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La renovada arremetida de Endesa con las comunidades de Ralco
La compañía retomó el diálogo con las comunidades de Alto Biobío. Ellas quieren resolver los compromisos que quedaron pendientes desde la entrada en operación de la central, el 2004. Un tema prioritario es el retiro de los cuerpos que están en el cementerio ancestral que Endesa inundó. Una de las ofertas, cuentan representantes de las comunidades, es el pago de una indemnización que alcanza, hasta ahora, los $ 3 millones por familia.
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Ralco, la mayor hidroeléctrica del país, volvió a ser una prioridad para Endesa, hoy Enel Generación. Una señal de aquello fue la visita a la central que al día siguiente de su arribo a Chile hizo Nicola Cotugno, el nuevo gerente general de Enel Chile, quien llegó al país en agosto pasado.
Y es que la compañía italiana está empecinada en implementar una “nueva cultura” en el holding eléctrico. Muestra de ello es, también, el viaje que a mediados de 2015 hicieran a la zona de Alto Biobío el gerente general de Enel Generación, Valter Moro, junto al entonces country manager de Enersis, Daniel Fernández.
La misión era clara: identificar las necesidades de las comunidades pehuenches luego de haber puesto en marcha la central Ralco el año 2004. Y también establecer mesas para conversar respecto de los compromisos que la compañía asumió, sobre todo luego de inundar el cementerio indígena que existía en la zona antes de las centrales.
Los compromisos asumidos por la eléctrica eran construir una escuela que tuviera cultura pehuenche, un hito memorial, un centro comunitario y entregar el terreno para construir un nuevo cementerio. Hasta la fecha, según las comunidades, no se ha avanzado en esos temas. Sin embargo, en Enel Generación indican que “existe la voluntad de cumplir con todas estas medidas una vez que concluya el proceso de diálogo que hoy se lleva a cabo”.
Para Enel, el acercamiento con las comunidades es parte de la nueva cultura que el grupo quiere instaurar en sus operaciones y que el CEO de la italiana, Francesco Starace, ha recalcado desde su arribo a la compañía, en mayo de 2014.
Ahora este tema tomará más fuerza, una vez que termine la reestructuración del holding. “Hay un cambio cultural que hoy estamos empujando más y esto se verá en todas las líneas de negocios: distribución y generación. Y en las relaciones con el territorio. Eso lo vamos a hacer más rápido”, reconoció Nicola Cotugno, gerente general de Enel Chile, tras la junta extraordinaria de accionistas de inicios de octubre, donde se aprobó el cambio de marcas de la eléctrica.
Hoy, la compañía reconoce el rol prioritario que tiene Ralco en esta nueva forma de relacionamiento. “Ralco es, sin duda, una prioridad hoy”, indican.
Agregan que “ahora tenemos una visión distinta que pone la sostenibilidad en el centro del negocio. Entendemos que hay un contexto social distinto y nos planteamos la necesidad de insertarnos en el territorio, siendo un buen vecino, y en una perspectiva de creación de valor compartido”.
Por eso, recalca Enel Generación, “desde 2015 se mantiene un diálogo y trabajo colaborativo con 10 comunidades distribuidas en las comunas de Santa Bárbara, Alto Biobío y Lonquimay”.
Añaden que el 25 de agosto pasado se firmó un convenio entre Endesa Chile y el municipio de Alto Biobío que busca establecer espacios de trabajo colaborativo, “aportando recursos para proyectos que contribuyen al desarrollo del territorio, donde se encuentran emplazadas las centrales Ralco, Pangue y Palmucho”, dicen. La vigencia del convenio se extiende hasta el año 2022.
María Curriao, presidenta de la comunidad indígena Aukin Wallmapu, que representa a 25 familias que tienen a sus ancestros bajo el agua, señala que gracias al patrocinio del arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, y del gobernador de la zona, Luis Barceló -quien preside la instancia-, se creó una mesa de conversación con la compañía donde también están presentes el Servicio de Evaluación Ambiental y la Conadi.
“Hasta ahora hemos avanzado en pequeñas cosas, como, por ejemplo, idear la construcción de un colegio internado para las comunidades, terrenos que estaría donando Endesa, pero todo está aún en conversaciones”, explica.
Luis Barceló detalla que ellos forman parte de la mesa por “la necesidad de las partes de tener un conductor neutral que ayudara a proponer soluciones”.
Explica que los temas prioritarios son “compensaciones dinerarias a cada una de las 25 familias, bajo la forma de fondos para proyectos de desarrollo productivo”.
Añade que su cuantía y la forma de pago es lo que está en discusión en este momento, y estima que “debiéramos estar cerca de una solución. Dentro de los siguientes tres meses”.
Un tema clave en la zona del Alto Biobío es la recuperación de los ancestros que están en el cementerio inundado por Endesa.
María Curriao explica que la comunidad quiere un nuevo cementerio para trasladar a sus ancestros. “Nosotros estamos pidiendo legalmente el destierro. El año 2009, la consultora Arca, con recursos del Estado, hizo un estudio de factibilidad para ver si los restos se podían recuperar, pero nosotros como familia rechazamos que el cementerio esté en la Parcela 76, porque es un pedazo de terreno demasiado chico. Nuestra propuesta es ampliar el cementerio actual”, detalla.
José Levi, integrante de la comunidad Quepuca Ralco, señala que el planteamiento que le hicieron a la compañía es que saquen las osamentas “para darles una sepultura digna” o les entreguen una indemnización por el daño moral y psicológico que esto les ha causado.
“A nosotros Endesa nos hizo un ofrecimiento hace unos días como comunidad, nos ofreció $ 3 millones por familia por la inundación del cementerio”, dice.
Agrega que “para nosotros es una burla que una empresa tan grande venga a ofrecer esa cantidad de plata, cuando ellos están generando millones de pesos. Incluso, dicen que nos pueden pagar ese dinero a plazos, en $ 100.000 mensuales”.
Misma información entrega Victorino Levi Sandoval, de la misma comunidad, quien indica que la compañía inicialmente les ofreció una indemnización de $ 2 millones y que hace 15 días la aumentó a $ 3 millones. “Nosotros como familia Levi Sandoval no queremos nada con Endesa, porque pensamos que esto es una burla. Nosotros estamos trabajando con un abogado para ver la posibilidad de demandar a la compañía por los daños causados”, señala. Agrega que la empresa les ha recalcado que no se podrán rescatar los cuerpos que hoy están bajo el agua.
Consultado sobre este punto, en Enel Generación afirman que “desde hace un año y medio hemos instaurado una instancia de diálogo con las comunidades involucradas en el sitio 53, cuyo objetivo es planificar actividades para el desarrollo comunitario, a pesar de que hay una expectativa de compensación económica”. Agregan que “nuestra política de relacionamiento comunitario busca fortalecer un desarrollo sostenible, de largo plazo y respetando la identidad cultural y patrimonial propia de las comunidades. Creemos firmemente que este es el camino para construir juntos una mejor solución”.
Pese a esto, este tema quedará abierto, pues los integrantes de la comunidad están a la espera del arribo a la zona de la nueva gerenta de Sostenibilidad de Enel Chile, Antonella Pellegrini, quien reemplaza a Aníbal Chamorro, ejecutivo que ocupó ese cargo desde la creación de la gerencia -y quien ha sido la contraparte de las comunida- des-, lo que sucedió bajo la estadía de Daniel Fernández. La visita de la nueva ejecutiva, que viene de Enel Green Power, se espera para los primeros días de noviembre.
Otra de las demandas fuertes de las comunidades es poder contar con electricidad, pese a que este punto no está dentro de los compromisos adquiridos por la compañía.
“Lo que más nos interesa es el tema de la luz, y lo que buscamos es que sea gratis, porque acá hay hogares que aún no tienen luz, porque cobran para la instalación y eso no es barato”, explica el lonko de la comunidad Aukin Wallmapu, Orlando Levi. Agrega que hace poco que están trabajando con la compañía y que están conversando con Daniel Ancan y Jorge Navarrete, especialista de relaciones comunitarias de Endesa.
Carmen Levi Curriao, de la comunidad Quepuca Ralco, es clara en este tema. “Lo que reclamo es que aquí, habiendo tres centrales: Ralco, Pangue y Angostura (de Colbún), yo no tengo luz. Yo desearía emprender, pero como no tengo algo tan básico como electricidad, no puedo hacer mucho. Nosotros tenemos cerca el tendido eléctrico y unas torres de alta tensión, pero, sin embargo, no tenemos nada”, señala.
A diferencia del resto, Carmen Levi no ha tenido contacto con Endesa. “No conozco a ningún representante de la empresa. Acá las comunidades están todas divididas y las familias ya casi no tienen contacto”, dice.
José Levi comparte esa visión. “Más que beneficio, la central es un problema”, afirma. “Aquí la empresa hizo un muy buen trabajo, porque antes esto era una sola comunidad, y como a toda la gente que vivía al borde del lago la empresa la sacó, la comunidad quedó destruida”, señala.
Esta división, explica María Curriao, ha sido, en parte, lo que ha demorado el trabajo con la eléctrica. “No hubo una oposición general de la gente, sino que hubo una aprobación muy amplia de las comunidades que se relocalizaron y de la gente que firmó y aprobó el proyecto. Y ahí nosotros éramos minoría”, explica.
Sin embargo, para el gobernador Barceló la demora en los acuerdos se da más bien por “los cambios de administración que ha sufrido Endesa”.
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Fuente: La Tercera www.chiledesarrollosustentable.cl