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Un quinto de las termoeléctricas en Chile funcionan sin regulación ambiental
Una de cada cinco de estas centrales fue aprobada antes de la primera Ley Ambiental de 1994, razón por la cual no integran medidas de mitigación ni participación ciudadana, mientras que la totalidad de ellas funciona desde antes de la nueva Norma para Emisión de Termoeléctricas, que entró en vigencia en julio pasado pero con efecto retroactivo diferenciado entre plantas antiguas y nuevas.
239 plantas térmicas existen en la matriz eléctrica de Chile. En el Sistema Interconectado Central (SIC), que va de Taltal en la región de Antofagasta, hasta Chiloé en la región de Los Lagos, el 54% de la capacidad instalada funciona con este tipo de plantas que consumen combustibles fósiles, como carbón, petróleo y petcoke, entre otros. Lo mismo sucede con el 99% del Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), entre Arica y Taltal; el 85% del sistema de la región de Los Lagos; el 53% del de Aysén; el 100% del de Magallanes y también el 100% del de Isla de Pascua. Lo anterior, según el catastro entregado por el Ministerio de Energía a través de la Ley de Transparencia.
Lo delicado de esto es que al menos 46 plantas, equivalentes al 19,2% del total de la matriz eléctrica de Chile, funcionan con tecnología muy antigua y contaminante, puesto que fueron autorizadas antes de que se creara en 1994 el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Esto significa que no tienen medidas de mitigación, compensación y reparación, y tampoco se sometieron a participación ciudadana.
Más aun, la totalidad de las plantas térmicas de Chile existen desde antes de la nueva Norma de Emisión para Centrales Termoeléctricas, vigente desde julio de 2013 para limitar las emisiones de material particulado fino , dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y mercurio. Esta norma tiene un efecto retroactivo relativo, puesto que es más laxa para las plantas más antiguas y sólo aplica totalmente para las plantas que se inauguren en adelante.
El subdirector del Centro de Energía de la Universidad de Chile, Guillermo Jiménez, lamenta que el sector público no tenga injerencia sobre la definición de mantener estas tecnologías antiguas.
El especialista de esta institución ligada a nuestra casa de estudios indicó que “lo único que se limita hacer el Gobierno es fijar reglas, pero en realidad las decisiones de inversión son de criterio directo de los agentes privados, desafortunadamente el Gobierno no tiene una injerencia directa en eso. Los gerentes manejan un portafolio en el que ellos tienen diferentes tecnologías, una central de carbón, una de Gas, una hidroeléctrica y en función de ese portafolio definen su estrategia de negocio”.
Por su parte, Fernando Farías, jefe de la Oficina de Cambio Climático del ministerio de Medio Ambiente, evidencia que el sector eléctrico lidera las emisiones de CO2, con más de 30 millones de toneladas anuales.
En este sentido, el encargado de la oficina de Cambio Climático admitió que “encontramos que las emisiones están creciendo en algunos sectores, principalmente en el sector energético, el sector forestal captura gases efecto invernadero, pero no a la velocidad que se están emitiendo combustibles fósiles, y una de las áreas que es importante es que los combustibles fósiles van a seguir aumentando, ya sea vía carbón, vía gas natural o vía Biomasa, no es lo mismo desde el punto de vista de los gases efecto invernadero. Lo que tiene potenciales de reducción son todas las energías renovables no convencionales, como por ejemplo, la hidroeléctrica, la solar, pero esas todavía son pequeñas por lo que los combustibles fósiles están ganando la pelea”.
Las empresas dueñas de la mayor cantidad de estas plantas son Endesa, Colbún y AES Gener, mientras que las 10 comunas que concentran más termoeléctricas o aquellas de mayor tamaño son: Puchuncaví, Tocopilla, Coronel, Quillota, Copiapó, Mejillones, Tal Tal, Diego de Almagro, Huasco, y Cabrero.
por radio.uchile
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