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Sergio Urzúa y los casos de colusión: “La respuesta es más y mejor mercado, no menos mercado”

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El también académico de la U. de Maryland sostiene que se requiere una mayor promoción de la competencia y sanciones más fuertes para estas situaciones. No más Estado.

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“Los casos recientes de colusión, fallas de mercado o derechamente delitos, son pésimas noticias, generan desde vergüenza hasta pena”. Así comienza esta conversación el coordinador de Políticas Sociales de Clapes-UC y académico de la Universidad de Maryland, Sergio Urzúa, quien se muestra muy crítico de las situaciones como las conocidas recientemente, pero a la vez llama a no utilizarlas “de manera ideológica” para pedir más Estado.

A juicio del doctor en Economía de la Universidad de Chicago, lo que se debe promover es una mayor competencia y que se fortalezca la institucionalidad para castigar de mejor forma las colusiones y otras conductas anti mercado.

– ¿Cómo analiza los recientes casos de colusión en el país?

– Además de los sentimientos que ya mencioné, en perspectiva, en cualquier economía de mercado estas cosas usualmente ocurren, y lo importante es cómo los países mejoran su legislación para que este tipo de comportamiento sean penalizados de hallarse culpable a los infractores y cómo aprovechar la oportunidad para mejorar las condiciones de competencia. Eso es súper importante.

– ¿Cómo hacerlo?

– La discusión, por ejemplo de delación compensada y respecto de cárcel, me parece que es interesante. No es fácil ajustar los parámetros de esa relación para que sea efectivamente virtuosa, es decir, que por un lado genere los incentivos para que la gente efectivamente aparezca y diga “hicimos esto”; y por otro, que sea justo en términos de las penas, y en esos equilibrios hay que tener cuidado porque si quedas muy pasado hacia un lado, y se termina con la delación compensada, o solamente hay delación compensada y no hay pena fuerte, la gente ve una chacota.

Sin duda nosotros estamos en un extremo hoy, tenemos que ajustarlo un poco para hacerlo más moderno, más fuerte.

Chile durante los últimos años ha dejado de distinguirse en la región, se ha “latinoamericanizado”, y esta discusión le ofrece una oportunidad para volver a distinguirse a nivel regional. El tener una legislación pro-competitividad, de defensa de la libre competencia, bien hecha, bien diseñada, con buenos incentivos, moderna, flexible, efectiva, con dientes.

– Usted habla de crear mejores condiciones, ¿cuáles serían?

– Si vamos a tener cárcel, que creo ya es dato, la pregunta es cómo efectivamente tener un sistema de pena que sea consistente con un sistema en el cual exista la delación compensada, pero que además eso no implique menor innovación, o mayor sofisticación en términos de las fallas de mercado, esto lo que tiene que implicar es que haya más competencia. Que la gente considere que Chile es un lugar en el cual no solamente existe una institucionalidad robusta, sino que además un trato justo y que aquí la Ley se aplica sin exclusión.

– Muchos expertos postulan que efectivamente no hay un trato igualitario para todos…

– Hoy el problema fundamental de Chile es que tiene que transitar de una sociedad de acceso limitado, en el cual el pituto importa, donde existen restricciones para que las organizaciones sociales se creen, donde existe un problema de violencia que no está controlado por el Estado ni por la sociedad civil -y hoy esos tres elementos están cambiando, y la gente entiende que ese tipo de cosas no puede producirse- hacia una sociedad de acceso libre, en la cual las reglas aplican indistintamente, independiente de tu cuna, tu raza, de lo que sea. Esa es una tremenda oportunidad y esto puede marcar un hito, Chile se puede distinguir, pero hay que tener mucho cuidado porque lo que no podemos hacer es demonizar a la competencia. Hay que cuidar el concepto y siento que en muchas dimensiones ese concepto está a muy mal traer y, al mismo tiempo, hay que ser súper justo con los empresarios. Estas cosas no son una generalización y hay que de alguna forma reivindicar el rol empresarial.

– ¿Cómo se genera competencia en un mercado chico como el chileno y que tiene muy pocos jugadores en cada sector?

– Una de las cosas que fueron muy efectivas en su momento fue la apertura de los mercados. Por ejemplo, lo que está pasando con el TPP es una buena noticia. Va a obligarnos a mirar de nuevo hacia afuera, y con esto en el fondo lo que uno hace es generar drivers, hambre de poder ir y competir en otros mercados. Chile tiene una economía pequeña, eso no lo vamos a cambiar, es una economía que en muchas industrias está bastante concentrado, pero eso no necesariamente implica que exista colusión.

Además, se requiere una legislación que efectivamente esté a la altura de las circunstancias, y ahí la fiscalía ha hecho un trabajo muy importante, pero todavía le falta algo de dientes, y en ese sentido los cambios que se están discutiendo ahora son importantes si y sólo si esta discusión se hace en un contexto técnico adecuado.

El tercer factor es empoderar a las personas, y eso ha estado ocurriendo.

– ¿Estamos avanzando entonces en el camino correcto?

– Esos tres elementos pueden ser una combinación extremadamente virtuosa. Lo que me preocupa es que esto muchas veces se utiliza con fines ideológicos para ir en contra de la competencia, hoy hay francotiradores en todos los mercados, en todos los sectores, en salud, en educación, etc.

Y lo que te dicen ahí es que “hay que evitar que la gente compita, porque el ser humano es bueno y la competencia evita el corporativismo”.

No me queda para nada claro que esa sea una discusión útil en el contexto que nosotros estamos teniendo y como precedente para las nuevas generaciones y me parece que también es brutal. Tú sientes en la juventud esta poca hambre por competir.

“Hay una sensación de engaño”

– Hay el temor en la gente respecto a que existen más colusiones aún por descubrir…

– Hay una sensación de engaño generalizada, y hay razones fundadas para que tengan esa sensación, pero lo que no podemos confundir es que esto se resolverá a través de un rol distribuidor, productor y vendedor del Estado. Lo que el chileno necesita y tiene hambre en el fondo es de subirse a los patines y, por supuesto, los patines van a funcionar en la medida que sea una pista pareja; y hay que trabajar para eso.

– ¿Cómo ve a los gremios en este contexto?

– Los gremios tienen un tremendo desafío, que es ser parte de la discusión y contribuir a tratar de mejorar las reglas del juego. Mantenerse ausente o tener una posición muy extrema de la situación no sería una buena estrategia. Tienen que ser parte de la solución, contribuir a identificar cuáles son las prácticas que no pueden ser permitidas, tienen que promover la competitividad.Ellos deberían generar, por ejemplo, índices de competitividad.

– ¿Es parte del problema una elite empresarial que no se interesa por la competencia?

– De acuerdo. Por eso tenemos que transitar a una sociedad abierta, a pesar de todos estos conflictos de intereses, con todos estos poderes, que van a existir. Nadie puede decir que en Chile los mercados funcionan perfectamente bien, tenemos evidencia de que no es así. Pero la pregunta es ¿queremos más mercados, queremos mejores mercados o queremos menos mercado? y yo me quedo con las dos primeras.

Y si me dice que el problema de los precios en las farmacias se arregla poniendo una farmacia popular, le puedo decir que esa no es la respuesta correcta. Hay que empezar a buscar cuál es la falla en el mercado de las farmacias que explica que un municipio pueda estar vendiendo el mismo medicamento 10 u 11 veces más barato que un privado.

«El daño a la educación superior no es improvisación «

 

– ¿Qué le parecen las últimas decisiones del gobierno para lograr la aprobación de la gratuidad universitaria en el Congreso?

– Lo del AFI (Aporte Fiscal Indirecto) no se entiende en un contexto de un sistema de educación superior que tiene que desarrollarse para hacerse más competitivo.

– El rector de la Universidad Adolfo Ibáñez calificó al Consejo de Rectores (Cruch) de ser «cartel perfecto», quienes no se verán afectados en sus recursos el próximo año…

– El daño que se le está haciendo al sistema de educación superior no creo que sea la improvisación, esto es sistemático. Esta oportunidad se abrió luego que efectivamente los números iniciales de gratuidad no calzaban (y se les dijo por todos lados que no calzaban y avanzaron igual) y enfrentados ante la realidad macro ahora empieza a jugar con la micro, que se traduce en que sacamos el dinero vía mérito, que es el AFI, y vamos a cortarle los recursos a todas las instituciones de la educación superior y se la vamos a repartir a este grupo (Cruch); eso encuentro que es inaceptable más allá del problema presupuestario. La motivación ideológica que está detrás es consistente con lo que se está haciendo ahora, que es generar mayor inclusión sin ninguna preocupación por la calidad. En la educación la idea de competencia ha sido muy efectivamente demonizada, tal como lo fue en su momento el concepto de lucro y las consecuencias de largo plazo de esto son brutales y lo peor es que va a ser difícil poder identificar quiénes fueron los culpables.

 

Fuente: Diario Financiero 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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