Inversiones que aspiran a cambiar el mundo

Las consecuencias y los costes de un calentamiento global de 1,5 grados serán mucho peores de lo esperado y llegarán mucho antes de lo que se pensaba. Algo que ha puesto en alerta a muchos sectores de la sociedad, también a los inversores.

Hay grandes bancos, sobre todo en Estados Unidos y otras potencias financieras mundiales, que continúan confiando en los combustibles fósiles como principal valor para sus fondos, según revela el informe Banking on climate change 2019. También destaca que muchas entidades ya están incluyendo en sus políticas generales normas que restringen la financiación de este tipo de recursos para eliminar gradualmente los combustibles fósiles de sus carteras.

Aunque no son algo nuevo, los fondos sostenibles están ganando cada vez más peso entre los ahorradores. Sobre todo, entre aquellos con motivaciones más allá de la filantropía, que consideran que los factores medioambientales, sociales y de buen gobierno de las empresas “pueden ser buenos indicadores de la calidad de su gestión y, por tanto, una opción interesante para invertir desde una perspectiva a largo plazo”, sostiene Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, foro de Inversión Sostenible de España, quien, además, asegura que “el aumento de la percepción social frente a los riesgos del cambio climático o la vulneración de derechos humanos tienen gran impacto en las redes sociales y han encontrado respuesta en regulaciones más estrictas, especialmente en Europa”.

«Estas inversiones, lejos de suponer una pérdida de rentabilidad, pueden ser igual o más productivas que las ‘tradicionales’ gracias al control de determinados riesgos”

Para Carlos Magán, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), existen principalmente dos razones por las que los fondos con criterios socialmente responsables están ganando protagonismo entre los inversores: “La concienciación de la sociedad que ha comprendido que estas inversiones, lejos de suponer una pérdida de rentabilidad, pueden ser igual o más productivas que las ‘tradicionales’ gracias al control de determinados riesgos, ya que en su análisis se tienen en cuenta criterios más allá de los meramente financieros. Y la normativa, ya que, sobre todo en el ámbito europeo, se están poniendo en marcha iniciativas de información en cuanto a criterios ISR más exigentes que repercuten a las gestoras de fondos”.

Además, “se está avanzando mucho en cuanto a la definición de tipologías de las inversiones socialmente responsable”, dice Magán. De esta manera, en función de la estrategia de inversión, “se pueden identificar varios tipos, desde los más sencillos, aquellos que se definen de exclusión, en los que se selecciona descartando actividades como tabaco, armas, etcétera; hasta los más avanzados, los llamados Best in class, en los que se eligen los mejores valores y compañías desde un punto de vista de sostenibilidad”. También existen los de Impacto, formados por compañías que tienen por misión hacer una sociedad mejor. Así, en la medida en que las razones son más poderosas, “se tiende a integrar los factores ESG (Environment, Social & Governance) en las decisiones de inversión de los fondos”, explica Garralda.

Rentabilidad

Invertir con criterios responsables no significa ganar menos. “Estos fondos son igual o más rentables, en función de varios factores”. La opinión de Garralda es compartida el socio de AFI, quien considera este debate como “un tema superado”. Según Magán, “estos fondos pueden ser interesantes, principalmente porque en su análisis se pueden advertir riesgos más allá del estudio financiero clásico. Aportan una nueva herramienta”.

Y además, son tendencia. Y es que “las medidas del Plan de Finanzas Sostenibles de la UE, aprobado en 2018, van a favorecer en gran medida estos fondos”, asegura Garralda.

Fuente/Planeta Inteligente
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