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Monitorean calidad de agua de lo ríos de reserva de biósfera Cabo de Hornos
Los ríos ubicados al sur del Canal Beagle se alimentan, básicamente, de las lluvias que traen los vientos del oeste, es decir, provienen de zonas sin polución, a diferencia del hemisferio norte. Por eso, entre otros motivos, las aguas de la Reserva Mundial de Biósfera Cabo de Hornos son las más limpias del planeta. Pero no se sabe en qué medida; tampoco cuánto y con qué se contaminan una vez que llegan al suelo.
“Arriba (del cerro) puede ser todo muy bonito y, a medida que el agua baja, se va encontrando con impactos humanos. Y hay vacas y hay castores, entonces ésto se empieza a contaminar hacia abajo”, dice el coordinador de la investigación de aves en el Parque Omora (ubicado a 5 minutos de Puerto Williams), doctor Jaime Jiménez.
El profesor de las Universidades de Magallanes y North Texas, e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile, agrega que en los ríos de Navarino se puede ver basura de camping o fecas de animales domésticos y silvestres, y lo más probable es que, a futuro, esa contaminación aumente. Pero si no se sabe hoy cuál es el nivel de pureza, no se podrá saber luego cuánto se ha perdido, y menos cómo revertir el proceso.
Estreno en curso internacional
Quienes acaban de iniciar este monitoreo en Puerto Williams, son los instructores, profesores y estudiantes de pre y posgrado que están realizando el TDP (Trading Darwin’s Path), curso de estudios en el extranjero que ofrece cada verano desde 2007, el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, en asociación con el Magíster en Ciencias de la Umag. El curso está dirigido a los alumnos de la Universidad de North Texas (EE.UU.) y de otras casas de estudio norteamericanas y chilenas. Esto los lleva a sumarse a las investigaciones que se realizan en el Parque Omora, como parte de la ruta que siguió hace dos siglos el naturalista inglés Charles Darwin según consignó Prensa Antártica.
Además de aportar nuevos datos, la instancia sirve a la difusión de la Filosofía Ambiental de Campo, metodología de la investigación que incorpora aspectos éticos, estéticos y conservacionistas a la ciencia. Su autor es el profesor de las Universidades de Magallanes y de North Texas, ecólogo y filósofo chileno Ricardo Rozzi, y es el mismo sustento de otros estudios de largo plazo que se realizan en el Parque hace casi 15 años, como el de las aves, los bosques en miniatura y los insectos de agua dulce. Gracias a ellos, Omora está incorporado a la Red Chilena de Sitios Socio-Ecológicos de Largo Plazo, que coordina el Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile.
Hipótesis para el desarrollo
La treintena de estudiantes extranjeros y nacionales conocieron Punta Arenas y sus alrededores, para luego volar a isla Navarino, donde estarán hasta el jueves 9 de enero. Algunos viajarán después a conocer Paine, y otros a imbuirse de la cultura en Santiago y Valparaíso.
Paralelamente, se habrá iniciado el camino para confirmar o refutar la siguiente hipótesis: que ante un escenario de contaminación futura por las migraciones, clima y otros cambios bioculturales, este conocimiento profundo de las aguas del Cabo de Hornos servirá para controlarlas y conservar su limpieza. “Al final – dice el doctor Jiménez – eso es lo que estamos haciendo en este programa: tratar de conservar estos ecosistemas, que son relativamente prístinos, antes de que se destruyan, como ha ocurrido en otros lugares. Es una joya; es un laboratorio natural como dicen Explora y Conicyt”.
El instructor del curso TDP agregó que la idea es realzar y posicionar a Omora como un equipo de trabajo modelo, para lo cual también servirá el viaje de una delegación del Congreso de Chile, que conocerá el parque en el curso de este mes de enero, gracias a una gestión realizada por el Consejo Nacional para la Innovación y la Competitividad.
por biobiochile
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