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EUROPA QUIERE CULTIVAR UNA NUEVA GENERACIÓN DE AGRICULTORES SOSTENIBLES

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Una nueva estrategia llamada “De la granja a la Mesa” parece ser prometedora, pero ¿traerá las ayudas que necesitan los agricultores sostenibles en Europa?


Cuando llegó el momento de que Ainhoa Álava se hiciera cargo del negocio ganadero de su familia en España, decidió tomar una dirección más ecológica. En 2006, cuando tenía 30 años, puso en marcha la primera granja de caracoles ecológica del país.

La empresa no duró mucho (Álava se cansó rápidamente de los largos y silenciosos inviernos en los que las criaturas se escondían en sus conchas) pero su compromiso con la agricultura sostenible se mantuvo. Empezó a criar gallinas por sus huevos, dándoles mucho espacio para correr y manteniéndolas sin antibióticos.

En aquella época, el enfoque de Álava era relativamente raro. La gente de la ciudad vasca de Orduña, donde vive, se mostró escéptica cuando sus 3.000 gallinas empezaron a poner costosos huevos orgánicos.

“Había distribuidores que me daban palmaditas en la espalda como si dijeran ‘¡a ver cuánto duras!’”, dijo. Así que Álava se dedicó a comercializar sus productos directamente a los comercios cercanos, empujando un carrito de compras lleno de huevos de tienda en tienda hasta que encontró suficientes socios. “Hoy tengo clientes a los que no puedo atender porque se me han agotado”, dice. Entre sus clientes se encuentran restaurantes de alta cocina como Azurmendi, un establecimiento con tres estrellas Michelin situado en una ladera de las afueras de Bilbao.

Álava explica que todo el proyecto está motivado por las escenas que presenció de niña, cuando su familia mataba pollos para comer. “Dentro de ellas, las gallinas tenían bultos que parecían pequeños tumores”, dijo, lo que le hizo reflexionar sobre el impacto de la alimentación tradicional en la carne que consumen los humanos.

Los huevos de libre pastoreo ya no son una novedad en Europa, pero las prácticas de cría sostenible aún no se han adoptado de forma generalizada. Por eso, como parte de su plan para reducir a cero las emisiones que calientan el planeta para el 2050, los responsables de formular políticas de el Consejo de la Unión Europea han propuesto “De la Granja a la Mesa”, un plan para reducir a la mitad el uso de pesticidas y antibióticos y hacer que una cuarta parte de la agricultura sea ecológica para finales de la década.

Para alcanzar estos objetivos será necesario formar a una nueva generación de agricultores dispuestos a dar prioridad a la salud de su ganado y del planeta. El éxito de Álava fue posible en parte porque tuvo acceso a las tierras de sus padres y a maquinaria más moderna. A los jóvenes con menos recursos les resulta mucho más difícil entrar en el negocio.

Amets Ladislao, de 41 años, estaba estudiando historia en la ciudad vasca de Vitoria cuando decidió ir cambiar e ir a la escuela de agricultura. Sus padres habían trabajado en una fábrica, pero ella añoraba la vida en el campo que había vivido visitando a sus abuelos. “Todo era muy bucólico”, dice. Soñaba con tener un huerto, algunas gallinas y unas cuantas vacas, y vender sus productos a nivel local.

Pero en su nueva escuela no se enseñaban las técnicas ecológicas que ella quería utilizar, y tuvo que luchar contra las percepciones negativas de su elección profesional. Y lo que es más importante, Ladislao no podía permitirse el elevado costo de la tierra para iniciar su propia explotación.

Después de graduarse, Ladislao trabajó en una granja tras otra hasta que encontró Bizkaigane, una cooperativa en el norte de la provincia española de Vizcaya, fundada en 1983. El grupo contrata a un joven cada vez que se jubila un anciano. “Suena muy utópico, pero somos nueve trabajadores y cobramos nueve sueldos. Hemos pagado un gran préstamo y somos una empresa solvente”, explica.

Los ganaderos producen una amplia gama de quesos, yogures y leche cruda que distribuyen a nivel local, y se enorgullecen de mantener buenas condiciones de trabajo. Cuando Ladislao esperaba su segundo hijo, el equipo decidió colectivamente reducir su jornada laboral para mejorar su calidad de vida.

Ladislao sabe que todos los aspirantes a agricultores no tendrán la misma oportunidad, pero espera que la estrategia “De la granja a la Mesa” ayude a apoyar a los jóvenes que se enfrentan a los mismos obstáculos que ella encontró. La diversificación de la mano de obra, sobre todo alentando a quienes no son hijos de agricultores, podría aportar nuevas ideas y perspectivas, dijo.

En Europa, un programa de pagos directos conocido como Política Agrícola Común ha mantenido a los agricultores a flote durante décadas. El problema, según Alan Matthews, economista del Trinity College de Dublín, es que las subvenciones han disuadido a los agricultores de más edad de retirarse y han frenado la reasignación de tierras a las generaciones más jóvenes. “No estoy diciendo simplemente que el único problema sea el exceso de agricultores de edad avanzada, pero sin duda es el gran elefante en la habitación”, dijo.

El agricultor español promedio tiene más de 60 años y, a menos que sus hijos se hagan cargo del negocio, suele acabar vendiendo sus tierras. En la actualidad, más de la mitad de las tierras de cultivo del país son propiedad de sólo el 3% de los agricultores, según datos de la UE. Mientras tanto, el número de agricultores en el conjunto de la región ha disminuido en los últimos años, ya que cada vez más jóvenes abandonan las zonas rurales para irse a las ciudades.

Esta situación podría cambiar pronto, ya que la UE está reformando su política de subvenciones, con un nuevo sistema que entrará en vigor en 2023 y que, en teoría, complementará el “De la granja a la Mesa”. Si las medidas tienen éxito, Europa podría ver muchos más agricultores como Bidane Baskaran y su hermano Arkaitz. Bidane se incorporó a la granja familiar a los 23 años, a pesar de las objeciones de sus padres. “Han tenido que privarse de muchas cosas para sacar esto adelante”, dijo, y querían que sus hijos tuvieran una mejor vida.

Pero si el trabajo de Baskaran es duro, también es gratificante. En sólo cinco años, los hermanos han ganado premios por su Idiazabal, un queso duro tradicional. También han lanzado nuevos productos, como el gaxure, un dulce inspirado en el famoso queso marrón de Noruega, elaborado con lo que sobra de la producción de leche de vaca.

“La manera principal de atraer a los jóvenes a la agricultura es darles unos ingresos decentes sin subvenciones”, afirma Matthews, el economista. “Todas las pruebas demuestran que, en última instancia, subvencionar la entrada en la agricultura simplemente aumenta la demanda de tierras y los alquileres suben”.

La estrategia “De la granja a la Mesa” es un buen primer paso, dijo, pero el verdadero problema son las grandes empresas. “Si se quiere que la agricultura europea sea más respetuosa con el medio ambiente, el truco está en conseguir que los grandes cambien sus prácticas”.


Fuente/Bloomberg Línea
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