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Peaks de esmog en Coyhaique superaron a Beijing en 2015

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Según análisis de la U. de Santiago, durante el año pasado la capital de Aysén «vivió en alerta».

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“Air-pocalipsis”. Así se referían en las redes sociales a los días con altos nivel de contaminación ambiental el invierno pasado en Beijing, capital de China. Lo que parecía ser neblina era la polución, que llevó a que los niños jugaran fútbol dentro de domos. Para el simple ejercicio de respirar en la calle sus habitantes usaban máscaras antigases.

Aunque Beijing es una de las ciudades más pobladas e industrializadas del mundo, tiene coincidencias con una pequeña urbe del sur de Chile: Coyhaique. Ambas poseen niveles de material particulado fino (MP 2,5) críticos para la salud de la población. Cada zona vive con frecuencia episodios como alertas y preemergencias ambientales, días en que los índices de esmog se disparan sobre la comunidad.

De acuerdo a un estudio realizado por Patricio Pérez, investigador del Departamento de Física de la U. de Santiago, Beijing tuvo un promedio invernal de polución equivalente a una preemergencia durante todo 2015. En paralelo, Coyhaique registró, como promedio, una alerta de manera permanente en ese mismo periodo (ver infografía).

El académico explica que la polución es estacional en el sur de Chile, se concentra entre abril y agosto, pues las bajas temperaturas llevan a aumentar el uso de leña, que genera un 90% de las emisiones. Diferente es el caso de la capital asiática, donde el material particulado está presente todo el año, aunque muestra una tendencia a subir entre octubre y noviembre, cuando también arrecia el frío.

Aunque las concentraciones anuales en China son mayores, si se comparan con Coyhaique, la capital de Aysén registra puntos más altos de contaminación por hora: la comuna tuvo un peak de MP 2,5 de 882 microgramos por metro cúbico el año pasado, es decir, casi cinco veces más que lo que se considera emergencia ambiental. En cambio, Beijing, en su peor crisis, mostró 722 como punto máximo.

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Medidas 

Las continuas emergencias  en las últimas semanas han impactado en la vida de los coyhaiquinos. El fenómeno ha cobrado especial vigor este año, con 22 episodios críticos, 18 de los cuales han ocurrido desde el 11 de abril pasado.

En lo que va de 2016, se han registrado 13 emergencias. La mala calidad del aire ha llevado a que las actividades deportivas en los colegios y en centros comunitarios se descarten. “Es contradictorio, porque queremos tener una vida saludable, pero la contaminación no lo permite. Llevamos una semana y media sin poder hacer bailes entretenidos en gimnasios ni sedes sociales. Se adelantó el humo: antes era recién en junio”, afirma Evelyn Medina, instructora de gimnasia.

Las escuelas reciben el mayor efecto de la capa permanente de MP 2,5. Mariela Rojas, directora del Colegio Alborada, remarca que debido a las emergencias registradas han buscado otras alternativas para ejercitar a los 1.200 alumnos. “Como no podemos realizar actividad física, nos reenfocamos en actividades con juegos de tablero, didácticos y visitas a la biblioteca”, dice.

La quema de madera húmeda es  clave para entender la situación en la XI Región, pero los habitantes dicen que el centro de secado de leña aún no está listo. En el este de  China, en cambio, otras fuentes inciden en el escenario ambiental. “La producción de energía eléctrica debe alimentar a una de las ciudades más pobladas del planeta, por lo que las termoeléctricas funcionan todo el año, y su fuente es el carbón”, sostiene Patricio Pérez, de la U. de Santiago.

Paloma Cuchí, representante de la OPS en Chile, añade que las áreas con alto nivel de contaminación a nivel mundial “provocan cuatro millones de muertes prematuras, que se podrían evitar con medidas para reducir los índices”.

La OPS plantea que es clave establecer planes de descontaminación en esas urbes. Y pese a que en Coyhaique ya opera un programa que estipula medidas como apagar las estufas cuando hay crisis, no es suficiente, dice Peter Hartmann, vocero de Aysén Reserva de Vida. Señala que “las personas no dejarán de usar leña porque el costo de otros combustibles es altísimo, como la electricidad y el gas”.

 

Fuente: La Tercera 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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