Invernaderos en casa: ideal para entretenerse los fines de semana

El interés por sembrar y cosechar alimentos propios se ha vuelto una tendencia en aumento. Hoy ya no sólo se trata de tener una huerta en el jardín o en la terraza de un departamento sino que los invernaderos han tomado protagonismo, incluso al punto que en algunos hogares los instalan anexos al jardín. Son estructuras de plástico donde las personas trabajan cuidadosamente las verduras que servirán en su mesa. Es un lugar cerrado, estático, accesible a pie, con una cubierta de vidrio o plástico que aprovecha el efecto producido por la radiación solar para calentar el ambiente y los objetos que hay dentro.

Se trata de un producto que va en alza y que se puede encontrar en tiendas de retail o en pequeñas empresas que se están dedicando a fabricarlos. “En 2014 sentimos que los clientes buscaban espacios particulares para plantar, entonces el año pasado trajimos un invernadero que se puede acoplar a un pared y otro que tiene la forma de una casa, de un tamaño no muy grande y a buen precio. Nos dimos cuenta de esta necesidad a través de las ferias de jardines, en la venta de semillas y estructuras para hacer almácigos, además de los clics que se realizan en la sección ‘hágalo usted mismo’”, explica Roxana Muñoz, gerente de negocios de jardín de Sodimac.

Sus inicios

Los primeros invernaderos se hicieron en Holanda en 1850, y su uso era para el cultivo de uvas, mientras que en Chile comienza en el sur del país ya que el clima extremo impedía tener producción de algunos frutos. Si el invernó se extendía y aparecían las heladas, la cosecha se anulaba, por lo que varios agricultores comenzaron a realizar sus propias huertas techadas. Mientras que en el sur la gente busca es temperatura, en el norte tratan de aumentar la humedad.

Otra empresa que vio una necesidad fue Femoglas, que fabrica estructuras de policarbonato y aluminio, material que prolonga su duración a ocho años, sin la necesidad de mantención y cuenta con un control de temperatura gracias a su sistema de ventilación. “Estos invernaderos se entregan con un manual con dibujos que explican cómo se instala cada una de las piezas”, dice Claudia Moreno, gerente de marketing de Femoglas. “Fueron diseñados principalmente para un espacio no muy grande donde el usuario quiera plantar frutas y verduras”, agrega.

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La ventaja de cultivar los propios alimentos es que se asegura que no tendrán fertilizantes ni pesticidas en la comida. Un estilo de vida que ha tomado fuerza, por buscar una alimentación más saludable a través de los productos orgánicos. “El interés de la gente por estos productos es porque se pueden sembrar diferentes tipo de semillas, además, al ser cerrado y poder manejar la temperatura, permite tener verduras para cosechar casi todo el año. Es ideal para la gente que tiene perros porque al ser cerrado evita que entren”, dice Claudia Moreno.

Se pueden transformar con estanterías que ordenan y utilizar usar un riego automático, con temperatura controlable. “Lo importante es tener claro qué tipo de hortalizas o frutas se quieren sembrar para hacer una buena organización del espacio y no mezclar las semillas. Por supuesto tiene que estar ubicado en una zona donde llegue el sol todo el día para lograr el efecto de humedad y calor”, dice la paisajista Ermita López.

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Fuente:Pulso 
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