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Rodrigo Valdés y PIB de 2,75% en 2016: «Es un escenario macroeconómico abordable, pero que no está garantizado, tenemos que trabajar por ese crecimiento»

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El secretario de Estado dijo que «se necesitan todos los esfuerzos posibles para evitar hacernos autogoles». Advirtió que «estamos en una zona en que debemos empezar a preguntarnos dónde está el límite del déficit fiscal efectivo».

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Ad portas de cumplir cinco meses como ministro de Hacienda -este domingo 11-, Rodrigo Valdés defiende el escenario macroeconómico que planteó para 2016 en su primer Presupuesto fiscal, enfrenta las críticas que se le hacen al Gobierno, pero también reconoce  que no toda la desaceleración de la economía chilena es “responsabilidad del ciclo externo”. Al respecto, advierte que “se necesitan todos los esfuerzos posibles para evitar hacernos autogoles y eso requiere tener un ojo en las cosas que se discuten”.

¿No queda como excesivamente optimista el escenario macro planteado por Hacienda para 2016 con un crecimiento del PIB de 2,75%, cuando en general los economistas lo ven más abajo y también el FMI que proyecta 2,5%?

Hay dos temas aquí importantes. El primero, nosotros seguimos una regla de balance estructural, por lo tanto la precisión que tenga una proyección puntual respecto del PIB y del precio del cobre para el próximo año importa para el déficit efectivo, pero no es crucial para la orientación de la política fiscal. Y el segundo tema tiene que ver con que los supuestos no hay que verlos aislados respecto del total. Por ejemplo, la demanda interna que tenemos para el próximo año, que importa mucho más para los impuestos, no es una proyección optimista. Y respecto de la comparación con el FMI, cuando uno está hablando de dos décimas de diferencia, creo que cuesta hacer el caso de que la proyección del PIB sea optimista o pesimista. Además, cuando preparamos este Presupuesto teníamos como la gran métrica de comparación que el Banco Central esperaba entre 2,5% y 3,5%, y nosotros pusimos 2,75%. Por lo tanto, yo me siento cómodo por las razones iniciales y porque estamos hablando de diferencias bastantes pequeñas dentro de lo que son parámetros realistas. Último tema: recordemos que el primer año de Gobierno nos tocó enfrentar una proyección de crecimiento de 4,9% y terminó siendo de 1,9%. Esas son diferencias importantes.

Usted habla de apenas dos décimas de diferencia con el FMI, pero ese organismo se caracteriza por ser conservador. De hecho, varios ex presidentes del BC creen que el crecimiento el próximo año estará en torno a 2%.

Tuvimos la mala suerte de presentar el Presupuesto el día que se conoció el Imacec de 1,1%, y eso permitió cierta sobrerreacción de corto plazo, pero nosotros tenemos que ser cuidadosos porque los procesos presupuestarios se hacen con tiempo. Dicho eso, creo que tenemos un escenario macroeconómico abordable (para 2016), pero que no está garantizado, tenemos que trabajar por ese crecimiento. Ahora, las discusiones que estamos teniendo sobre décimas más, décimas menos son menos importante que la verdadera incertidumbre que enfrentamos, porque cuando uno mira cómo cambian las proyecciones de crecimiento para un período más largo hay que estar preparados para reaccionar a la baja y al alza, y tenemos un marco de política económica que nos permite enfrentar bien esa noticia.

¿Y qué elementos pueden sostener ese crecimiento de 2,7% en 2016, cuando la inversión sigue frenada?

La tasa de inversión sigue siendo fuerte en Chile, por lo tanto, por el lado de la oferta, por la capacidad productiva, hay espacio para crecer. Ahora, hay un tema de demanda, pero primero debemos analizar el tema de reacomodo de la economía por el alza del tipo de cambio. A los productores de cerezas les está yendo bien y noticias como esa vamos a comenzar a ver muchas. Además, la política macroeconómica sigue siendo expansiva en Chile, a pesar del esfuerzo de consolidación del Fisco, dado el nivel de la tasa de interés. También el FMI tiene una mejor perspectiva del mundo para el próximo año. Además, la baja en el precio del petróleo se está traspasando al precio de las gasolinas. Por último, en los datos recientes vemos el componente de producción minera como elemento central de baja en la actividad, ya que si uno excluye eso, el Imacec de agosto habría sido, probablemente, de entre 2% y 2,5%. Eso ayuda a pensar que hay espacio para que crezca la economía.

¿La caída del sector minero es algo puntual o más permanente?

Permanente significa que esa producción no se va a recuperar tan rápido y eso está por verse, ya que son decisiones que deben tomar las compañías mineras dependiendo de cómo evolucione el precio del cobre, pero espero que el ajuste sea relativamente rápido Para aquellos que hablan que esto es made in chile es bueno ver estas cifras y qué dicen las empresas.

¿Si el escenario de 2016 fuera peor de lo previsto se traducirá en un mayor déficit efectivo o podrían recortar el gasto?

Va a depender mucho del diagnóstico en ese momento. Si vemos que hay creciente evidencia de que esto sea un fenómeno más persistente y estructural, debiésemos hacer el esfuerzo de al menos no ejecutar más de 100% del Presupuesto o incluso contener gasto. Si es algo cíclico, se abre un espacio para acomodar gastos. Sin embargo, quiero decir que estamos llegando a niveles de déficit efectivo en que el balance estructural como única guía de las decisiones tiene sus límites, porque no se puede decir que tenemos un déficit estructural moderado si se tiene un déficit fiscal efectivo excesivamente alto.

¿Cuál es ese límite de déficit fiscal efectivo?

No hay  un número mágico, pero estamos en una zona en que debemos empezar a preguntarnos dónde está ese límite del déficit fiscal efectivo.

¿Es por su permanencia en el tiempo o por el nivel?

Por ambas cosas. Si esto fuese por un año sería fácil, pero entonces sería que el balance estructural es bueno. Nosotros estamos sufriendo como economía un proceso de cambios en parámetros estructurales que hace que la certidumbre con respecto de dónde está el balance estructural sea menor que lo habitual.

Este martes en el Congreso el director de Presupuestos dijo que si el escenario se echa a perder se tendrán que posponer gastos de 2017 y 2018 para después de 2019. ¿Cuáles se pueden postergar?

El director de Presupuestos mostró en su planificación financiera que en 2017 y 2018 se están comprometiendo gastos, algunos legislados y otros en discusión, que van algo por encima de lo que necesitamos para seguir la secuencia de balance estructural que nos hemos propuesto. De ahí su conclusión de que si la economía no mejora, vamos a tener que hacer esfuerzos de gradualizar algunas cosas. ¿Cuáles? Esa será una discusión de prioridades, de política económica que se hará en su momento. 2016 es un año bien exigente en materia presupuestaria, pero 2017 lo es mucho más. Al respecto, quiero llamar la atención que el espacio que abre la Reforma Tributaria en 2016 es bastante mayor al que abre en 2017 en cuanto a nueva recaudación.

El FMI proyecta para Chile un déficit fiscal estructural de 3% del PIB en 2015, versus el 1,6% de Hacienda. ¿Por qué esa diferencia?

La razón técnica de esa diferencia es que ellos suponen una brecha de PIB igual a 0 y que el precio del cobre se queda por mucho tiempo en los niveles actuales. Ellos lo calculan internamente con su equipo, nosotros en Hacienda le pedimos a expertos que nos den los ingredientes para ese cálculo.  Muestra supuestos diferentes con respecto a dónde están los parámetros estructurales.

¿Pero si ellos tienen razón no es preocupante, dado que reflejaría una situación fiscal más compleja?

Cuando veo que el uso de capacidad instalada de la industria es bajo y que el déficit de cuenta corriente es prácticamente cero, me cuesta concluir que la brecha de capacidad sea cero. Y por lo tanto, hay capacidad de crecimiento. Esto es debatible y hay incertidumbre con respecto a los parámetros, pero lo importante es reconocerlo y actuar al respecto. Si el FMI tuviera la razón lo sabremos en un par de años y ahí lo importante es que Chile reaccione y haga esfuerzos fiscales mayores si es que no hay brecha de producto.

Sobre ese punto, parlamentarios de oposición le plantearon al director de Presupuestos recalcular el déficit fiscal estructural con parámetros distintos, ¿cuál es el objetivo de ese ejercicio?

Cuando los parlamentarios piden algo, uno debe reaccionar sobre eso. No queremos esconder nada, sin embargo los parlamentarios están yendo en contra de la institucionalidad. Primera vez que se hace. Y además para este cálculo hay comisiones de expertos con economistas de todos los signos políticos detrás. Jugar con la institucionalidad no es bueno. Al final del día acá hay que  buscar alternativas y esa sería suponer que los parámetros estructurales es lo que nos pasa hoy y no mirar a mediano plazo, ajustarnos de inmediato y decir no hay nada cíclico, cuando lo que nos permite el balance estructural es darnos tiempo para que materialice la vuelta del ciclo. Forzar ajustes innecesarios no es bueno.

¿Qué ejercicio van a hacer en definitiva? Ellos están pidiendo usar un PIB potencial de 3% y un precio del cobre de US$2,5.

Yo no estaba ahí. Espero que me llegue el oficio respectivo y haremos los cálculos, pero me gustaría que este debate se hiciera sobre alguna base firme y que nos dijeran qué precio del cobre consideran las compañías que es creíble, o los centros de investigación de cobre que existen en el mundo.

¿No se devalúa la regla estructural cuando se anuncia que no se cumplirá la meta fijada y ello queda sujeto a un próximo Gobierno?

No es primera vez que se hace. Se hizo en el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet y se hizo en el Gobierno de Piñera. Ahora estamos avanzando en algo importante en este decreto que es ponernos objetivos año a año. Al final lo que interesa es tener una buena política fiscal y todos estos cambios tienen que estar al servicio de eso.

¿Qué espera de la discusión del Presupuesto?

Espero que como todos los presupuestos el Parlamento perfeccione muchas de las cosas que tiene acá. Pero hay una cosa bien de fondo y es que el encuadre macroeconómico que tenemos del gasto total es el máximo que podemos hacer.

¿Cómo enfrenta el hecho de que éste será el Gobierno con el peor registro de crecimiento desde 1990, y sin una gran crisis externa de por medio?

Me gustaría crecer más, sin duda. Segundo, me encantaría ver que Chile creció más y bastante más que Sudamérica en estos años. Y tercero, es cierto que no tenemos una crisis violenta tipo V, pero el precio del cobre pasó de US$4,5  la libra en 2011 a US$2,30. Además, nos está tocando vivir el fin de la política monetaria más laxa que ha habido en mucho tiempo y que duró muchos años, y por lo tanto tenemos condiciones externas que si bien no decayeron en un trimestre violentamente, sí en términos acumulados representan un deterioro muy grande. Con esto no quiero decir que todo sea responsabilidad del ciclo externo, se necesitan todos los esfuerzos posibles para evitar hacernos autogoles y eso requiere tener un ojo en las cosas que se discuten.

Al respecto, el experto en finanzas Arturo Cifuentes afirmó hace poco que “Chile se jodió por los próximos 10 años” y culpó de ello a las políticas de este Gobierno. ¿Qué responde?

Yo creo que Arturo hizo un juicio que no tiene ninguna base.

¿Por qué, usted considera que las políticas de este Gobierno no han sido dañinas para la economía?

Las políticas de este Gobierno hacen un esfuerzo fundamental para que el chileno promedio se sienta más contento en Chile, no para que un analista diga que las cosas están mejor o peor.

Dentro de su labor como ministro de Hacienda, ¿qué está haciendo para que la economía pueda crecer más?

Es muy importante tener la respuesta macroeconómica adecuada a lo que está pasando. La coordinación monetaria-fiscal es muy importante para acomodar este shock externo. Necesitamos más competitividad en distintos sectores y este Gobierno está enfrentando los cuellos de botellas más importantes que hay por el lado de la oferta. Uno de ellos se demora mucho tiempo, como es la educación, pero en energía se están haciendo avances relevantes. Y en tercer lugar está la simplificación de la reforma tributaria. Además, en una serie de cosas específicas como la ley de competencia, Sernac, glaciares, código de aguas, estamos tratando de compatibilizar el objetivo para tener mejores mercados y más eficiencia.

Y la confianza y empuje del sector privado que son relevantes para que la economía se recupere, ¿cómo piensa restablecerlos?

La confianza depende de cada actor que la determina viendo las condiciones objetivas y subjetivas de la realidad. Espero que en la medida que sigan viendo cómo reacciona este Gobierno a los distintos problemas esa confianza vaya mejorando. Ahora, si uno mira los indicadores de confianza de los otros países no se ven muy distintos a los de Chile, ya que la confianza también se ve seriamente afectada por los ciclos económicos.

Fuente:Pulso 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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