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La isla de la discordia
El islote Pájaro Niño, en Algarrobo, es vecino a la Cofradía Náutica, que hace 40 años construyó un puente al continente y que, según parte de la comunidad, ayudó a deteriorar la isla y pone en peligro al pingüino de Humboldt. El Ministerio de Defensa debe decidir ahora si le renueva la concesión.
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Los yates de la Cofradía Náutica del Pacífico, instalados desde fines de los 70 en Algarrobo, causaron polémica desde su llegada. En 1977, cuando se les otorgó la concesión por 20 años frente al islote Pájaro Niño, construyeron un pedraplén (puente) al lugar, que ya era reclamado por la comunidad para ser considerado Santuario de la Naturaleza, por ser el sitio de nidificación más austral del pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) y el de migración más septentrional del pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus).
La polémica terminó en un empate, señalaba el doctor Juan Grau, pionero del ecologismo en Chile, en su libro Ecología y Ecologismo, el libro rojo del medio ambiente: “Los yatistas lograron su muelle y los pingüinos, su santuario”.
Pero la población de pingüinos de Humboldt cayó de las 500 parejas que se contaban en los 70, a 300 en 2000, aunque este año expertos de la U. Andrés Bello, que han hecho seguimiento en el lugar, contaron sólo 28. El pingüino de Magallanes ya no aparece.
La Cofradía ha sido apuntada por el movimiento Liberemos la Isla Pájaro Niño como causante del deterioro de la isla, que está casi deforestada y a la que, gracias al puente, entraron perros y roedores que atacan a las aves. A eso se suman denuncias por matar aves y romper sus huevos deliberadamente, en 2012, por lo que fueron llevados a la justicia (que se zanjó con un acuerdo extrajudicial). Ellos niegan responsabilidad. “Desde la instalación de la Cofradía Náutica del Pacífico en Algarrobo se han realizado estudios puestos a disposición de todos los interesados y que contribuyen al conocimiento de las especies protegidas y que demuestran que hemos actuado de buena fe”, dice Pablo Müller, gerente general de la asociación.
Agrega que encargaron un estudio a la U. de Valparaíso, que realizó un nuevo conteo del pingüino de Humboldt, que indica que la población actual es variable, ya que, por sus hábitos y ciclo de reproducción, su número cambia constantemente. Eso, debido al fenómeno de El Niño, la reducción de su fuente de alimento por la pesca y la competencia por sitios de nidificación con otras aves, entre otros factores, “que nada dicen relación con la Cofradía Náutica del Pacífico”, sostiene.
“Efectivamente, la población de pingüinos de Humboldt es variable. No sólo ahí, también en otros sitios de la zona central, se han observado tendencias leves a la baja en el número de parejas. Las causas podrían ser variadas: cambio climático, interacción con pesquerías, fauna introducida, contaminación marina, entre otros”, dice Alfredo Pérez-Vargas, líder del estudio.
Unir un islote al continente podría tener un efecto negativo si no está controlado, dice. “Si unes una isla al continente y quieres protegerla, debes controlar el paso, y entiendo que acá el paso es restringido”, asegura.
El rechazo
En junio pasado venció la segunda concesión otorgada al club en 1997 y un grupo de organizaciones locales, apoyadas por los senadores Ricardo Lagos Weber e Isabel Allende, además de la Municipalidad de Algarrobo, se pusieron en campaña para que el Ministerio de Defensa -que debe tomar la decisión sobre a quién otorga la nueva concesión- no vuelva a renovarla o, al menos, obligue a la cofradía a separar el islote del puente, para recuperar su biodiversidad.
Marcelo Inostroza, jefe del Departamento de Medio Ambiente de la Municipalidad de Algarrobo, cuenta que incluso se avistó un zorro en el islote, lo que da cuenta del impacto de que esté conectado al continente. “A raíz de los estudios, verificamos el estado crítico del islote, de degradación importante. Consideramos ampliar el santuario al área marina. Además, estamos pidiendo que Defensa considere la desconexión del puente. Como municipio, creemos que es necesario ampliar el santuario”, indica.
Para que Defensa decida, primero debe recibir un informe de la Capitanía de Puerto de Algarrobo, el que ya está en Valparaíso en la Dirección de Intereses Marítimos y Medio Ambiente Acuático (Dirinmar), de la Armada, explica el teniente Felipe Rojas, de la capitanía local. “Hay dos procesos que se están realizando simultáneamente: la renovación de la concesión, documento entregado, revisado y elevado a Valparaíso y de ahí a la subsecretaría, y otro tema por los opositores (a la concesión)”, dice.
Antes de enviar el informe sobre ambos, se trató de mediar, sin éxito, entre la Cofradía y los opositores. La decisión saldrá de Defensa, pero incluso puede tardar dos años, porque deben revisar las concesiones de todo el país. Mientras eso pase, pueden seguir en el lugar.
La Cofradía insiste en que han “cumplido a cabalidad” con las medidas para provocar el menor impacto en el medio acuático. No obstante, el incumplimiento es precisamente lo que se les reclama.
En abril, el senador Lagos Weber se reunió con el ministro de Defensa, José Antonio Gómez; la subsecretaria Paulina Vodanovic y organizaciones medioambientales, para pedir el rechazo de la renovación de la concesión. “La solicitud tiene como base los antecedentes que han presentado organizaciones medioambientales y ciudadanas de Algarrobo, en donde se observa que la Cofradía Náutica ha demostrado serias debilidades para cumplir a cabalidad con sus obligaciones como concesionario en materia medioambiental”, dice el senador.
Müller señala que han explicado al alcalde que introducir cambios en el diseño del molo de la marina haría imposible la supervivencia de sus instalaciones, “debido a que la marejada predominante del sur
produciría daños a las embarcaciones que hay en la marina”, asegura. “Este es el puerto náutico más protegido de la costa de Chile. Cuando hay temporales, las embarcaciones de los pescadores de Algarrobo encuentran refugio en él. Además, la destrucción del molo significaría un desastre ambiental, porque muchas especies han desarrollado su hábitat en sus roqueríos”, asegura.
Marcelo Valdebenito, vocero del movimiento Liberemos la Isla Pájaro Niño, señala que no están en contra de la Cofradía, pero “tiene que haber desarrollo con protección al medioambiente. Este es un club privado que tiene goce de una zona privilegiada y por su propia naturaleza ha causado daño”, dice.
A la oposición de parte de la comunidad se suma la del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), que en 2013 ya había solicitado la no renovación de la concesión.
La propuesta de la municipalidad, en caso de que la concesión no se renueve, es solicitarla, para transformar el lugar en un santuario, con un área marina protegida que incluya la isla Peña Blanca, en lo que trabajan junto a la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la U. Católica, en Las Cruces, y el Ministerio de Medio Ambiente. Un museo o un centro de rehabilitación de fauna silvestre también se consideran.
El impacto de las colonias
Alejandro Simeone, investigador de la U. Andrés Bello, ha estudiado por 20 años el islote. Dice que mantiene poblaciones reproductivas de pingüino de Humboldt, pelícano, gaviota dominicana y piquero.
Las parejas de pelícanos han disminuido, las gaviotas se han mantenido estables, y la nidificación de los piqueros ha bajado. “Los pingüinos de Humboldt han tenido una variación mucho más dramática. Se cree que antes de que se uniera a tierra firme, el islote mantenía una población reproductiva máxima de unas 500 parejas. Entre 1990-1994 la Conaf realizó censos concluyendo que la población fluctuó entre 300 y 400 parejas. Entre 1995 y 2000, según nuestros estudios, se mantuvo en torno a las 300. En noviembre de 2016 contamos apenas 15 parejas y en abril 2017 contamos 28”, dice. Las causas son variadas. La introducción de especies como perros, gatos y ratas influye, pero también la presencia humana, pues “al ver gente abandonan sus nidos por horas a días. En ese tiempo los huevos o pollos quedan solos y pueden ser depredados por ratas o gaviotas”.
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Fuente:LaTercera www.chiledesarrollosustentable.cl