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Después del COVID 19: ¿movilidad eléctrica al poder?
Sin ninguna duda a la movilidad eléctrica le espera una participación en el mercado de la automoción que será cada vez mayor, puesto que el cese definitivo de la contaminación ambiental debida a la quema de combustibles fósiles ya no puede esperar más.
La pandemia demostró que es posible un mundo con aire límpido y la movilidad eléctrica urbana, que aparentemente había llegado a un punto de inflexión en los últimos años, ha resurgido con más fuerza si cabe, como la alternativa más viable para conseguirlo. Los fabricantes de vehículos lo saben, por eso la oferta de coches electicos es cada día mayor.
Si hay algo que ha quedado meridianamente claro es que el mundo avanza hacia una nueva y súper necesaria sociedad de corte sostenible, en la que el transporte de mercaderías y personas tenga una huella de carbono significativamente menor. La movilidad eléctrica será la respuesta, una vez que resuelva los siguientes problemas.
Cambios en la macroeconomía
La pandemia de COVID-19 provocó una caída en el poder adquisitivo del consumidor, pero también ocasionó una baja significativa en los precios del petróleo, lo que conlleva una reducción del precio de los combustibles en ciertos países, aunque en otros, por cuestiones de fiscalidad pase lo contrario.
Los coches eléctricos ya tienen costos totales de propiedad menores que la gran mayoría de los vehículos tradicionales, pero si los combustibles bajan de precio la brecha que los separa se acorta e incide de manera negativa, frenando a los consumidores que estaban pensando adquirir coches eléctricos.
Política y movilidad eléctrica
A día de hoy la dinámica de los mercados energéticos es dual, ya que, si bien impulsa la reducción de emisiones contaminantes, especialmente las del CO2, sigue apostando por los derivados del petróleo para producir combustibles, energía, etc. Las exenciones fiscales y las subvenciones podrían ser una excelente forma de impulsar a los consumidores, a decantarse por el uso de vehículos eléctricos.
La crisis del COVID-19 ha dejado en evidencia la necesidad perentoria que tiene el mundo, de cambiar la matriz de la movilidad. Ello queda plenamente demostrado al analizar algunos de los programas con los que se pretenden estimular la economía post COVID 19 y en los que se apuesta por un importante aumento en las subvenciones para la compra de vehículos eléctricos.
Países como Alemania y China están a la vanguardia de estas políticas. La nación germana ha destinado una gran cantidad de fondos para la adquisición de coches eléctricos, ofreciendo ayudas que pueden alcanzar los 10000€ por cada vehículo eléctrico. En el gigante asiático, estos incentivos oscilan entre los 2000 y los 3000€ por coche.
La última noticia referente a los fondos de la UE para la recuperación de la crisis provocada por el COVID 19 de los países miembros, ya baraja una cifra mínima de 250.000 coches eléctricos como necesidad urgente, para ayudar a la recuperación de la economía de manera sostenible, es decir sin seguir causando daños en el medio ambiente.
Infraestructuras, innovación y tecnología
Está claro que únicamente con subsidios monetarios destinados a la adquisición de coches eléctricos, no se soluciona el problema de la implantación de la movilidad eléctrica. Esto lo saben bien todos los gobiernos que impulsan un nuevo modelo de economía sostenible, por ello invierten en infraestructuras, promueven la innovación y apoyan el desarrollo de nuevas tecnologías.
Esto incluye las inversiones directas, que se destinan a la edificación de estaciones de carga también conocidas como electrolineras, hasta el subsidio de pequeños puntos de recarga en los aparcamientos privados, los lugares de trabajo, los centros de ocio y los hogares. Porque tener coches eléctricos, pero no poder cargarlos, es como poco una incongruencia.
Otro de los puntos en los que se tiene que innovar es en las baterías de los coches eléctricos, con el fin de conseguir que tengan mayor capacidad ocupando un menor espacio, un tiempo de recarga media y total más corto, que den mayor autonomía al vehículo, que duren más y que se puedan reciclar fácilmente, recuperado los materiales más contaminantes para reutilizarlos.
Lo que piensa el consumidor
A nivel mundial la cuota de mercado de los coches eléctricos ha aumentado, ya que las marcas de automóviles más importantes han sacado nuevos modelos, como podemos ver en los coches electicos de 2020. Y si bien se amplió la oferta, Europa, China o EEUU están sufriendo una caída importante en las ventas de todo tipo de vehículos en general y de los eléctricos en particular, debida a la crisis de COVID 19.
A ello se le suma el hecho de que, durante los confinamientos las fábricas cerraron, se detuvo la producción y prácticamente desapareció del mercado la publicidad de coches de todo tipo. Y dado que la gente en general es reacia al cambio y que las ofertas eran limitadas, los pocos que compraron coches en aquellos momentos optaron por vehículos convencionales, aunque esta tendencia ya se está revirtiendo.
En España los consumidores no se deciden por la compra de coches eléctricos, esgrimiendo excusas que en muchos casos son muy válidas, como que son muy caros, que no hay infraestructuras acordes, que tampoco se han actualizado las normativas viales y legales o que los subsidios que se ofrecen son un chiste malo y breve. Y es que se ha prometido mucho pero se ha hecho muy poco, para promover eficazmente la movilidad eléctrica en nuestro país.
Fuente/Ecoticias Chile Desarrollo Sustentable www.chiledesarrollosustentable.cl www.facebook.com/pg/ChiledesarrollosustentableCDS twitter.com/CDSustentable #CDSustentable,#Sostenible #DesarrolloSostenible #MedioAmbiente,#ECOXXI