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¿SOMOS SUSTENTABLES?
Si bien hemos defendido glaciares, bosques y comunidades, aún estamos muy lejos de comprender lo que es el desarrollo sustentable. Actuar de manera sustentable implica no sólo apoyar las grandes causas. Ser sustentable involucra acciones diarias en las pequeñas cosas.
En los últimos años el concepto de sustentabilidad ha aparecido de manera cada vez más frecuente en las políticas públicas, decisiones de empresas e incluso de personas individuales. En Chile, variados grupos se han levantado para protestar frente a proyectos que creemos atentan contra los recursos naturales de generaciones futuras, y si bien hemos defendido glaciares, bosques y comunidades, aún estamos muy lejos de comprender lo que es el desarrollo sustentable.
Actuar de manera sustentable implica pensar en el otro, considerar sus necesidades, incluso cuando ese otro aún no ha nacido, y eso cuesta mucho trabajo.
Ser sustentable es sinónimo de perdurable. Por eso su definición formalizada en 1987, tras el trabajo de la ONU, indica que la sustentabilidad es “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”.
Chile es un país con más de 17 millones de habitantes en el cual día a día nos vemos enfrentados a cuestionables conductas como el uso de calefacción a leña, el bajísimo reciclaje tanto en hogares como en empresas y la despreocupación frente a los desperdicios. En resumen, carecemos en nuestra cotidianidad de una actitud que involucre el bien común.
Actuar de manera sustentable implica no sólo apoyar las grandes causas. Ser sustentable involucra acciones diarias en las pequeñas cosas. Significa tomar conciencia de que otras personas y comunidades también tienen derecho a disfrutar de aire limpio o de un parque o una plaza bien cuidada.
Y aún cuando el concepto de sustentabilidad tiene más de dos décadas, en la vereda empresarial son pocas las compañías que lo han incorporado a su modelo de negocios. Más bien lo trabajan en una sola dimensión: ambiental, social o económica.
La empresa es un ente de generación de riqueza que debe ser capaz de convivir con un desarrollo sustentable, considerando todas las variables ambientales y sociales en las que está inserta. Actitud que, por cierto, tendría una retribución de mayor valor agregado en el mediano plazo.
Sin el compromiso de las personas y las empresas, de nada sirve generar políticas de sustentabilidad. Su incorporación debe venir en el ADN. La invitación entonces es a educar, a introducir el concepto de sustentabilidad en las salas de clases, en las conversaciones de nuestras casas y trabajo. Cambiar pequeñas conductas puede generar grandes cambios.
Por Beatriz Astorga, Jefe de Marketing y encargada de RSE de Kibernum
Fuente/bloglanacion
https://www.chiledesarrollosustentable.cl