enfrentamos, gestos aparentemente pequeños como estos son esenciales, no solo para reducir nuestra huella de carbono, sino también para poner freno a un sistema encaminado a acabar con los recursos finitos del planeta.
Fuente/Planeta Inteligente Chile Desarrollo Sustentable/www.chiledesarrollosustentable.cl www.facebook.com/pg/ChiledesarrollosustentableCDS twitter.com/CDSustentable #CDSustentable,#ChileDesarrolloSustentable,#COP25CL, #DesarrolloSostenible #MedioAmbiente, #Sostenibilidad,#BLUECOP25