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La fórmula de Ñuñoa que instaló a sus cinco liceos entre los mejores de la PSU

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Autonomía de los directores, selección de profesores y oportunidades de capacitación, entre las claves.

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A muchos les llamó la atención ver que el liceo Augusto D’Halmar, de Ñuñoa, superara en su promedio PSU al tradicional Instituto Nacional, destronándolo este año del primer lugar entre los colegios municipales.
Pero hubo alguien que no se sorprendió. «Suena casi arrogante decirlo, pero esto se veía venir», afirma Raúl Fernández, director de Educación de la Municipalidad de Ñuñoa desde hace quince años, quien en pocos días más dejará su cargo para finalmente jubilar.
Porque el liceo Augusto D’Halmar no fue una excepción con sus 664,7 puntos promedio. Los cinco liceos de la comuna quedaron entre los mejores 30 colegios municipales de Chile, según informa «El Mercurio».
El liceo República de Siria obtuvo el quinto lugar, con 632,1 puntos; el Carmela Silva Donoso, el puesto 12, con 606,3; el Lenka Franulic, el lugar 13, con 604,6; y el liceo José Toribio Medina, la ubicación 27, con 564,8.
Fin al centralismo: Autonomía de los directores Fernández, quien es profesor hace 46 años, afirma que fue clave en el proceso crear «una política a largo plazo» de parte de la máxima autoridad municipal —en este caso, Pedro Sabat, hoy reemplazado por Andrés Zarhi—, donde la prioridad estaba en la educación.
Uno de los pilares de esa política fue delegar y darles autonomía no solo pedagógica, sino administrativa a los directores de colegio, «rompiendo con la estructura centralista que existe en otros municipios», afirma el docente. «Dijimos —agrega— que el verdadero gestor en una unidad educativa es el director.
El profesional de la educación tenía mucho que decir respecto de cómo administrar su colegio. En nuestros establecimientos los directores incluso eligen a sus docentes y se preocupan de la realidad financiera del colegio».
El director del liceo Augusto D’Halmar, Jaime Andrade, afirma que fue el primero con «facultades delegadas» de Chile: «Eso me permitió tener autonomía para tomar decisiones internas con mi equipo directivo, con los profesores y los padres». Fernández agrega que muchos directores no estaban acostumbrados a hacerse cargo de los aspectos administrativos, pero se les hicieron capacitaciones, por ejemplo, de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile.
Evaluación de docentes Andrade afirma que en su liceo solo trabajan 25 profesores para un total de 736 alumnos. Ellos también tienen autonomía a la hora de calificar a sus estudiantes y trabajar en el aula. Pero la exigencia para un docente es alta. Ante todo, deben ser seleccionados por el director.
Luego, además de los tests nacionales que deben rendir, son «evaluados por los resultados» obtenidos en las distintas mediciones, como el Simce o la PSU.
Y se supervisa estrictamente que se cumplan completos los programas de estudio para que no haya sorpresas a la hora de rendir pruebas de carácter nacional. Bonos y capacitación.
Otro de los elementos fundamentales de la política educativa es la capacitación de los profesores. «Los recursos que el sistema educativo incorporaba vía subvención u otras fórmulas fueron destinados a lo que realmente había que destinar: capacitación permanente de profesores», dice Fernández.
En el Augusto D’Halmar, el 40% de sus maestros tiene posgrado (magíster o doctorados), y muchos de ellos los han cursado a la par de su labor en las aulas. A esto se suman bonos de reconocimiento por la buena gestión y por los resultados obtenidos en calidad.
Al año, por concepto de subvención del Mineduc y municipal, la comuna cuenta en total con $13.700 millones para invertir en sus 18 establecimientos de básica y media, con un total de 12 mil alumnos, señala el secretario general de la Corporación de Educación y Salud de Ñuñoa, Felipe Vial.
Esto da como resultado algo más de 100 mil pesos por niño al mes. Vial dice que no son recursos suficientes, pero que con una buena gestión se les puede sacar el máximo provecho, dependiendo de la realidad de cada comuna. Alumnos motivados.
En el liceo Augusto D’Halmar se orientan a que los alumnos «aprendan a resolver problemas». En tercero y cuarto medio no hay separación entre científicos y humanistas. «Hay física y química hasta cuarto medio», ejemplifican.Y suman cursos electivos, como Sicología o Economía, y una gama de talleres deportivos. «Tenemos niños motivados.
Pocos quieren dejar el colegio, aunque repitan», señalan en el liceo del mejor promedio PSU. Además, cuentan con más de 300 computadores para sus estudiantes.
A ello suman una «Escuela de padres», que ayuda a los apoderados a acompañar mejor el aprendizaje de sus hijos. «Tenemos los mejores indicadores de convivencia al interior del colegio a nivel nacional», señalan. «La PSU de este año fue algo diferente, y había que aplicar conocimiento.
Por eso la mayoría bajó su rendimiento; en cambio, a nosotros, que estamos acostumbrados a aplicarlos, nos fue mucho mejor», concluye el director Jaime Andrade.

Fuente: Emol.com 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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