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Parques Nacionales: Acuerdo Tompkins-Piñera «en la puerta del horno»
Ejecutivo y Tompkins siguen dialogando por cesión de tierras de este último a una red de Parques Nacionales. Dado que a cambio pide que el Estado haga otro tanto, la piedra de tope es cómo afectaría esta situación a actividades productivas de la zona. «Pensamos que sí puede que se concrete alguna donación en este gobierno. Es posible… Vamos a salir con algo bueno pronto, en las próximas tres semanas o un mes», sostienen desde Fundación Pumalín.
Qué mejor para el Presidente Sebastián Piñera que, en el ocaso de su gobierno, recibir de manos de Douglas Tompkins esas extensiones de territorio que alguna vez pusieron al ecologista en medio de la polémica, y suscribir, en representación del Estado, el compromiso de conservarlas prístinas para que chilenos y extranjeros puedan maravillarse por siempre con su belleza.
Suena bien, y por eso hace más de dos años que el Primer Mandatario encomendó a su propia hija, Magdalena Piñera, la tarea de analizar el ofrecimiento hecho por Tompkins en administraciones pasadas y que nunca vieron la luz. Y aunque el mismo multimillonario estadounidense se había mostrado públicamente pesimista de concretar un acuerdo de aquí a que termine el gobierno de la Alianza, las conversaciones parecen estar en un momento donde todo puede pasar.
«Se está estudiando la mejor manera de poder llegar a puerto, beneficiando la protección de los ecosistemas, las poblaciones aledañas, el desarrollo regional, entre otros factores», dicen desde el Ejecutivo. Y lejos de dar por muerto el diálogo, se afirma que éste «avanza».
El director ejecutivo de la Fundación Pumalín, Hernán Mladinic , es incluso más directo: «Pensamos que sí puede que se concrete alguna donación en este gobierno. Es posible… Vamos a salir con algo bueno pronto, en las próximas tres semanas o un mes».
Mladinic aclara que la donación que se concretaría con Piñera puede no incluir todas las casi 400 mil hectáreas prometidas por la fundación. «Pero si no es todo, será parte. Puede no involucrar todo, pero no necesariamente de una sola vez. Puede haber diferentes plazos. Crear parques no es tarea de un solo gobierno…», dice.
«Un nivel de país desarrollado»
En 2008 Douglas Tompkins hablaba con autoridades locales de la Patagonia chilena la idea de ceder sus parques al Estado, a cambio de otro esfuerzo semejante del propio fisco.
Pero con el cambio de gobierno, el magnate estadounidense decidió apostar fuerte: en enero de 2010, sabiendo que dos meses después Sebastián Piñera asumiría el poder, entregó un completo dossier al Ejecutivo, con fotos y planos, que resume su propuesta.
Ya acercándose el final de este gobierno, la propuesta sigue analizándose.
Inicialmente fue estudiada por una amplia mesa técnica manejada desde el «segundo piso», que incluyó diversas reparticiones y encontró importantes peros al plan. Ahora, sin embargo, pasó a los encargados de la oficina contigua al despacho presidencial que definen el «Legado Bicentenario» de esta administración.
Fuentes que conocen la propuesta de Douglas Tompkins admiten que su plan es «digno de país desarrollado» : Dona numerosas tierras de su propiedad y pide hacer otro tanto para crear una completa red de parques nacionales en el extremo sur del país.
Entre las inconveniencias detectadas en el análisis técnico inicial, se destaca que elevar el nivel de protección de las tierras de Tompkins, así como las que aporte el Estado como parte del acuerdo, puede frenar o inhibir el desarrollo de ciertas actividades productivas en algunas zonas.
Algo de ello ya se había visto cuando a mediados de 2010 el empresario propuso al Ministerio de Bienes Nacionales entregar la estancia Cabo León, de 27 mil hectáreas, en Isla Riesco, elevando la reserva Alacalufe a rango de parque nacional… Pero iba a dificultar el proyecto carbonífero en Isla Riesco.
Según el análisis completo, en las zonas que Tompkins proponía elevar a parque nacional había varios emprendimientos o potenciales para desarrollar actividades ganaderas y pesqueras.
Otras fuentes explicaron que también hubo resquemores por posibles restricciones a los tendidos eléctricos que pudiera requerir el país para transportar la energía del sur chileno a la zona central.
Pero Mladinic, de Pumalín, relativiza estos temores productivos: «Si no ha habido actividad productiva en esas zonas es porque no ha podido haberla. Está el mito de «colocar el candado», pero ¡bendito sea el candado si la creación del parque va de la mano del desarrollo del turismo rural, del ecoturismo! Nadie conoce una comunidad que esté arrepentida de tener un parque nacional al lado. Si tú guardaras todo porque eventualmente podría haber algo, no se declararían parques nacionales en ningún lugar… Además, estamos hablando de terrenos que ya están protegidos, no son terrenos que tengan un uso alternativo».
El costo de mantención
Pero si las repercusiones productivas eran una señal de alerta para dar el vamos a la propuesta, un desafío no menor era la administración de estas zonas. La que administra las áreas protegidas en Chile es la Conaf, que cuenta con un presupuesto de entre 20 y 30 millones de dólares anuales para su protección. Adjuntar estos terrenos y transformarlos en parques nacionales implicaba aumentar el gasto.
«Pero también los ingresos», sostienen ecologistas como Patricio Rodrigo, secretario ejecutivo de Patagonia sin Represas. «Sólo por turismo en Torres del Paine se reportan como ingresos 250 millones de dólares al país. Entonces, el análisis del impacto económico es sesgado».
Mladinic también saca sus cifras: «Sabemos que ése es un tema que preocupa a la Conaf. Pero estamos hablando de cifras absolutamente razonables. Además, sólo a modo de referencia: un estudio de la facultad de Economía de la U de Chile del año 2008 calculó el retorno de los parques nacionales del país en 2.500 millones de dólares, y uno ve el presupuesto que tiene la Conaf anualmente y se encuentra con algo así como 110 millones de dólares, de los cuales sólo una parte se dedica a este tema. Además, la industria del turismo chorrea mucho, porque beneficia a la posada, a la persona que transporta, al que vende una artesanía, etc. Y si uno lo piensa, el principal elemento que atrae a turistas a Chile es su naturaleza».
Aunque los inconvenientes mencionados se consideraban importantes, hubo un período de diálogo entre los representantes de Tompkins y de Piñera en el tema; es decir, el gobierno alcanzó a hacer una contrapropuesta.
Ingresa la hija
En mayo de 2011 -y ya con estos peros sobre la mesa-, el diario La Tercera informó que Magdalena Piñera, la hija del Presidente, recibió el encargo paterno de conversar la propuesta.
Fuentes confiables indican que incluso se realizaron algunos encuentros con Tompkins o altos representantes del empresario… y que la cosa comenzó a avanzar.
«La donación de tierras y la incorporación de otras fiscales, pero dependientes de distintas instituciones, para dejarlas bajo alguna categoría de protección medioambiental es un proceso largo y complejo», coinciden en el Gobierno.
¿Se terminarán durante la actual gestión? «Si no llegáramos a cerrar en este gobierno, quedará bastante camino recorrido para hacerlo en el próximo», se sostiene.
Fuente:lasegunda.com